Un Patrimonio de la Humanidad, varias repercusiones
XX ANIVERSARIO DECLARACIÓN PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD A LOS YACIMIENTOS DE ATAPUERCA ·
Ibeas de Juarros y Atapuerca son dos pueblos cercanos a los yacimientos pero su percepción en cuanto al alcance de estos es diferente | En Atapuerca más inversores privados se lanzaron a crear negocios y el turismo es importante | Ibeas es consciente de que es el momento de aprovechar su posición y reivindicar su proximidad a este Patrimonio de la Humanidad
Los vecinos de Atapuerca todavía recuerdan esos veranos de los años setenta y ochenta cuando veían a unos jóvenes estudiantes, junto a Emiliano Aguirre, acudir a la Sierra de Atapuerca a excavar. Causaban extrañeza entre los vecinos esos «locos de pantalones cortos», como se refiere ... a ellos de forma cariñosa y en broma algún vecino del pueblo. La ciencia de la prehistoria todavía no estaba tan desarrollada y las teorías se dispararon a la vez que la curiosidad. «Al principio no nos creíamos que eso fuera a servir de algo. Acudían a sacar huesos y no sabíamos para qué. Tuvo que llegar la repercusión nacional e internacional, las revistas científicas para que valorásemos lo que hacían. Tuvieron que valorarlos desde fuera para que lo hiciéramos desde dentro», recuerda una vecina.
Durante los primeros años, los vecinos de Ibeas de Juarros y Atapuerca, los dos municipios más cercanos a los yacimientos, no se unieron en convivencia pero el tiempo cambió esto. Los premios, las apariciones en revistas científicas, la repercusión en medio hizo que en toda la comarca se comprendiese la importancia de esos yacimientos que son Patrimonio de la Humanidad. Pero la repercusión de los Yacimientos de Atapuerca no ha sido para Ibeas de Juarros que para Atapuerca.
Una comarca histórica
La Sierra de Atapuerca es un lugar histórico, reúne los primeros pobladores hace más de un millón de años hasta nuestros días. Los Yacimientos de Atapuerca toman el nombre de la sierra en la que se encuentran, al igual que el municipio de Atapuerca. De unos 170 vecinos censados, entre Atapuerca y Olmos, cuenta con cinco bares y 10 alojamientos turísticos. «Los datos reflejan que aquí el Camino de Santiago y los yacimientos son muy importantes», apunta una vecina del pueblo.
XX Aniversario del Patrimonio Mundial de Atapuerca
Aquí en Atapuerca sí se ha apreciado un cambio importante, señalan algunos vecinos, «éramos un pueblo, sobre todo, agrícola y ahora el turismo tiene mucho peso». Las visitas al parque arqueológico comenzaron sobre el año 1999, «ahí empezamos a ver el potencial que podrían tener los yacimientos ahora nos sentimos unos privilegiados, sentimos orgullo, el nombre de nuestro pueblo es mundialmente conocido. Pero también tenemos que apoyarlo, ser lo mejor posibles a la hora de recibir a la gente».
Sí es cierto que en los meses de más frío, cuando baja la afluencia de peregrinos y visitantes a los yacimientos, el turismo está más parado pero la actividad turística sostiene Atapuerca.
El pueblo de Atapuerca se ha puesto a un nivel muy alto y esto también lo han hecho posible sus vecinos, asociaciones e instituciones. El Cross de Atapuerca y la recreación de la Batalla de Atapuerca son otros dos eventos que atraen a miles de visitantes hasta el municipio, para aportar dinamismo a este entorno rural burgalés. «La inversión privada en nuestro pueblo ha sido decisiva, al final, excepto la cantina, el resto de negocios son apuestas de personas que han invertido su dinero e intentan sacarlos adelante», señala una vecina.
Dos pueblos, dos versiones
Ibeas de Juarros, aunque el nombre no aparezca en la denominación de los yacimientos, se encuentra muy próximo a estos, geográficamente pero también en otros aspectos. La Fundación Atapuerca tiene su sede en este pueblo y los centros de recepción de visitantes se encuentran uno en Atapuerca y otro en Ibeas. Incluso el acceso a Cueva Mayor se encuentra en su término municipal. Pero la percepción de este Patrimonio de la Humanidad es distinta en Ibeas que en Atapuerca. En Ibeas no encontramos apenas hitos o señales diferenciales que indiquen que desde aquí se accede a los yacimientos, «solo se ven cuando sales a la carretera».
José Ignacio Colina es alcalde de Ibeas, esta es su primera legislatura al frente del Ayuntamiento pero lleva como vecino del pueblo 26 años y reconoce que el impacto en la economía que han tenido los yacimientos y su declaración como Patrimonio de la Humanidad ha sido «mínimo». Por un lado, destaca que no ha habido inquietud por explotar este recurso.
«Aquí hay pocos negocios más desde el surgimiento de los yacimientos. Hay una casa rural, otro proyecto de licencia en marcha y un par de casas rurales en Mozoncillo», enumera. El regidor de Ibeas explica que la población de su pueblo creció al albor del 'boom' de la construcción por su proximidad con Burgos. «La gente vive aquí pero trabaja en Burgos. Es un buen lugar para vivir, comunicado con Burgos y con ambiente rural», añade Colina.
«El impacto de los yacimientos en el sector turístico no ha sido grande», explica, «en término de empleo también es bajo el impacto. La gente que trabaja en la Fundación Atapuerca no es mucha, tampoco nos afectan muchos los empleos que se generan en los yacimientos. Pueden ser dos o tres empleados, no es un gran número».
Recepción de visitantes a las afueras de los pueblos
Desde el pueblo de Atapuerca algunas voces se alzan contra la decisión de sacar de los pueblos los centros de recepción de visitantes. «Esto hace que los turistas no pasen por el pueblo, los saca y es más difícil monetizarlo pero la Junta quiso en su momento edificios grandes», comenta una vecina de Atapuerca.
Lo mismo apunta Colina, «el centro de recepción de visitantes en un principio estaba en el pueblo, con una personas de la Junta que vendía las entradas para la visita a los yacimientos. Pero una vez abrió el MEH está todo dirigido desde allí. Se abrieron los dos centros de recepción de visitantes que están en las afueras y no tiene tanta repercusión en el pueblo».
Se nota en Ibeas que por allí no pasan tantos peregrinos aunque son ruta alternativa y el Camino de Santiago de la Edad Media sí pasaba por el pueblo en vez de por Atapuerca, como señala el regidor, «en el pueblo vecino se ha explotado. El Camino oficial ahora va por allí y eso sí ha generado movimiento. Tradicionalmente en Ibeas no se ha sabido explotar el Camino ni los yacimientos», lamenta Colina.
Pero eso es algo que se quiere cambiar desde el Ayuntamiento y se trabaja para impulsar y apoyar iniciativas que pongan en valor la posición de Ibeas con respecto a los yacimientos. Colina habla de un proyecto de museo etnográfico para potenciar que la gente visite el pueblo. «Al final vienen con un autobús desde el Museo de la Evolución o con su coche que dejan en el centro de visitantes y no repercute en el pueblo», explica.
Por otro lado, la Asociación Vecinal El Rebollar de Ibeas ha trabajado en la creación de una ruta que conecta el pueblo con el centro de recepción de visitantes a través de un camino que atraviesa un robledal muy bonito. La asociación ya había marcado la ruta como un bosque encantado con esculturas de madera, muñecos, composiciones de piedras. Se pretendía que con este atractivo la gente se animase a subir paseando desde el pueblo. Además, al volver, se puede observar la Cruz de Canto, que era el límite con Navarra en el siglo X. «La asociación ha creado este espacio tan bonito, con ilusión, del que sentimos orgullo, ha estado en funcionamiento todo el verano pero nos han robado las figuras. Está denunciado y el Ayuntamiento apoyará a la asociación en lo que precise para recuperarlo y seguir potenciando esta posición», añade el alcalde.
La percepción de Atapuerca y la de Ibeas difieren en cuanto a la repercusión que ha tenido estar tan cerca de un Patrimonio de la Humanidad como son los yacimientos de Atapuerca es diferente. Pero Ibeas es consciente de que tiene que hacerlo, es el momento de aprovechar la posición y señalar la cercanía con los yacimientos. Esa es la idea e incluso piensan en la realización de un mural con esta temática en la entrada desde Logroño.
Los vecinos: amor por la sierra, respeto a los investigadores, quejas por mantenerlos al margen
En la revista 'Conservation and Management of Archaeological Sites' se publicó un artículo en 2016 que llevaba por título 'Atapuerca: los vecinos tienen la palabra'. En este se profundiza en el impacto que los yacimientos y su repercusión han tenido en la vida de los vecinos de Atapuerca e Ibeas de Juarros. Se pone de manifiesto que estos tienen apego por los yacimientos y respeto por los investigadores.
El investigador de la Universidad de Burgos (UBU) Juan Carlos Díez Fernández intervino en este estudio junto con estudiosos argentinos y españoles. El artículo señala que cuando hace 20 años los yacimientos se declararon Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, esto provocó una revolución turística y social en el entorno y en la ciudad de Burgos.
Pero los investigadores ya advertían que no se había dado voz pública a los vecinos de Ibeas y Atapuerca aunque la Unesco estipulaba que debían participar en la labor de velar por la conservación y protección del patrimonio.
Las respuestas de los vecinos al estudio demuestran su amor por la sierra y su respeto hacia los investigadores pero se quejan de encontrarse fuera de todos los marcos decisorios y de gestión de los recursos, lo que producía un desapego que se puede seguir observando.
Esta investigación, realizada desde la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires y la UBU, concluía que el patrimonio necesita ser democratizado y que la comunidad local debería ser, tanto como el turismo o la rentabilidad económica, uno de los ejes privilegiados por la administración pública. Cuatro años después de ese estudio, las respuestas han variado poco.
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