Verónica Cancho es cocinera en el conocido restaurante burgalés Alma. BC

«He pasado ya por tres tipos de ERTE y todos los meses he cobrado con retraso»

La cocinera ribereña Verónica Cancho trabaja en un conocido restaurante de Burgos, lleva concatenando expedientes de regulación desde marzo y asegura que lo peor de esta situación es la angustia de no saber qué va a pasar con su empleo

Gloria Díez

Burgos

Domingo, 24 de enero 2021, 08:15

Su caso es el de miles de trabajadores del sector de la hostelería en la provincia. Una concatenación de ERTES desde el pasado mes de marzo y un gran retraso en el cobro de su salario cada mes. Verónica Cancho, una arandina afincada en Burgos que trabaja en un conocido restaurante de la capital, se siente «agotada» y confiesa que lo peor de esta situación es la angustia de no saber qué va a pasar con su empleo.

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«Nos cambian las leyes día sí y día no. Trabajas una semana, te mandan otras dos para casa, no se ponen de acuerdo entre la Junta y el Gobierno y mientras tanto no nos dejan trabajar, es muy duro sobrellevarlo», admite.

Entró expediente de regulación de empleo el 15 de marzo y cuando el restaurante reabrió en junio volvió al trabajo a media jornada. En noviembre, con el cierre abrupto de toda la hostelería, regresó a situación de ERTE completo. Ha cambiado tres veces de modalidad, «primero fue ERTE de impedimento, después de limitación y ahora otra vez de impedimento», detalla. Un baile de tipologías que hace muy complicado echar cuentas. «Además, lo pagos del SEPE se retrasan pero nuestras facturas no, desde marzo no cobré nada hasta junio», asegura.

En estos momentos, el establecimiento está abierto con restricciones porque no tiene terraza, «solo se hace comida para llevar y en esta circunstancia está mi jefe trabajando él solo», indica. Además, Cancho no es ajena al mal momento por el que pasa el propietario de Alma, «hemos conseguido cosas muy grandes, estamos trabajando muy contentos en este restaurante y sabemos que nuestro jefe está pasándolo realmente mal».

Ella se ha manifestado, junto con sus compañeros de profesión y todo el sector hostelero, pidiendo ayudas directas a las administraciones. Se siente «señalada» y no comprende «por qué nos han puesto en el punto de mira cuando los negocios hosteleros estamos cumpliendo a rajatabla con todas las medidas». En este sentido, se siente molesta al ver por ejemplo, «aglomeraciones de gente esperando para entrar a las tiendas a las rebajas» porque, considera, «esa situación también es peligrosa».

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«Al sector le va a suponer muchísimo esfuerzo recuperarse de esto porque encima nos están estigmatizando y a la gente ya le costaba entrar, porque hay mucho miedo», confiesa. Para ella la parte psicológica está siendo la más difícil de sobrellevar desde que estalló la pandemia, «la incertidumbre es total y eso genera angustia y mucha presión», a lo que se añade la situación económica aunque ella se siente «afortunada», porque ha contado con el apoyo de su familia «para tirar» mientras esperaba a cobrar del SEPE.

De cara este año confía en que en verano «la cosa empiece a remontar». «Hay mucho pesimismo pero espero que empiecen a proponer las medidas de contención con algo más de cabeza, que la vacuna ayude a aliviar los datos de contagios y que, con responsabilidad, poco a poco, vayamos saliendo de esta», concluye.

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