«Dejé mi profesión y la ciudad para vivir en el campo»

Creció en el seno de una familia acomodada en Alcalá de Henares (Madrid), pero un día descubrió que quería cambiar de vida. Cuando Eva Monforte le dijo a su madre que se había dado cuenta de que lo que la llenaba era ser artista, casi la dio un patatús. Lo recuerda perfectamente y destaca que por el contrario su padre, con el que compartía despacho de abogados, se alegró por ella. Su madre, con el tiempo, también. De hecho, sus padres le ayudan mucho. Le han dejado la casa de Venialbo (Zamora) en la que ahora vive con sus tres perros y su gata.

Mochila y esterilla en mano, recorre la provincia para bailar. Imparte clases de flamenco, danza oriental, de yoga o de pilates. Lo que más le gusta de la vida en el pueblo es la solidaridad. Dice que al principio cuesta pero cuando se rompe la barrera de la desconfianza, ya se ha ganado la lealtad. Este es uno de los rasgos que hace diferente al medio rural pero eso solo no sirve para garantizar el futuro. La clave está en el trabajo, en tener algo que hacer. Ahora está soltera pero tiene claro que cuando tenga familia le gustaría que crecieran en el medio rural.