De tapas y pinchos por Valladolid

Un plato para celebrar el Día sin Gluten con el que «apenas notas la diferencia»

«En Valladolid, cada vez hay más sitios especializados en comida para celiacos» asegura Fermín Cabreros, hostelero con 25 años de trayectoria y dueño del restaurante 'Pide por esa boquita', situado en la calle de la Antigua a tan solo unos metros de la iglesia. Fue en 2017 cuando abrió este local en el que «se puede comer sin miedo a la contaminación cruzada» y que cuenta desde hace siete años con una carta entera de comida sin gluten, con recetas deliciosas y presentaciones muy cuidadas y llamativas para los ojos de los clientes.

No obstante, no es ni mucho menos un sitio al que solo vayan aquellas personas que no pueden comer gluten «ya que los clientes apenas notan la diferencia y pueden compartir todos los platos» afirma Cabreros. Y esa es otra de las claves del éxito de su restaurante, no solo su rica comida, sino el hecho de que seas o no celiaco, los platos se disfrutan de igual manera. Son muchas las opciones a escoger, croquetas de cecina y membrillo con harina de trigo, carpaccio de gambas, sardinas ahumadas... aunque en esta ocasión, hemos optado por una tempura de verduras y langostinos.

Fermín ya tiene su freidora preparada para elaborar esta receta en donde entran en juego jugosos langostinos, calabacín, cebolla, pimiento rojo, pimiento verde, zanahoria y espárragos trigueros que se bañan en harina de tempura. Después, se emplata junto con dos cuencos de salsa de soja y yogurt para aportar un poco más de sabor. El resultado, un contundente plato ideal para compartir por 9,10 euros que sirve tanto para disfrutar a la hora de comer, o bien, para cenar.

«Valladolid cuenta con un colectivo de gente intolerante al gluten muy alto» explica Fermín Santos mientras elabora uno de sus platos estrella y opina que las personas celiacas, «sufren cuando salen a comer fuera porque no encuentran locales que les den garantías» razón por la que en este restaurante cuidan hasta el más mínimo detalle para que la calidad de la comida sea la mejor posible para este tipo de clientes que, en la capital del Pisuerga, cada vez es más alto.