Unas rabas del Cantábrico a tiro de piscina en Valladolid

En pleno verano y con el intenso calor como protagonista desde primera hora de la mañana, pocas cosas apetecen más que una deliciosa tapa junto a una piscina para refrescarse. Y para ello están los chiringuitos, los lugares más frecuentados durante estos meses a la hora de quedar con familiares y amigos para pasar el día y aprovechar para deleitarse con una buena comida. Ahora imagine la situación. Comenzar la mañana tomando el sol para después, darse un baño refrescante y por último, tomar una bebida refrescante -o varias- con una buena ración de rabas en la mesa recién cocinadas.

Imposible decir que no, ¿verdad? Y es que los vecinos y visitantes de Valladolid ya pueden disfrutar de este enorme placer en el chiringuito de Arroyo de la Encomienda situado en la avenida de Aranzana, a escasos minutos del barrio de Sotoverde. La cocina, renovada este año con una carta más amplia y de buena calidad, ha apostado por ofrecer raciones de rabas que se elaboran exactamente igual que en Cantabria, su producto gastronómico por excelencia.

Para ello, los propios cocineros fueron hasta Santander para aprender cómo las elaboran allí, con el objetivo de acercar ese sabor inconfundible hasta la capital del Pisuerga. El calamar, fresco y del día, se corta en pequeñas tiras para después bañarlo en harina y pasarlo por la freidora. Parecen pasos sencillos, pero la claves está en el producto, que es el mismo que se utiliza en la comunidad del norte del país, algo imprescindible para que los paladares de los clientes recuerden ese sabor tan propio de las playas del cantábrico.

Después, se emplatan con un poco de alioli y un limón para darles un toque más potente y sabroso. El resultado son unas auténticas rabas del cantábrico que se pueden disfrutar por 9,50 euros. Pero eso sí, es una ración contundente, lo que significa que es ideal para picar o para cenar tras un intenso día de verano en el que el principal objetivo es combatir el sol.

«Es una de las tapas que más piden este año, la clave está en que son prácticamente iguales que las que se pueden comer en Santander» explican desde los fogones mientras preparan con delicadeza una nueva ración. «Hay otras opciones como las hamburguesas o las paellas que servimos los domingos, pero las rabas han sido una de las grandes sorpresas» aseguran.

Ahora que en verano muchos hacen vida en la piscina, este chiringuito ofrece también la posibilidad de disfrutar de buena comida y con sabores clásicos de ciudades con playa, los grandes protagonistas durante los meses más calurosos del año.

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