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La flor de la colza, que confiere al cultivo ese aspecto tan espectacular en la primavera
La colza deja de ser un cultivo maldito

La colza deja de ser un cultivo maldito

Los agricultores de la región comienzan a apostar por la semilla de aceite de la mano de Acor

Silvia G. Rojo

Sábado, 30 de mayo 2015, 19:09

Corría el año 1981 cuando miles de personas fueron víctimas del mayor escándalo sanitario y de consumo de la historia reciente española, el envenenamiento masivo por la comercialización de aceite de colza adulterado. En un primer momento, se especuló con todo tipo de posibilidades pero una vez que se fueron acotando los casos se comprobó que la intoxicación procedía de ese aceite adulterado que se distribuyó a través de mercadillos o de manera ambulante por muchas localidades, y que entró con facilidad por el ojo del consumidor debido a su bajo precio, en unos tiempos en los que también se hablaba de una importante crisis económica.

El gobierno de la época intentó minimizar el escándalo pero, al final, y según las cifras oficiales, hubo 350 fallecidos y 20.000 afectados que, en muchos casos, tuvieron que esperar casi 25 años para que el Estado, como responsable civil subsidiario, procediera al pago de las indemnizaciones correspondientes. En total, la Administración tuvo que abonar 2.100 millones de euros a las 18.500 víctimas que pudieron probar haber padecido el síndrome tóxico.

Aquel hecho supuso un antes y un después en la percepción que el consumidor español tenía de la colza y, hasta no hace mucho tiempo, parecía ser un cultivo maldito, ausente en las grandes superficies de producción de Castilla y León. Pero después de muchos años, los campos vuelven a mostrar ese color amarillo intenso que identifica al cultivo de colza y esta campaña son más de 18.000 las hectáreas que se han sembrado en la comunidad. Zamora sigue siendo la provincia en la que el cultivo está más extendido, pero en otras provincias, como está ocurriendo en Salamanca, de un año para otro se ha incrementado su siembra en más de 500 hectáreas, de forma que ahora se superan las 4.000 hectáreas.

En el municipio salmantino de Calzada de don Diego, mantiene su explotación Manuel Martín Sagrado , un agricultor que ha optado por primera vez por este cultivo pero que lo ha hecho a lo grande, sembrando 80 hectáreas. Los motivos que le han llevado a apostar por la colza son varias: «La buena alternativa que es en la rotación de cultivos y los precios que rondan entre los 340 y 350 euros la tonelada, lo que hacen de la colza un cultivo económicamente rentable», explica.

Bromea cuando apunta que ha tenido «la suerte del principiante», pues las perspectivas para la cosecha de este año son «muy buenas», ya que las lluvias que cayeron en su zona en esta primavera le llevan a pensar en producciones altas, de unos 3.000 kilogramos por hectárea. A pesar de las altas temperaturas de las últimas semanas y que tanto han afectado al cereal, Manuel opina que «la colza tendrá un buen rendimiento, porque su ciclo es más precoz que el del cereal y ahora no necesita tanta humedad».

A pesar de que alude con humildad a su «poca experiencia en este cultivo», Manuel está muy puesto en el mismo y afirma que «los gastos de producción son similares a los de un cereal y rondan los 400 o 450 euros por hectárea». Por otra parte, ofrece unas pautas a la hora de que la planta se desarrolle en las mejores condiciones y precisa que «es clave preparar uniformemente el lecho de siembra». A este punto de partida, habría que sumarle el «hacer una siembra temprana, entre finales de septiembre y primeros de octubre como muy tarde, para así asegurar un buen desarrollo de la planta antes de la parada invernal y de las heladas fuertes». Por último, recomienda «aplicar un herbicida antigramineo para controlar desde un principio las malas hierbas».

A pesar de ello, en esta zona de la provincia de Salamanca, caracterizada por su alto rendimiento, Manuel asegura que «todavía es un cultivo bastante desconocido y en mi pueblo lo hemos sembrado dos agricultores»; pero ya pronostica que «en un futuro va a tener mucha más aceptación», aunque en esta parte del campo charro los girasoles todavía son bastante viables. A todos esos gastos y rendimientos habría que sumar una ayuda acoplada de 40 euros por hectárea con los que cuenta este cultivo de colza.

Desde el Servicio Agronómico y de Cultivos de Acor, ofrecen asesoramiento a sus socios sobre esta plantación. Lo primero que destacan los técnicos es que «siempre viene bien tener un cultivo más en la rotación», pero a esto habría que añadir que la colza proporciona la mejora del suelo, el precio se ha mantenido bastante estable y, con las exigencias de la nueva PAC, es más que probable que el cultivo siga en ascenso y ya este mismo año la superficie de toda la comunidad se haya incrementado en unas mil hectáreas.

Mejora de la tierra

Las dudas más frecuentes que transmiten los agricultores al servicio de Acor tienen que ver, casi siempre, con la siembra y la profundidad que se debe dar al cultivo, o con el uso del insecticida más apropiado. También es verdad que «cada vez se ha profesionalizado más y el aumento se corresponde con agricultores que llevan sembrando varios años».

Pero una vez que la colza se cosecha, ¿cuál es el uso que se da en la actualidad a esas semillas? Desde Acor explican que lo primero es limpiarla y luego almacenarla para, posteriormente, prensarla en la fábrica y así, extraer el aceite. Da igual el uso que se vaya a dar a ese aceite consumo o biodiesel, pues el aceite crudo es el mismo para una cosa que para otra. Lo que cambia es el proceso posterior. En la actualidad, Acor no desarrolla ese refinado, de manera que vende el aceite crudo a fábricas de piensos o a empresas de biocombustible que lo refinan. Los márgenes comerciales motivaron que la cooperativa descartara en su día completar el proceso de refinado de la semilla.

En España este aceite de colza todavía no tiene mucho mercado, pero en otros países, como Portugal, se utiliza mucho en todas sus vertientes. En la fábrica de Acor en Olmedo tienen capacidad para molturar 250 toneladas de semillas al día, y en unas épocas se dedican a la molturación de la semilla de girasol y en otras, de colza. En cualquier caso, es muy difícil precisar las cantidades que se pueden molturar en una campaña, pues además de las producciones de los socios, también pueden comprar a otros proveedores.

Fuentes alternativas

El pasado mes de abril, el Parlamento Europeo respaldó poner límites a la producción de biocombustibles derivados de cultivos y acelerar el tránsito a otras fuentes alternativas con el objetivo de recortar las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el aumento del uso de tierra agrícola para la producción de biocombustibles.

La legislación actual exige a los países de la Unión Europea asegurar que las fuentes renovables representen al menos el 10% del consumo energético del transporte en 2020 pero la nueva ley establece que los combustibles de primera generación (obtenidos a partir de cultivos en tierra agrícola) no deberían sumar más del 7% del consumo energético del transporte en 2020 y que los distribuidores de combustible deben informar a los países y a la Comisión del nivel estimado de gases contaminantes causados por el «cambio indirecto en el uso de la tierra» (ILUC, en inglés), es decir, liberar más terreno para cultivar alimentos y compensar así los suelos destinados al cultivo de semillas para la producción de biocombustibles.

En un plazo máximo de 18 meses, tras la entrada en vigor de esta diretiva europea, los estados miembros tendrán que fijar un objetivo nacional del peso de los biocombustibles avanzados por ejemplo, los procedentes de algunos tipos de deshechos, así como los obtenidos de fuentes alternativas como las algas en relación al total utilizado por el transporte. Los países de la UE tienen hasta 2017 para adoptar esta legislación común.

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