Cocinando en mi pueblo

Sigue paso a paso la receta de la tortilla con pimientos de Barruelo del Valle

Aceite de oliva

2 patatas grandes

7 huevos

Sal

Pimiento rojo

Cebolla

1. En una sartén vertemos aceite y mientras se calienta, picamos muy finitos la cebolla y el pimiento rojo. Una vez caliente, lo ponemos a pochar. «Mientras tanto, pelo las patatas y así aprovecho el tiempo. Me gusta pelarlas en el fregadero porque luego todas las mondas se las echo a Lucero, nuestro caballo miniatura. ¡Le encantan y así se aprovecha todo», dice sonriendo y atenta a la sartén.

2. El siguiente paso es cortar la patata. Ella lo hace con lonchas muy finitas, para que se fría antes. Echa la sal. «Siempre la echo en el huevo, pero hoy, con los nervios, me he despistado y la he echado en la patata», comenta entre risas. Cuando las verduras están listas, agrega la patata y sube un punto el fuego. Lo remueve un poquito con un tenedor de madera. Es algo que tiene por costumbre.

3. Mientras se fríe, en una fuente casca los huevos y los bate muy bien. Ella utiliza 4 huevos de polla y 3 de gallina. «Los han puesto hoy. Más frescos… ¡Imposible», dice. Cuando vienen a cenar a casa mis amigas Inma, Maruchi y Socorro, siempre me dicen que tengo mucha mano para la tortilla. Que me sale buenísima», comenta orgullosa.

4. Cuando la patata está en su punto, retira todo el aceite de la sartén y la reserva. La fritura de patatas, cebolla y pimiento la vierte sobre el huevo batido y lo mezcla con el tenedor. Esa mezcla, la echa de nuevo sobre la sartén. La deja hacer.

5. Llega el momento álgido de este cocinado. Toca dar la vuelta a la tortilla. Ella lo hace en el fregadero «por si cae algo». La maniobra es perfecta y vuelve a dejar la tortilla en la sartén para que se termine de hacer por el otro lado. «A mí no me gusta que quede cruda, pero tampoco que esté demasiado cuajada. La tortilla, para que esté buena, debe de estar en su punto ideal y para ello, hay que tener intuición», dice mientras apaga el fuego para que se termine con el calor residual.

6. La da de nuevo la vuelta y la presenta sobre un plato. El aspecto no puede ser más apetecible. Su color llama especialmente la atención. «Es más amarilla de lo habitual, y eso es porque los huevos son de nuestras gallinas. Se nota mucho en el color y en el sabor», comenta.