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Elaboración de un horno de madera de encina del que, tras unos 15 ó 20 días, saldrá el carbón vegetal de encina.

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Elaboración de un horno de madera de encina del que, tras unos 15 ó 20 días, saldrá el carbón vegetal de encina. BC

Retuerta, el único refugio burgalés donde todavía huele a carbón de encina

En estas fechas los últimos carboneros de Burgos, y Castilla y León, los de Retuerta, se encuentran recogiendo la madera para elaborar el producto

Sábado, 8 de febrero 2020, 11:17

Las nuevas formas de energía, fáciles de generar y con la exigencia de menor esfuerzo físico, hicieron desaparecer en la provincia de Burgos un ofición muy común, la elaboración de carbón vegetal. Aún así, 'una aldea de irreductibles carboneros' resiste al paso del tiempo y mantiene esta actividad tradicional que, si no fuese por el pueblo burgalés de Retuerta, caería en el olvido, condenada a ser conocida exclusivamente por textos, fotografías o vídeos.

En Retuerta todavía es posible contemplar el 'baile' de los carboneros sobre la madera de encina. Marciano, Juan Pedro, Martín o Pedro son los nombres de los últimos carboneros de Retuerta. Cada año permiten un viaje en el tiempo, uno que ayuda a valorar lo costoso de un trabajo físico habitual para nuestros antepasados. Una labor que permite obtener un carbón vegetal de encina de calidad que pueda servir, por ejemplo, para encender una barbacoa. De hecho, como apunta Álvar Alonso, alcalde de Retuerta, ahora mismo el carbón de encina que se elabora aquí es un 'producto gourmet' «se nota en el sabor que aporta a la carne porque no tiene productos químicos y, además, aguanta mucho más tiempo ardiendo».

Retuerta es el único pueblo de Burgos en el que continúan elaborando este producto de forma tradicional y también mantiene esta exclusividad en la comunidad autónoma. Fue a partir del siglo XV cuando el carboneo del monte se convirtió en una de las fuentes de energía calorífica principales para el hombre. En un estudio publicado por Bravo Lozano, 'Montes para Madrid. El abastecimiento de carbón vegetal a la Villa y Corte entre los siglos XVII y XVIII' se menciona al municipio de Retuerta como uno de los proveedores habituales. Más de 300 años después, los vecinos de este pueblo siguen carboneando el monte. Hasta hace unos años, Quintanalara también podía presumir de ello.

Retuerta y Quintanalara, últimos pueblos burgaleses con carboneros, organizaban por el mes de mayo una feria que giraba alrededor de la elaboración de este producto. El regidor de Retuerta reconoce que hace dos años que no se hace y sería interesante recuperarla, aunque solo fuera en este pueblo, pero se necesita «mucha implicación y la elaboración del carbón es costosa». Se celebraba en el mes de mayo porque es en este mes cuando se prenden los hornos. Por las fechas que nos encontramos ahora los carboneros se encuentran recogiendo la madera de encina.

Más tradición que beneficio

Los últimos carboneros de Retuerta han recibido los secretos de este oficio de sus antepasados. Hace años casi todas las familias del pueblo lo elaboraban. Como señala Marciano, no era el oficio principal sino un complemento importante a la actividad principal que eran la agricultura y la ganadería, sobre todo. En la actualidad es la afición y el compromiso con una tradición, con una seña de identidad del pueblo, lo que mantiene a estos carboneros, aunque también supone un pequeño apoyo para las economías familiares. Aunque los beneficios se quedan escuetos si se comparan con el esfuerzo que la elaboración exige.

En la actualidad este carbón vegetal de encina que elaboran en Retuerta se vende, principalmente, a los restaurantes de la zona que consideran un atractivo contar en sus cartas con productos asados con este carbón de calidad.

Marciano obtiene de media, al año, unos 20.000 kilos de carbón vegetal de encina. De media, según comenta otro carbonero, se suele obtener un kilo de carbón por cada 4,5 kilos de madera de encina.

Las razones por las que en Retuerta este oficio tradicional no solo se mantiene vivo en el recuerdo sino que se sigue practicando las desconocen hasta los propios carboneros. Es su amor, su dedicación y su compromiso con el pasado, con un pasado que alimentó al pueblo, lo que les empuja a seguir practicando este oficio.

Elaboración

Marciano y Alonso reconocen que el trabajo exige mucha dedicación y esfuerzo no solo durante los días en los que el horno está prendido. Ahora es el momento en el que salen al monte a cortar las encinas y recoger la leña. En el pasado era habitual encontrar cuadrillas que elaboraban el carbón en el propio monte. Ahora lo normal es que una sola persona lo elabore en una era cercana al pueblo hasta donde se lleva la madera de encina.

La preparación del horno comienza con la construcción de un entramado de palos cruzados, alrededor de uno que se coloca en el centro, que alcanza unos 70 metros. Cuando el horno está levantado se rellenan los huecos con pajas y palos más finos de manera que la cúpula quede uniforme. El horno se cubre con tierra, apelmazándola y se saca el palo central, lo que deja la boca del horno libre.

Es hora de prender el horno y lo que se logra es que la madera no se queme sino que se cuece. Es preciso conocer cómo funciona un horno para atenderlo bien, alimentarlo cuando sea preciso, abrir boqueras, cerrarlas...

El carbón tarda en hacerse unas tres semanas, tres semanas que son de auténtica dedicación para el carbonero. Durante el proceso de combustión, que dura entre 15 y 20 días, el carbonero no puede ausentarse más de dos o tres horas seguidas. Debe acudir, incluso, en medio de la noche, para vigilar el ritmo de combustión para que le consumo de oxígeno en el interior sea el preciso.

Pasado el periodo de combustión el carbón está hecho pero hay que extraerlo. Este proceso pasa por ir retirando la tierra, dejando que se cuele entre la madera, para terminar de apagar el rescoldo.

Un guarda forestal de la zona, carbonero también en el pasado, explica que el Monte el Majadal, de Retuerta, Ura y Castroceniza, es un enclave histórico de encinas y es de aquí de donde se obtiene la madera que posteriormente se convierte en carbón vegetal. El único carbón vegetal de encina que encontramos en la provincia de Burgos, el de Retuerta, ese pueblo que se niega a despedirse de su pasado, que mantiene vivas tradiciones que son seña de identidad, que no deja que lo que en otros lugares es un oficio extinguido lo sea también aquí.

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