Sigue paso a paso la receta de pisto desde Urueña

Entramos a su refugio y nos encontramos en la cocina de un pintoresco merendero, lleno de antigüedades y rarezas. Desde una cámara de fotos antiguas, hasta botellas de gaseosa de otra época, la estancia está ocupada por objetos que cuentan historias de antaño. Preside este collage de antigüedades, una impresionante colección de tazas que cuelgan del techo, desde delicadas porcelanas con diseños florales hasta tazas con grabados rústicos. Cada pieza es un testimonio de la artesanía y la creatividad de diferentes épocas y culturas. «Tengo más de 300, dice con orgullo. La próxima vez que vengáis, me traéis una», dice sonriendo.

«Hoy os voy a cocinar pisto y lo primero que voy a hacer es ponerme el mandil, como buena cocinera que soy», comenta mientras se dispone a ponérselo. «Tengo 4 hijos y 7 nietos, 3 de los cuales son trillizos y me encanta cocinar para ellos y para todos los que me traigan. Mi lema es la amistad y ayudar a la gente, lo demás son tonterías», señala. ¡Empezamos!

¡Listo para comer! «El que quiera, puede añadirle encima un atún, un bacalao o unos huevos escalfados y comerá como un marqués, porque esto es una delicia. Yo siempre tengo hecho pisto en casa, para aprovechar la verdura y me viene muy bien. Éste es un plato que me encanta y que siempre he visto en casa. Yo soy hija de hortelano. A mi padre le llamaban 'Pinchaberzas' porque se crió en una huerta. Yo desciendo de Villanueva de las Torres y siempre he visto cocinar pisto en casa», comenta esta polifacética mujer.

Begoña fue la primera cazadora que hubo en su pueblo y presume de su afición por la micología. «Pertenezco a la Asociación Vallisoletana de Micología desde hace 40 años. Soy de las más antiguas. Me encanta salir al campo a buscar setas. Sobre todo, me encanta fotografiar su belleza. También me gusta buscar trufas y lo hago sola, sin perro, que tiene más mérito», presume.

Entre sus muchas habilidades también hay que destacar, que en sus años mozos fue torera. «Ahora tengo 72 años, pero con 17 ó 18, yo hacía charlotadas. Una vez salimos disfrazados a la plaza de toros, de monjas y curas en Serrada. Nos sacó hasta el periódico. La afición me viene de mi abuelo, que era muy torero», cuenta.

Aunque desciende de Villanueva de las Torres, siempre ha vivido en Valladolid, donde trabajaba en el servicio doméstico. Su marido es de Urueña y tenía en este pueblo su segunda residencia, donde siempre se ha sentido una más. «Aquí, en Urueña se vive muy bien. Tenemos de todo. Lo mejor que tenemos son las vistas del campo y la tranquilidad que tenemos a pesar de los turistas que recibimos. No os olvidéis de venir a visitarme cuando vengáis. Y cuando lo hagáis, no os olvidéis de traerme una taza», dice con un guiño. Así se despide esta encantadora cocinera, a la que por supuesto, prometemos regalarle una taza para su colección.

Muy fácil, rápida y lo mejor de todo… deliciosa. ¿Te animas a hacerla? Seguro que a tus invitados les encanta. Y si te apetece cocinar, llámanos y haznos tu plato favorito. Ya hemos cocinado, entre otros, bacalao al ajoarriero en Mota del Marqués, caracoles en Torrelobatón y tarta de galletas en Castrodeza. Esperamos tus aportaciones en los comentarios de esta noticia. Y ya sabes que en la sección Comer y Beber en Valladolid, encontrarás interesantes rutas, tradiciones y curiosidades gastronómicas de la cocina de nuestros pueblos. ¡Leénos!