Plantas de interior que disfrutan en el exterior
El buen tiempo se acerca y puede ser que tengas la tentación de sacar tus plantas al balcón o al jardín para que disfruten del sol y las temperaturas agradables. Es una buena idea, pero has de tener cuidado, que no todo vale
Eloy de la Pisa
Viernes, 20 de marzo 2015, 19:05
Cuando el invierno empieza a dar los últimos coletazos, o la primavera se despereza, que lo mismo da, cualquier aficionado a las plantas empieza a plantearse si está llegando el momento de poner algunos de sus ejemplares en el balcón, la terraza o el jardín. Una decisión delicada, que no tiene regla fija y en la que hay que combinar con sensatez los criterios generales con las circunstancias de cada lugar. Quienes disfrutan con el mundo vegetal saben que tener una planta en un tiesto es tenerla sometida a una especie de cautividad, por lo que darle a una buena amiga como ella la posibilidad de disfrutar del buen tiempo es una compensación justa. Eso sí, habrá que intentar que lo que vemos como un detalle con un ser vivo al que queremos no se convierta en un castigo o una involuntaria ejecución. Y Castilla y León es un terreno minado. Veamos porqué
La temperatura. En estas tierras mesetarias y altas no es descabellado que los termómetros bajen de los cuatro grados durante la noche en abril o mayo. Y esa cifra es el umbral límite que soporta una planta de interior. En consecuencia, por muy agradable que sea el tiempo durante el día, sacar un ejemplar antes de junio es correr un riesgo. Si le sirve mi experiencia personal, antes de la segunda quincena de junio ni se le ocurra. Y, desde luego, llegando el 15 de septiembre deben estar todas de vuelta en el interior.
La orientación. Es muy importante. Capital, diría. Las plantas de interior no dejan de ser seres que han logrado adaptarse a un ambiente que no es el suyo, por lo que cambiar las condiciones tiene un riesgo. Por estos lares el grado de insolación es alto, por cuanto la humedad relativa suele ser muy baja. Esta combinación es una dificultad añadida para las plantas. Por lo tanto, en puridad, la orientación norte es la más adecuada porque aporta luminosidad (queramos o no siempre hay más luz en el exterior que en el interior), pero sin que se dé pérdida de humedad por calor. La orientación Este también es aceptable, en especial en una ciudad, ya que el primer sol de la mañana no suele ser perjudicial para la mayoría de las especies. Y lo mismo sucede si el lugar mira poniente. La más problemática es la sur o mediodía. Yo, en general, huiría de esta última.
Bien. Decida la orientación y el momento para el traslado, queda decidir que plantas serán las que puedan pasar el verano. Lo que vas a leer a continuación son normas generales; cada planta es distinta y reacciona de forma diferente. Hay veces que lo que la teoría dicta no se cumple en la realidad, pero para eso ya está la observación detallada y la capacidad de reacción ante el problema que pueda surgir.
Es una planta difícil. Sobre todo porque los cultivadores la fuerzan para que florezca fuera de temporada, lo que suele provocar problemas de supervivencia. Si la adquirimos ahora tendremos la ventaja de que estará en su momento natural, lo que la hace más fácil de cultivar. No le agrada nada que el agua toque sus hojas, pero tampoco la sequedad. La orientación norte es la ideal en el exterior. En el interior, lejos de la calefacción e intentar colocar el tiesto sobre grava para que pueda tener agua evaporándose sin que esté en contacto con la tierra.
Ya dijimos que era una de las plantas que mejor toleran a los novatos. En consecuencia también puede aguantar bien en el exterior sin mayores complicaciones. No le gusta mucho el agua hay que dejar secar la tierra entre riego y riego-, y el sol directo no le molesta, pero se encuentra más cómoda si está en un lugar en el que puede tener sombra también.
Inmortales dentro de casa y poco más o menos igual fuera de ella. La orientación le importa un ardite. Si es al Norte, habrá que regar menos. Si es al Sur, más. El sol directo no le supone problema alguno. Si hay que tener en cuenta que a más sol y agua, más crecimiento, lo que puede provocar que sea necesario cambiarla de tiesto antes.
Esta planta, dura como la que más en el interior, presenta algunos problemas en el exterior. Para empezar, el sol directo le gusta poco, pero no lo rechaza. La orientación a poniente es quizá la más adecuada. Conviene pulverizar todos los días un par de veces agua sobre las hojas. Lo agradece. Eso sí, no cuando le esté dando el sol salvo que sea en el momento final del día. La aspidistra tarda un poco de tiempo en adaptarse al cambio, así que aunque parezca que no reacciona, con un poco de paciencia veremos como acaba adquiriendo un aspecto de lo más lozano y exuberante. Cuando la saquemos deberemos estar seguros de que las noches van a ser agradables, porque si son frías estaremos poniéndola en peligro.
Habría que suponer que una planta acostumbrada a zonas desérticas o de mucho calor no debería tener problemas en Castilla o en León. Buenos, pues sí los tiene. Y el problema suele venir por la parte de la aclimatación. No es aconsejable colocar el cactus a pleno sol en los primeros días. De la luminosidad del interior de la casa al sol directo hay un paso muy grande, que puede costar la vida a la planta. Obviamente el sol directo les gusta, pero para ello hay que dar un poco de tiempo. Lleve a la planta a una orientación hacia poniente o a levante, pero no a mediodía. Y si no puede, protéjala con una tela oscura los primeros días. Pasadas dos o tres semanas puede dejarla disfrutar de los beneficios del sol. Eso sí, vigile la humedad de la tierra.
El caso contrario a los cactus. Aguantan muy bien en el exterior, y lo disfrutan, siempre que no les é el sol de manera directa. Colócalos en una zona de sombra o, como máximo, para que le toquen los rayos solares en la última hora del día. Y preocúpese de que la tierra esté siempre húmeda. Un truco: deje cerca un vaporizador de agua y cada vez que pase cerca de la planta invierta 30 segundos en difuminar agua sobre el helecho. No se corte. Todas las veces que sea necesaria, nunca se pasará de la raya,
Esta planta tan habitual en todos los hogares es natural de las Islas Salomon (un archipiélago situado en Oceanía), por lo que el sol no le asusta. Eso sí, hemos de tener en cuenta que cuanto más tiempo recibe los rayos solares, menos verdes son las hojas. Dosificando la cantidad de sol lograremos que las hojas crezcan más grandes y con más o menos vetas blancas o amarillas en el anverso de las hojas
En muchos manuales puedes encontrarte esta planta como una de las que puedes sacar al exterior. Si vives en la meseta norte no te lo aconsejo. El ficus es especialmente sensible a los cambios de ubicación, y a mi entender es un riesgo innecesario trasladarla en primavera. Veo más riesgos que ventajas. Mejor dejarla en su sitio, que se aproveche de la luz del verano y ya está.
Planta típica del interior que disfruta en el exterior. Aguanta casi cualquier tipo de ubicación y orientación, pero hay que tener muy claro que su supervivencia depende de cómo gestionemos la humedad en el suelo y en el ambiente. Pongamos un ejemplo. Una planta que reciba muchas horas de sol directo es imprescindible que tenga humedad alrededor. Si está en un tiesto hay que vaporizarla con frecuencia; si la tenemos en un jardín, que sea en un tiesto que reciba el agua de los aspersores y esté rodeado de césped. Y si no vamos a poder garantizarla ese grado de humedad, entonces a sol y sombra, con más de los segundo que de lo primero.
Otra planta muy popular. El exterior le gusta más de lo que pueda parecer, pero siempre evitando sol directo en las horas centrales del día. Así que si podemos lograr que los rayos solares le den en las primera y últimas horas del día, miel sobre hojuelas. Le gusta la humedad en las hojas cuando está en el exterior. Mucho. No te cortes y cada vez que pases a su lado vaporiza agua. Te lo agradecerá. Eso sí, es lenta para reaccionar. No te desesperes si ves que no parece reaccionar a tus cuidados. Lo hará, pero solo lo percibirás con las hojas nuevas. Persevera y, al final del verano tendrás una Maranta totalmente distinta a la que sacaste en primavera.
Otra de esas plantas más que habituales en las casas. Versátil y dura, se hace tanto a sitios iluminados como más sombríos. Mi experiencia me dice que los ejemplares cultivados en España desde el principio son más resistentes que los que llegan desde Holanda o Bélgica, aunque no quiere decir que estos últimos sean peores. En absoluto. Es un problema de capacidad de adaptación. El caso es que, en el exterior, deben estar en zonas de sombra o con un sol muy tamizado. Con ello conseguiremos hojas variegadas muy bonitas, un poco al estilo de las que produce el potos cuando recibe luz directa.
La planta de todas las de interior que más anhela el sol directo. Lo disfruta como ninguna, y cuando lo recibe responde potenciando color y tamaño de las hojas. Las variedades de esta especie son numerosas, y todas se comportan igual. Luz directa y agua en el plato. Y a disfrutar de su espectacularidad. Eso sí, no cedas a la tentación de pulverizar agua por las hojas.. Hay una norma no escrita pero muy útil que fija que las plantas con hojas aterciopeladas no son partidarias de la humedad en la zona aérea. El cóleo no tiene las hojas aterciopeladas como la violeta africana, pero no si no se las mojas, mejor.
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