Tudanca se rearma como líder del PSOE de Castilla y León

«¿Qué tal anoche?», saludó Daniel de la Rosa. Murmullos en la sala.

El crescendo, en caso de que el congreso sea político, es obligado. Porque estos eventos de política interna tienen un carácter de épica de Braveheart, de arenga de vestuario, de enardecimiento del ánimo, de a por ellos, que son pocos y cobardes.

Y cuando el día comienza con la lista de los elegidos, la nueva Comisión Ejecutiva autonómica, la cosa se hace aún más cuesta arriba. Porque algunos se quedan fuera. Luis Tudanca renovó al 60% de sus secretarías, ya fuera por un cambio en el encargado del área o por adaptar las temáticas al ideario del Gobierno de Pedro Sánchez. Así nacen Transición Justa, Fondos Europeos, Reto Demográfico. Salen algunos nombres, como Pedro González Reglero, el procurador de la bronca en la comisión de Empleo, o Mercedes Martín, que fuera delegada del Gobierno. Y entran Pedro Herrero, portavoz en el Ayuntamiento de Valladolid; Aitana Hernando, alcaldesa de Miranda de Ebro; Carmen Ávila, alcaldesa de Peñaranda de Bracamonte. Jóvenes, dijo Tudanca antes del congreso. Mujeres, anunció. Y poder municipal, aunque eso no lo dijera.

La cuarta pata es León. La provincia con la mayor cuota de delegados en el congreso autonómico. La que cuenta con socialistas al frente de la Diputación, en manos de Eduardo Morán, la capital (José Antonio Díez) y Ponferrada (Olegario Ramón). A Morán se le nombra presidente de la Comisión Ejecutiva autonómica, cargo que tiene una dimensión más simbólica que práctica. Y es que precisamente la negociación con León ha sido uno de los puntos complejos de la elaboración de la lista. El PSOE leonés, con el alcalde de la capital, José Antonio Díez, a la cabeza, mostró antes de la pandemia su cara más autonomista. Y había que llegar a una entente de futuro. «Hemos hecho una enmienda a la ponencia marco de alusión al leonesismo, en ese compromiso claro del PSOE de poner a la provincia de León donde se merece», dijo Morán. Lo que se traduce en un leonesismo más práctico –inversión, reducción de desequilibrios– que identitario.

La lista, con 27 secretarías y 16 vocales, se aprobó por 225 votos a favor y 8 en contra. En el Plenario, en el salón de actos, con el aforo ya más reducido tras el sábado de actuaciones estelares, un saxofonista y un guitarrista ensayaban 'Corazón espinado', de Maná. «Cómo duele el amor».

Los dolidos, sin embargo, tienen poco recorrido en este PSOE que acabó de compactarse con un triunfo electoral y que gobierna en Valladolid, Burgos, León, Segovia, Soria, Ponferrada… Luis Tudanca refrendó a Virginia Barcones y Ana Sánchez como su guardia pretoriana. En segunda línea, el grupo parlamentario de las Cortes, con Rosa Rubio adquiriendo galones en la Ejecutiva en el área de Economía y Patricia Gómez Urbán renovada en Igualdad, o José Luis Vázquez, que seguirá con el sector verde. Antes de comenzar el acto con los discursos finales, una versión de 'I will survive' con el 'lololololo» final a coro y el auditorio botando permite iniciar ese crescendo anímico obligado.

Comparece Juan José Laborda, ex secretario general, y pone el punto emotivo con su llamada a recuperar la política del 78, la de los acuerdos. Y le dice a Luis Tudanca: «Tienes un poder y un apoyo como nadie ha tenido en el PSOE de Castilla y León». Y empieza el desfile de nuevos miembros de la Ejecutiva para la foto oficial. Con el mismo núcleo duro, ese fortín que protege a Tudanca con celo. Una estructura que se fraguó en Juventudes Socialistas y que acumula ya siete años al frente del PSOE castellano y leonés. «Secretaría de Organización, Ana Sánchez», anuncia De la Rosa. Y Patricia Gómez Urbán, recién sentada en el escenario, es la primera en levantarse, aplauso en ristre. Le siguen las primeras filas y acto seguido todos los 'nuevos ejecutivos' que aguardan para el discurso-clímax del líder. «Vicesecretaria general, Virginia Barcones». Y ya nadie se sienta, para qué. Paseíllo entre aplausos, brazos en alto, mano al corazón… Hablábamos de épica política. «Presidente, Eduardo Morán». Abrazo con Luis Tudanca a pie de escenario y palabras, unas cuantas, al oído del líder.

«¡Y cómo no, nuestro secretario general, Luis Tudanca!». Abrazos, el «presidente,presidente» que sube de volumen, los aplausos que se acompasan… Ahora sí que se viene el crescendo. O casi.

Adrián Barbón, presidente del Principado de Asturias, ejerce de hagiógrafo de Tudanca, «futuro, esperanza» de Castilla y León. Adriana Lastra, vicesecretaria general, presente durante los tres días del congreso, insiste. Y desvela que cuando le preguntaban por quién debía tomar las riendas del PSOE nacional apostaba por Pedro Sánchez. «Y si no se quiere presentar… Mi candidato es Luis Tudanca». Nada menos. «Que Mañueco convoque las elecciones cuando quiera, que el PSOE está preparado para ganarlas», lanzó el órdago. Y con una puya. «Si es posible, esta vez que compitan limpiamente, que no vayan dopados por el dinero negro».

Rematar la faena con el segundo discurso en dos días y en el segundo día de congreso no es sencillo. Sobre todo porque a Adriana Lastra, «disculpad la voz de congreso», se le fue la mano con los tiempos, rozando el anticlímax. «La nieve es un buen augurio», comenzó Tudanca. Gracias a todos, aquí y allá, muchas gracias. A borbotones. A sus mayores. «Conocí a Juan José Laborda dando mítines en pueblos a cuatro personas, a diez… Como dijo Demetrio Madrid, tenemos que ser gente normal». A los militantes anónimos. A los jóvenes socialistas, «presente y futuro de la organización».

La enumeración de todos los anuncios de Pedro Sánchez para Castilla y León le sirven, en progresión tonal, para levantar aplausos que se entremezclan. «Nadie ha hecho tanto por Castilla y León, en tan poco tiempo, como Pedro Sánchez». Y le toca a él anunciar: «Vamos a presentar una iniciativa para que el Gobierno de Castilla y León ponga en marcha una fiscalidad favorable para el medio rural», dice. «Y una iniciativa valiente, que desde el Gobierno autonómico se ponga en marcha la descentralización que necesitamos para que se reduzcan los desequilibrios». Y al final, el «a por ellos», el eslogan del congreso, «pasión por esta tierra» y la ovación antes de La Internacional. Para un segundo día de congreso, suficiente.