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Apenas unas semanas después de formaliar la ruptura del pacto, PP y Vox ya navegan en soltiario las aguas del Ayuntamiento de Burgos. Una situación que oblgia a los 'populares' a cambiar radicalmente la estrategia para intentar llevar su proyecto político a buen puerto. En el horizonte se advierten marejadas y corrientes traicioneras, pero en las filas del PP siguen confiando en su capacidad de gobernar el barco municipal en minoría, informa Burgosconecta.
Así al menos lo asegura la alcaldesa, Cristina Ayala, que insiste en que la decisión de recuperar las ayudas a las ONG, que derivó días después en la ruptura del pacto, era «necesaria». Las convicciones, asegura, deben estar por encima de algo «tan importante» como los presupuestos o la estabilidad municipal. Una estabilidad que ahora se antoja complicada de conseguir en un mar en el que los 'populares' tendrán que mirar a babor y estribor para sacar adelante cada uno de sus proyectos.
Una vez ya en frío, ¿cómo valora la ruptura con Vox?
Como algo que era necesario, que hila con unas convicciones y unos principios que siempre valoran la convivencia de una ciudad por encima de todo lo demás. A partir de ahí, yo creo que Vox se ha equivocado. Lo que pactamos en junio de 2023 era estabilidad durante cuatro años. Y ahora, por un tema impuesto desde Madrid que no tiene ningún sentido común se ha roto un pacto de gobierno que venía funcionando. La verdad, me sigue pareciendo incomprensible que hayan decidido romper con la estabilidad de la ciudad, pero bueno.
Cristina Ayala
Habla de convicción, pero inicialmente el PP cedió ante la petición de eliminar las ayudas a las ONG. ¿Por qué?
Nosotros teníamos un pacto con unos socios que en un momento determinado impusieron la eliminación de esas ayudas como condición sine qua non para aprobar el presupuesto. Nosotros en esos días hablamos con las asociaciones y les dijimos que seguiríamos hablando, porque tenía la esperanza de acabar convenciendo a Vox de que había otras alternativas, pero eso no fue así. Lo que está claro es que era una condición para aprobar el presupuesto, no simplemente una sugerencia y por duro que nos pareciera, en un pacto a veces tiene que ceder una parte y a veces tiene que hacerlo la otra. En este caso, nos tocaba ceder a nosotros, pero en el momento en que vi todo lo que conllevaba esa decisión y cómo una parte de la sociedad civil, de manera transversal, la rechazó, me di cuenta de que no podíamos poner el presupuesto o la estabilidad, por importante que fuera, por encima de las convicciones. A partir de ahí, fui yo la que dije que no seguiríamos por ese camino aunque eso desencadenara la ruptura del pacto.
¿Le sorprendió la respuesta social?
Un alcalde debe ser una esponja para lo que pasa en su ciudad. La virtud de una persona que está desempeñando ese cargo público es estar en suficiente contacto con sus vecinos para saber si se ha tomado una decisión equivocada. Y desde los primeros días me di cuenta de que no podía ir por ese camino y que se trataba de una decisión que no era ni justa, ni humanitaria ni razonable.
¿Cuando se tiraron a la piscina sabían si había agua?
Obviamente, esos días estuvimos hablando con nuestros socio de gobierno intentando convencerles de que esa no era una condición salvable para nosotros y que teníamos que intentar salvar el presupuesto y la estabilidad del Ayuntamiento de otra manera, pero éramos plenamente conscientes de que el no cumplimiento de esa condición podía conllevar lo que finalmente ha conllevado.
Aún así, Vox planteó una alternativa en la comisión de Hacienda en la que se sustanció su rechazo al presupuesto. ¿Por qué ni siquiera se debatieron sus planteamientos?
Plantearon dos cosas. Por un lado, pedían dinero a mayores para partidas que ya se habían aumentado durante la negociación inicial, lo que suponía duplicar esa aportación. Y por el otro, pedían poner en el pacto de gobierno referencias a la inmigración irregular o ilegal, y esa era una dinámica en la que yo me negué a entrar porque lo que queríamos hacer era apoyar a esas asociaciones de inmigrantes, que hacen un buen trabajo para la ciudad ayudando. Pero es que, además, lo que no había sido un problema antes no debería ser un problema insalvable un año y cuatro meses después. No se pueden cambiar las condiciones de un pacto a mitad de mandato. Y menos teniendo en cuenta que la adenda que proponían era poner con otras palabras algo a lo que nosotros no estábamos dispuestos.
¿Llegaron a confiar en algún momento en que en que Vox mantuviera su apoyo al presupuesto?
Es lo que me hubiera gustado. Me hubiera gustado que el vicealcalde hubiera defendido ante Vox Madrid un pacto que estaba funcionando, con desacuerdos, claro que sí, pero que estaba funcionando.
Este no ha sido el único desencuentro entre PP y Vox. ¿Estaban realmente cómodos con sus socios?
Un partido sólo está cómodo cuando gobierna en solitario. Los gobiernos en solitario tiene muchos defectos, pero son la mejor opción de estabilidad. A la vista está lo que ha pasado en los años anteriores en los ayuntamientos, las comunidades autónomas y el país. A partir de ahí, con Vox había unos temas de fricción, pero en el día a día estábamos razonablemente cómodos. Lo he dicho muchas veces y lo sigo diciendo: tengo más cosas en común con Vox que con este PSOE, y subrayo lo de «este», aunque evidentemente tengo cosas en común con el PSOE, que son probablemente las que tengo en desacuerdo con Vox.
Cristina Ayala
Seguramente me responda que sí, pero ¿cuando firmaron el pacto confiaba plenamente en que se mantuviera todo el mandato?
Mantener un pacto durante todo un mandato es muy difícil a medida que se acercan las elecciones, pero yo sí confiaba en que el pacto al menos diera estabilidad a la legislatura, aunque no llegásemos a los cuatro años completos.
Las relaciones entre ambos en el ámbito nacional están prácticamente rotas. Podría parecer que era cuestión de tiempo que se contagiara a los ayuntamientos.
Al final siempre tienes ese temor, pero tienes que gobernar y te tienes que basar en los hechos. Insisto, hemos tenido desacuerdos puntuales, pero en el día a día hemos estado cómodos.
¿Cree que caerán otros pactos municipales?
Ojalá no. Ojalá en otros sitios sean capaces de entender que la estabilidad municipal no puede depender de un mantra nacional que, además, no aplica en el contexto de la inmigración en ciudades como Burgos.
Cristina Ayala
En todo caso el pacto ya es historia en Burgos. Ahora toca gobernar en minoría.
No lo esperábamos, pero ahora toca un capítulo diferente que es gobernar en solitario y eso significa ir proyecto a proyecto para ver quién está dispuesto a apoyarlos, mirando a la izquierda y a la derecha. Eso sí, asumimos que se van a caer algunos de los proyectos que teníamos en mente en junio de 2023.
¿Por ejemplo?
Hasta ahí puedo leer.
¿Quizá los aparcamientos en altura? En las últimas jornadas, Vox ha abierto algunas puertas que parecían cerradas con la plataforma vecinal…
No lo sé. Ahora, todos tenemos que retratarnos, Vox, el PSOE y, obviamente, el PP. Si Vox cambia de opinión, tendrá que explicar por qué.
¿Qué proyectos consideran ahora mismo irrenunciables?
Iremos viendo, porque en realidad, los proyectos que más se van a ralentizar son los que tienen que pasar por Pleno, que en realidad no son muchos, ya que la mayoría los puede aprobar la Junta de Gobierno. El problema en este sentido es tener presupuesto.
De momento, el presupuesto de 2025 está encauzado, pero ¿qué pasara con los de 2026 y 2027?
Tenemos mecanismos. Tenemos la opción de la cuestión de confianza y la de los modificados de crédito. Nosotros ya hemos planteado un gran modificado ligado a este presupuesto que incluye proyectos plurianuales, como la construcción del centro cívico de Fuentecillas. A mí me resultaría muy difícil explicar a los ciudadanos por qué votarían en contra.
Hasta la fecha han rechazado los ofrecimientos del PSOE, incluido el que pusieron sobre la mesa en el pleno de presupuestos, que rebajaba sus exigencias. ¿Por qué descartaron esa oferta?
Bueno, no sé si rebajar exigencias pasa por convertirse de facto en vicealcalde, que era lo que planteaba la propuesta del PSOE. Tenemos proyectos que coinciden, porque en algunos casos nos los dejaron ellos, pero tenemos otros muy diferentes, y la propuesta que hacía el portavoz del PSOE era que ellos decidiesen la mitad de la modificación presupuestaria que tenemos prevista. ¿Qué es eso?
Los socialistas podrían darle la vuelta al argumento, asegurando que ustedes pretenden sacar adelante la totalidad de su proyecto político con sólo 11 concejales.
Por eso hemos dicho que vamos a ir proyecto a proyecto. Lo que no puedes hacer es condicionar la decisión de la mitad de las inversiones de la ciudad porque no eres vicealcalde.
Pero el PSOE es el grupo mayoritario.
Sí, pero no está en el equipo de Gobierno. Además, el portavoz del PSOE puso sobre la mesa otra condición que era muy poco aceptable, insistiendo en que cualquier acuerdo debía ser con ellos y sólo con ellos. Nada de hablar con Vox. ¿Por qué? ¿Porque Vox es de peor condición democrática que el PSOE? A la vista de la política nacional de pactos, parece que el PSOE puede pactar con todo el mundo y aquí nos quería imponer con quién podemos hacerlo o no.
¿Y como pretenden llevar a cabo sus proyectos?
Mirando a la izquierda y a la derecha y trabajando con paquetes de proyectos para que se puedan hacer modificaciones de temas asumibles.
¿Entonces no va a haber una gran modificación del presupuesto?
No. No vamos a llevar todas las inversiones a una gran modificación. Iremos poco a poco. Los escenarios cambian, pero parece que es lo más viable y razonable ahora mismo, teniendo en cuenta que habrá proyectos con los que el PSOE o Vox van a estar de acuerdo.
Javier Lacalle fue capaz de salir adelante con grandes modificados y acuerdos con el PSOE. Con el 'mismo' PSOE.
Sí, pero cada alcalde y cada situación es diferente. El tiempo dirá hasta dónde llegamos cada uno. Comparar alcaldes es muy difícil porque tenemos distintas concepciones. Con Javier me une una gran amistad y un enorme respecto, pero tenemos concepciones distintas de las cosas. Javier hizo lo que creía que tenía que hacer en un contexto determinado que es bastante diferente al actual.
La inestabilidad política parece haberse consolidado en el Ayuntamiento de Burgos en los tres últimos mandatos.
Nos podemos remontar algo más, a la legislatura de Olivares, que se sometió a una cuestión de confianza porque estaba en una situación similar a la que nosotros hemos pasado. En aquel momento fue incluso más complicado porque había más partidos. Y en eso es en lo que tienen que pensar los ciudadanos cuando votan. ¿Prefieren lo perverso que aporta un sistema de minorías o un gobierno de mayoría?
Puede que los ciudadanos prefieran minorías que se ponen de acuerdo.
Democráticamente, cada ciudadano ejerce su voto como cree que tiene que ejercerlo, y me parece perfecto que prefieran el sistema de minorías, pero una cosa es la teoría y otra cosa la práctica. Y ya se ha visto que un sistema de minorías se traduce en inestabilidad y menos progreso de la ciudad. Eso es así. Tenemos la comparativa de lo que ha pasado en las últimas legislaturas cuando no ha habido mayorías absolutas en gobierno municipales, autonómicos y nacionales.
Lo primero que hizo nada más romper con Vox fue reorganizar el equipo de Gobierno, dando más peso a figuras como Manuel Manso y Andrea Ballesteros, a costa de otras personas, como César Barriada, que parecen perder importancia. ¿Es un castigo?
No, en absoluto. Estoy muy satisfecha de todo el equipo que tengo. Partimos de que nadie lo hace todo perfecto, ni en política ni fuera de ella, empezando por mí. Con todo, tengo un equipo de gente capaz, trabajadora, honesta y leal que trabaja en la misma dirección. En ese escenario, Manolo y Andrea asumen ahora un papel especialmente protagonista, uno como vicealcalde y otra como portavoz y responsable de ProBurgos. En el caso de ProBurgos, políticamente tiene mucho sentido que lo asuma Andrea, ya que ahí convergen las áreas de Industria y Cultura, mientas que todo el peso del desarrollo urbano de la ciudad recae sobre Manolo. A partir de ahí, todos son absolutamente necesarios. Cada uno hace una tarea imprescindible e insustituible con el objetivo de intentar ser más eficientes teniendo en cuenta que somos pocos concejales y que, además, la oposición tiene más dedicaciones exclusivas que el Gobierno, algo que es absolutamente anómalo.
Cristna Ayala
Por ejemplo, César (Barriada) ha asumido ahora un papel en Servicios Sociales que necesita de mucha presencia y trabajo y estoy convencida de que va a hacer un papel fantástico. Otros también se han reforzado porque han ido asumiendo nuevas competencias
¿Sigue defendiendo la López en el caso de Prepay?
Sí, sí, evidentemente. López empezó a actuar en cuanto tuvo la información de lo que estaba pasando en un asunto que, además, viene desde el contrato de 2018. A partir de ahí, el propio informe del vicesecretario lo deja claro concluyendo que se vienen registrando impagos desde 2018 y que nunca debió adjudicarse el contrato el año pasado. El quiz de la cuestión es que la decisión de adjudicar ese contrato no corresponde al concejal y no se le puede culpar de algo que no ha sido decisión suya. Siempre se pueden hacer las cosas mejor, pero eso no tiene por qué conllevar la dimisión de un concejal.
¿Dan por perdidos los 850.000 euros que ha dejado a deber Prepay?
No, pero habrá que ver cómo evoluciona todo este tema desde el punto de vista jurídico. En todo caso, el propio vicesecretario considera que el Ayuntamiento ha emprendido el camino correcto, que pasa por abrir distintas vías, que no son inmediatas. A partir de ahí, está claro que hay que vigilar más la ejecución de los contratos, pero esa vigilancia le corresponde a quien le corresponde. Es un técnico el que tiene que poner por escrito si se deben 300.000 o 500.000 euros.
¿Habrá entonces depuración de responsabilidades?
Esa expresión sueno un poco fea. Lo que hemos hecho, una vez que tenemos un informe objetivo sobre lo que ha pasado, es dar una instrucción a la Inspección de Servicios del Ayuntamiento para que actúe. Corresponde a la Inspección decidir qué hacer en función de todo lo que ha ocurrido. Lo que está claro, y esto es muy importante, es que una de las principales conclusiones del informe del vicesecretario dice que no ha habido connivencia con la empresa, por lo que en ningún caso se está hablando de corrupción ni de nadie que se haya llevado el dinero ni de nada parecido.
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