Preparación del material para el envío. EL NORTE

Acor moviliza sus camiones de semillas para llevar biberones a Rumanía

La cooperativa cuenta desde 2014, con una explotación agrícola de 3.500 hectáreas en el país y ahora, a través de la abogada que tienen en Bucarest, han querido colaborar con los refugiados ucranianos

Silvia G. Rojo

Salamanca

Domingo, 3 de abril 2022, 22:43

Cada madrugada, hacia la una, llegan a la estación central de trenes de Bucarest, capital de Rumanía, alrededor de 1.200 ucranianos que huyen de la guerra. Muchas de esas pesonas son madres con niños pequeños o mujeres embarazadas que han salido de su país ... con lo puesto. En esa estación están trabajando muchas organizaciones que prestan un primer apoyo tanto a las personas que se quedan en el país, se calcula que ya son unas 100.000, como aquellas que están en tránsito, unas 400.000.

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De ese hilo y de lo que sucede en ese espacio público ha tirado la cooperativa Acor que desde el año 2014, cuenta con una explotación de 3.500 hectáreas en Rumanía, y que en el momento actual, ha decidido no quedarse impasible ante lo que sucede en su entorno más próximo. El viernes pasado, llegó a Bucarest el primer camión fletado por Acor con material y en los próximos días habrá un segundo envío.

«Ya que estamos allí dijimos: vamos a ayudar de alguan manera», explica Inés Sacristán, abogada de Acor, que se muestra orgullosa de todo lo que han recogido en apenas 15 días entre los socios y a lo que han sumado las aportaciones del pueblo de Mayorga que también se ha volcado.

«Nos pusimos en contacto con la abogada que tenemos allí, Sofía Vio, para que ella que conoce la realidad in situ nos ayudara y ver con qué organización podíamos trabajar para que el material llegara realmente», aclara

De ahí surgió la colaboración con JRS, una asociación creada por los Jesuitas que ayuda a los refugiados, no solo ucranianos, desde hace años, y que les alertaron de la falta de material para niños de cero a un año «porque hay cosas que aunque quisieran comprarlas, era imposible, están casi desabastecidos».

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Así se puso Acor manos a la obra para conseguir biberones, chupetes, cremas, pañales, material higiénico y un largo etcétera de productos que cubrieran esa demanda. En total, salieron desde Valladolid para Bucarest cuatro palets con unos 4.000 kilos de material. La mercancía ha viajado en uno de los camiones que Acor utiliza para enviar semillas a su explotación de Rumanía en la que cultiva girasol, colza, trigo o cebada. «Siempre trabajamos con esta empresa que tiene sede en España y Rumanía para hacer los envíos y nos da todas las garantías y ahora hemos hecho lo mismo que cuando envíamos semillas».

Esperando ese material estaba en la sede de la asociación Sofía Vío, que compagina su trabajo como abogada con tareas de voluntariado y que investigó a través de contactos oficiales, qué organización era la más apropiada para colaborar con ella.

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«Esta asociación trabaja con otra red de asociaciones, que pueden ser de la iglesia o no, y ellas también distribuyen el material», manifiesta Sofía en conversación telefónica, «JRS tiene experiencia en el trabajo con refugiados y les ofrecen ayuda jurídica, psicológica o de integración».

El relato de Sofía es en primera persona, de lo que ve en la Estación Central, y la evolución después de un mes. «La gente llega sin equipaje, sin alimentos, pero toda esa necesidad ya está cubierta con donaciones privadas, en cambio nadie tiene esos artículos de higiene o kits de bebé».

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La abogada ofrece datos: «A la asociación, que cuenta con un centro de regugiados y ha alquilado un hotel para alojar a más gente, llegaron el jueves 100 mamás para pedir material y el viernes, otras 60».

Sofía destaca «la dignidad con la que vienen los refugiados» de los que la asombra que «no intentan dramatizar, ninguno se lleva más de lo que necesita, muchos jóvenes están ayudando como voluntarios; son gente como tú o como yo a los que les ha tocado vivir una guerra, pero que no han dejado de ser lo que son».

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De igual modo, dice que la actuación de Acor «me conmovió muchísimo, me sigo emocionando, llevan años trabajando aquí y tienen un sentido de la responsabilidad social con el medio muy grande».

La explotación agrícola de Acor moviliza, en función de la época, entre 10 y 13 trabajadores, y dentro de las posibilidades y de la movilidad que existe en el sector, también tratarán de contratar a refugiados.

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