«Mi padre se carteó durante años con la priora del convento»

Marisa y Fernando Cruz López mantienen hoy viva la memoria de Fernando Cruz Solís. Los hijos del escultor han conservado casi intacto el último taller de su padre, en Manzanares el Real. Allí, recuerda Fernando, «siempre tuvo un lugar privilegiado el boceto de la imagen de Santa Teresa Andariega».

Cruz Solís es uno de los grandes autores de escultura e imaginería religiosa española en la segunda mitad del siglo XX y sus descendientes destacan la predilección y especial trato que mantuvo con esta pieza. Tanto, que su hijo destaca que «debió de surgir una relación especial con Santa Teresa y con las carmelitas de La Encarnación, porque sabemos que mi padre se estuvo carteando muchos años con la priora del convento».

Y es que, curiosamente la obra no se pensaba destinar originalmente al monasterio, sino que iba a haberse situado en la plaza de Santa Teresa de Jesús, conocida popularmente por los abulenses como el Grande. Sin embargo, finalmente se desestimó esta opción y se ofreció a las madres la posibilidad de acoger en el entorno del convento la escultura y «desde el primer momento estuvieron entusiasmadas», señala Fernando Cruz López.

Una sucesión de felices casualidades a la que los hijos del escultor únicamente ponen un pero. Aseguran que con el paso del tiempo la autoría de la magnífica pieza ha quedado totalmente difuminada. «Todo el mundo conoce la escultura pero nadie sabe que la hizo mi padre», lamenta Fernando.

Tal es así, que las personas que se detienen a buscar la firma, situada en la parte izquierda del pedestal, en ocasiones piensan que «F. Cruz Solís» corresponde «a un artista llamado Francisco», señala su hijo.

Por este motivo, la familia espera que la celebración del V Centenario y el realce de esta figura sirvan también para hacer justicia con la memoria de su padre.