Arancha Arranz muestra su pincho de lechazo, con unas impresionantes vistas de Traspinedo R. UCERO
Cocinando en mi pueblo

Sigue paso a paso la receta del pincho de lechazo de Traspinedo

Arancha Arranz muestra los secretos de esta tradicional delicia típica de pastores, con una elaboración tan simple que resulta difícil pero a la que es posible cogerle el punto

Laura Negro

Valladolid

Lunes, 24 de abril 2023, 00:10

Arancha Arranz es una traspindeja orgullosa de su pueblo, de sus raíces y de su cultura. Para ella, no hay mayor delicia que el pincho de lechazo churro, que hoy es santo y seña, motor económico y estandarte gastronómico de esta localidad. De hecho, Arancha ... también vive de ello. Junto con su marido Luis Miguel y su cuñado, José Antonio, pusieron en marcha con gran éxito en Valladolid capitl, el asador 'El Lagar de Traspinedo' donde preparan pinchos al estilo de su pueblo, para particulares y también para grandes eventos. Con toda esa experiencia acumulada de años, Arancha ha querido mostrar a los lectores de El Norte los secretos de este asado, que «aunque parece fácil, no lo es en absoluto», advierte.

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Nos invita a su merendero particular, desde el cual se divisa una fabulosa vista de Traspinedo. La jornada promete ser tan divertida como deliciosa. Sobre la mesa, sólo hay dos ingredientes. No hace falta más para que el resultado sea perfecto.

INGREDIENTES

Muy previsora, ha preparado una buena ensalada mixta y ha comprado un pan en su pueblo. «Habrá que probarlos luego ¿no? Para ver si nos han salido buenos», dice con alegre sonrisa.

1.Lo primero es trocear el lechazo, que debe ser churro. «Los trozos deben ser regulares, ni muy grandes ni muy pequeños y más bien cuadrados, para que se asen por todos los lados por igual. Excepto la cabeza, el rabo y la asadura, lo aprovechamos todo y hay que intentar que en la barra esté entreverado, para que haya trozos magros, costilla… debe de haber un poquito de todo. El secreto para que esté bueno, es que sea de la mejor calidad», informa Arancha. «Es importante saberlo cortar y también saberlo pinchar en la barra», dice mientras revisa las tajadas y la separación que queda entre ellas.

2.El siguiente paso es preparar una buena lumbre y para ello, utiliza la mejor madera posible, el sarmiento, con la que se hace una buena cama antes de prender. «Nosotros nos dedicamos también a hacer las alpacas de palos de vid. Las recogemos en Pesquera de Duero, en Peñafiel y en San Bernardo. Si se utiliza otra madera que no sea sarmiento, no queda igual. Ésta 'chisca' que se las pela y el aroma es inconfundible», advierte.

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3.Se sazona con sal y «¡a la lumbre!

4.Cuando el sarmiento se ha convertido en brasas, se ponen las barras a asar. Arancha aprovecha y mete también una barra de chorizos. «Este plato se cocinaba antaño. Era de origen muy humilde. En el siglo XIX era la comida diaria de los pastores cuando salían al campo. Ellos lo asaban utilizando las materias primas de la que disponían y lo insertaban en ramas de sarmiento», cuenta esta traspindeja. «En el pueblo, los pinchos se pueden degustar en los restaurantes y es habitual que la gente los ase también en sus reuniones familiares o de amigos. Aquí los fines de semana, los merenderos están a tope», continúa mientras está atenta al fuego y va girando cada poco las barras, para que se doren por todos los lados por igual.

5.El lechazo va cogiendo color y el aroma pronto empieza a notarse. «La grasa se pierde en la lumbre. Lo que más destaca de esta forma de cocinado, es la jugosidad. Es importantísimo sacarlo cuando esté en su punto, para que cuando se meta en la boca, el sabor explote. El mismo pincho va indicando cuando está listo y nunca hay que dejar que se chamusquen los huesos. Yo siempre se lo he visto hacer a mi familia en la bodega, desde que era muy pequeña. Ahora, nos dedicamos a ello profesionalmente, y cuando vamos a las bodas con nuestra mesa de asar, es todo un espectáculo. La gente se maravilla», relata.

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6.Para que se termine de asar, Arancha aviva las llamas. «Quedan dos minutos y listo», avisa.

7.A los dos minutos clavados, Arancha lo retira de las brasas. «Con el cuchillo despegamos los dos primeros trozos y los tiramos un poquito para arriba y ya todo se despega de la barra perfectamente. Es una pena que los lectores de El Norte no puedan olerlo… En veinte minutos, este ha sido el resultado. Ahora sólo queda probarlo», dice entre bromas

Pinchos de lechazo sobre las brasas de sarmiento RODRIGO UCERO

Arancha lo sirve en plato de barro y lo degusta acompañado de una buena ensalada y pan de su pueblo. «Es un auténtico manjar. No hay nada mejor que esto. Es una tradición que no debe perderse», completa orgullosa del plato que acaba de hacer y que ha hecho famoso a su pueblo.

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