«Un solitario», así es el vecino de Miranda acusado de enviar cartas bomba a Pedro Sánchez

Pompeyo. G.P estaba jubilado como funcionario del Ayuntamiento de Vitoria, retiro que le llegó en el año 2013. Vivía solo en el piso 3º C del número 2 de la calle del Clavel en el barrio de La Charca y, al parecer, no tenía familia.

Según apuntan algunos vecinos «era una persona bastante rara», no siendo muy conocido ni en la ciudad ni en el propio barrio, porque «no era muy dado a las relaciones sociales». Sin embargo, y siempre atendiendo a las declaraciones de los vecinos, «se mostraba muy activo en las redes sociales», y aunque no se conoce que tuviera militancia en ningún partido político, sí que se mostraba, por sus comentarios, como «prorruso».

Meticuloso en el procedimiento, el sospechoso y presunto autor de los envíos, compró los sobres marrones y los sellos autoadhesivos de 2,70 euros - perteneciente a una tira limitada del castro del monte de Santa Trega- por Internet y ésta fue, precisamente, la clave para dar luz a la investigación policial, en la denominada Operación Konvert, que había traspasado, incluso, las fronteras de nuestro país; no en vano, el prestigioso The New York Times apuntaba a el Movimiento Imperial Ruso, de tendencia radical ultraderechista como supuesto autor de los envíos.

Fuentes de la investigación aseguran que P.G.P. tenía tanto conocimientos informáticos como técnicos, por los que puede que estuviera solo en la fabricación casera de los artefactos que se incluyeron en las cartas enviadas al propio presidente del Gobierno, la ministra de defensa y los embajadores de Estados Unidos y Ucrania así como al Centro de Satélites de la base aérea de Torrejón de Ardoz y que causaron heridas en la mano a un trabajador de la embajada de Ucrania puesto que las otras misivas fueron interceptadas y desactivadas antes de ser abiertas por los destinatarios.

Tras una jornada impactante y de gran movimiento policial en el tranquilo y residencial barrio de La Charca alrededor de las 4.30 de la tarde, cubierto con una gorra Pompeyo G. P era introducido en un Seat Blanco, custodiado por agentes policiales ante la atónita mirada de muchos mirandeses curiosos que se habían congregado en las inmediaciones del domicilio del detenido.