Sargentes de la Lora: la lucha por mantener la tradición petrolífera

El 6 de junio de 1964 es un día marcado en la historia de Sargenes. Es la fecha en la que brotó por primera vez el petróleo en el Páramo de la Lora. Después de años de prospecciones en el norte de la península, la primera en el año 1900, la esperanza de un gran hallazgo tuvo su respuesta. Pero mucho antes, el ahora conocido como pueblo del petróleo daba sus primeros pasos.

Hace unos 7.000 años, la zona estuvo habitada por una tribu nómada, no sedentarizada, que merodeaba por esas tierras, sobreviviendo de la caza y productos silvestres. De ellos quedan varios Dólmenes, uno excavado y visitable en el término de «La Cabaña», un enterramiento del tipo «sepulcro de corredor». Hoy, tantos miles de años después, para poner en relieve esa riqueza patrimonial se ha puesto en marcha la iniciativa Territorio Megalítico.

Volviendo a tiempos atrás, Sargentes entró en la historia escrita en 1248 y 1252 con los documentos de compra venta, que hizo la abadesa de huelgas a los Señores propietarios de algunas heredades.

La historia ha dejado también en Sargentes personajes ilustres. En el pueblo se puede contemplar la escuela y monumento a Andrés Manjón. A este hijo ilustre nacido en 1846, se le atribuye la modernización de los métodos pedagógicos con la creación de la Escuela Nueva. En su memoria, la localidad pone en marcha un programa de aulas medioambientales en el albergue Ave María. Ahora que se conmemorará el centenario de su muerte, se pretende continuar su legado con una propuesta que pone en valor la enseñanza del entorno natural.

Pero si algo marca la historia y la peculiaridad de este municipio burgaleses, es la existencia del campo petrolífero.. Coincidiendo con el cincuenta aniversario de su hallazgo, Sargentes decidió apostar por la creación de un Museo del Petróleo. Las instalaciones recorren una historia que comenzó en 1900 y trasmiten a los visitantes todo lo relacionado con el petróleo, su geología, industria y derivados. El campo petrolífero ha diso declarado recientemente como Bien de Interés Cultural con categoría de conjunto etnológico.

Y en el pueblo sigue habiendo un anhelo para reencontrarse con su historia, que el campo vuelva a tener actividad. No la anterior, sino la vinculada a las ahora denominadas energías limpias o renovables. Una deuda con la historia, siempre tan presente en la vida de sus habitantes que luchan por esta seña de identidad.

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