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Teresa de Jesús Álvarez Valentín y su marido Jesús Gil Valentín, presumen orgullosos de sumar entre los dos, ocho apellidos nublenses. Ambos son oriundos de la villa del páramo y les gusta disfrutar de todas las tradiciones típicas de su pueblo, incluidas las gastronómicas. Tere ... es una muy buena cocinera y mejor repostera. Le gusta sorprender a sus 7 hijos, a sus 15 nietos y a su biznieta con sus deliciosos dulces y tartas. Pero si hay un dulce que tiene un especial significado para ella, esos son los piturracios. Se trata de una pasta dura que antaño se hacía en época de matanza para aprovechar la manteca del cerdo y que ahora se elabora en cualquier época del año.
«Yo aprendí a hacerlas con 12 años. Recuerdo que entonces no teníamos hornos en las casas y nos íbamos con todos los ingredientes a la panadería para hornearlas allí. Los hacíamos sobre todo cuando matábamos, igual que las mariquitas (magdalenas) o los bollos de hoja. Las panaderas del pueblo eran las que nos enseñaban a hacer todas estas recetas. Ahora soy yo la que enseña a mis nietas a hacerlas», comenta emocionada.
Uno de los grandes tesoros que guarda esta vecina de Villanubla es un libro antiguo de recetas que escribió su tía Carmen con gran esmero. En sus viejas y amarillentas páginas, la receta de los Piturracios ocupa un lugar destacado. «Antiguamente eran las pastas preferidas de los pastores, porque son más duras que las normales y no se les partían cuando iban al campo. Es un dulce austero, pero que a todos nos gusta mucho», dice esta nublense.
Estas pastas requieren de los siguientes ingredientes:
½ Kg. de manteca de cerdo a temperatura ambiente
375 grs. de azúcar
¼ de litro de vino blanco (1 vaso)
1 'recortado' de aguardiente (1 vaso de los de vino)
Canela
Harina, la que admita la masa. Aproximadamente 1kg.
1 huevo
Tere se pone manos a la masa y comienza con esta elaboración, que promete ser deliciosa:
1. En un bol grande se echa la manteca y el azúcar y lo mezcla bien con la mano. «La manteca la dejo a temperatura ambiente para que esté más blanda y se pueda manejar mejor», explica. Una vez que está mezclado, añade el vino, que en su casa, siempre es un concreto. «Nosotros aquí usamos 'Salvueros', que pertenece a la bodega de mi hija en Mucientes y lo usamos para todo. Da un sabor buenísimo», aclara.
2. Añade a la mezcla el recortado de aguardiente. «En Villanubla utilizamos esta unidad de medida. Equivale a un vaso de los de vino. Siempre lo hemos llamado 'recortado', prosigue mientras sigue formando la masa echando la canela y la harina poco a poco. «Normalmente echo algo menos de 1 kg, porque no me gustan que queden demasiado duras. La masa es muy manejable y cuesta poco amasarla, así que las hago muchas veces para que las disfruten mis hijos y nietos», comenta.
3. Una vez hecha la mezcla la amasa bien con las manos y la extiende hasta que quede una capa de un centímetro de grosor.
4. Con un molde de pastas va cortando la masa y va depositando cada una de las pastas en una bandeja de horno cubierta con papel vegetal. «Este molde que yo uso, tiene mucha historia. Tendrá más de 100 años. Lo fabricaron los herreros del pueblo, los señores Cayo y Nicolás. Ellos también elaboraban en su fragua los moldes para hacer las flores de carnaval», recuerda.
5. Mientras va cortando las pastas, enciende el horno y lo precalienta a 180º
6. Cuando ya tiene todas los Piturracios en la bandeja, los pinta con huevo batido para que brillen.
7. Las hornea durante 20 minutos y salen listas para comer.
Tere no sólo es una buena repostera. También es una excelente bordadora y bolillera. Ese es su principal hobby. Mueve los bolillos con tanta delicadeza y cariño, que cada pequeña puntilla, en sus manos se convierte en una obra de arte. «Aprendí en Valladolid hace más de treinta años y todo lo que yo iba aprendiendo se lo iba enseñando a mis vecinas. Así que poco a poco, fuimos formando una asociación en el pueblo en la que hacemos cosas preciosas. Las sabanillas y las puntillas del altar mayor de la iglesia las hemos hecho nosotras. Todo se luce en el Sábado de Gloria y hace muy bonito», dice esta vecina de Villanubla.
Los Piturracios salen del horno. El aroma que desprenden no puede ser más delicioso. Una vez fríos ya se pueden degustar. Se trata de una pasta consistente, con un ligero dulzor, nada empalagosa. Las notas de aguardiente alegran su sabor. Espectacularmente ricos.
¿Te animas a hacer esta receta de Tere? ¿Y a participar en esta sección cocinándonos tu plato tradicional favorito? Ya hemos aprendido a elaborar orejas de carnaval en Torrelobatón, buñuelos de viento en Wamba, un riquísimo licor-café en Mota del Marqués y unas exquisitas setas con patatas en Mucientes. Esperamos tus aportaciones en los comentarios de esta noticia. Y ya sabes que en la sección Cocinando en mi pueblo, encontrarás muchísimas increíbles historias y tradiciones de la cocina de nuestros pueblos. ¡Leénos!
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