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Alicia Pérez
Miércoles, 17 de febrero 2016, 17:25
45 minutos a lomos de un caballo, en tándem o en equitación adaptada, y con monitores de equitación. Son las características de las sesiones del programa de terapia asistida por caballos para personas con discapacidad que ofrece la Fundación Carriegos en el centro ecuestre El Caserío, en la localidad leonesa de Robledo de Torío. Es la misión principal de la entidad sin ánimo de lucro desde su nacimiento en 2003 de la mano de más de una veintena de empresarios leoneses encabezados por Santos Llamas. Ahora reciben semanalmente esta terapia de carácter rehabilitador medio centenar de personas de todas las edades con discapacidad y para ello, la Fundación Carriegos cuenta con un equipo multidisciplinar compuesto por una decena de profesionales.
El equipo terapéutico está compuesto por un fisioterapeuta, un terapeuta ocupacional, una psicóloga y pedagogos. Son estos profesionales los encargados de hacer una valoración inicial con el usuario y en base a ella, se plantean los objetivos a trabajar, tanto a nivel físico como a nivel cognitivo. En la sesión, primero se trabaja pie a tierra, a través de juegos y actividades,pero siempre con el caballo como centro de interés para estimular a la persona. Después, se procede a la monta, siempre acompañados por monitores de equitación y de acuerdo a las necesidades de cada usuario, y al final se procede a desmontar y a premiar al caballo por el trabajo bien hecho.
El centro ecuestre El Caserío, con sus 30 caballos, atiende a usuarios principalmente de Castilla y León y Asturias, aunque también de otras comunidades como Galicia y Madrid, especialmente en verano, época del año en la que la Fundación Carriegos realiza estancias y campamentos con centros y asociaciones de personas con discapacidad. Para ello, el centro cuenta con 26 plazas en su residencia adaptada para alojar personas con discapacidad y ofrece, además de las sesiones de terapia asistida por caballos, talleres, excursiones y ocio adaptado al perfil de los usuarios.
El éxito de las sesiones individuales de terapia asistida por caballos radica en que se reciba de manera continuada, según explica Patricia Llamas, responsable de la Fundación, quien incide, además, en que se trata de una terapia complementaria y no sustitutiva de ninguna otra. «Atendemos todo tipo de discapacidades porque contamos con las instalaciones y los medios adecuados», explica sobre una terapia que únicamente tiene como limitaciones el peso, no más de 85 kilos, y determinadas lesiones para las que las terapias asistidas por caballos están contraindicadas.
El resto lo hace el movimiento del caballo, que reproduce en las caderas de los usuarios el deambular humano y produce un masaje que recorre las piernas y el tronco del jinete estimulando la acción muscular y la circulación sanguínea. «Se notan mejoras en el equilibrio, reacciones posturales, fortalecimiento de los miembros superiores e inferiores, movimiento de todo el tejido intestinal y a nivel cognitivo, tiene efectos en el tema de rutinas y en la autoestima», destaca la responsable de la entidad sobre los estímulos que proporciona el animal «a nivel físico, cognitivo y del comportamiento». A esto hay que unir además el paraje natural y el entorno lúdico en el que se encuentra el centro, en medio del campo, al aire libre y en contacto también con otros animales, como perros y gatos.
Aunque la misión principal de la Fundación Carriegos es la atención a la discapacidad con terapia asistida por caballos, también trabaja en la promoción del deporte ecuestre a través de su escuela de equitación, que pretende ofrecer una enseñanza de calidad dentro de la disciplina de la doma clásica. La entidad fomenta también la actividad cultural a través de La Casona, una casa burguesa de los años 30, en el centro de León, que acoge el aula literaria dedicada al poeta Victoriano Crémer y una sala de exposiciones temporales.
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