Burgos

Las monjas cismáticas de Belorado piden el despido de los trabajadores del convento

Los gastos que han asumido la Comisión Pontificia y la Federación de Clarisas Nuestra Señora de Aránzazu procedentes del convento de las exmonjas de Belorado, en la provincia de Burgos, son elevados. Se sigue pagando la decena de nóminas y gastos ordinarios del cenobio como son los suministros y hasta las facturas del cacao para realizar sus productos. «Todo menos comida», recordaban desde el Arzobispado preguntados por el tema.

Ahora, a través de su habitual medio de expresarse, Instagram, la que fuera clarisa, Susana Mateo, pregunta al arzobispo, Mario Iceta: «¿Por qué no despide a los trabajadores en vez de seguir pagándolos a ellos con el dinero que sigue entrando en nuestras cuentas, a costa de no pagar nuestra Seguridad Social?», según informa BURGOSconecta.

El dinero que entra en las cuentas, y que ahora supervisa monseñor Iceta y la Comisión Pontificia, proviene de las pensiones de las cinco mayores, legítimas clarisas que no fueron excomulgadas. También procede otra parte de «alquileres». Este dinero se destina al pago de los empleados que no trabajan para ellas, excepto uno.

Asegura la exclarisa en Instagram que «la mayoría de estos empleados no están trabajando» para ellas y «obedecen a sus órdenes». Así «ni el jardinero está trabajando la huerta, ni el guardes de Artebakarra [Derio] está guardando el convento y así suma y sigue», asegura en nuevas acusaciones a través de Instagram. Con ellas, dice, «quedan tres empleados», que cobran del Arzobispado, de un dinero «que parece que sale de su bolsillo, pero el dinero sale de nuestras cuentas usurpadas a las cuales no podemos acceder».

Recalca que algunas de sus necesidades básicas, como los recibos domiciliados, les llegan «todos devueltos de telefonía o de fibra o muchas otras subvenciones que se están perdiendo». Reconoce que «el dinero que aportan los monasterios va a los empleados que no están trabajando para nosotras, que no son ya nuestros empleados»

Ha recordado en la intervención en Instagram que han «detenido embargos porque hemos ingresado nosotras dinero en las cuentas», pero, es más, «han pedido a ellos [a la Comisión Pontificia] que pagaran a Hacienda y así se detuvieran los embargos. Sigan su farsa señores».

De lo que no habla de es de los gastos, acreditados con facturas, de sus materias primas, suministros; de los gastos suntuarios, como los jamones ibéricos, los teléfonos de alta gama o los ordenadores; eso sin contar los juegos de sábanas de seda y nórdicos, cuyos fabricantes reclamaron casi 7.000 euros por las deudas que las exreligiosas tenían con el proveedor desde el mes de enero.

Hay que recordar que, mientras piden el despido de los trabajadores, siguen practicando la petición de ciberlimosna. Las bretoneras mantienen abiertas sus cuentas de Bizum en sus teléfonos móviles y abren otras en plataformas como PayPal, esta última a nombre de la exabadesa, Laura García de Viedma, y de una asociación civil fantasma no reconocida por el Ministerio del Interior, como adelantó este periódico en el mes de agosto.

Aun así, las exmonjas siguen usando el nombre de una asociación que no existe. La Asociación Monasterio Santa Clara de Belorado no figura en el Registro Nacional de Asociaciones, lo que implica que la figura jurídica que quieren usar como paraguas legal tampoco existe, al menos, de momento. Y han usado la inexistente asociación, que resulta de la transformación de la entidad religiosa Monasterio de Santa Clara de Belorado, a través de la cual y en cuyo nombre hablan de «usurpación ilegítima de sus cuentas bancarias».

Cuando el caso de las exclarisas atravesaba el ecuador desde su ruptura con la Iglesia Católica, el Arzobispado informaba de que el acumulado de facturas que estaban llegando al seno de la Comisión Pontificia alcanzaba un valor por encima de los 42.000 euros y que la exabadesa, personalmente se las había remitido al Arzobispado. Algunas de esas facturas estaban impagadas desde hace dos años o más.

Fuentes cercanas a la Comisión Pontificia hablan de unos gastos mensuales de 30.000 euros. Estos son los gastos que está costeando la Comisión Pontificia y la Federación Aránzazu. La Comisión ha tenido que llevar a cabo un trabajo minucioso y examinar cada obligación de pago porque muchas de las examinadas estos dos últimos meses de verano son anteriores al nombramiento del Comisario Pontificio.

En los primeros días de agosto, por sorpresa y a media noche, García de Viedma grababa un video para culpar al arzobispo, Mario Iceta, de hundir los dos monasterios, Derio y Orduña: «Dios no lo impide, yo creo que ya para septiembre estarán arruinados, si no embargados y si no vendidos a los bancos», auguraba. Termina el verano, termina septiembre y el augurio no se ha cumplido. Todo eso, al mismo tiempo que terminaba la campaña de micromecenazgo que empezaron un mes antes y donde solo fueron capaces de recaudar 2.723 euros de los 20.000 que el servicio de PayPal les ofrecía, un 13,61%.

En un intento desesperado por sacar dinero de donde sea y con ayudas externas de familiares -alguna persona muy allegada trabaja para la Conferencia Episcopal- las exclarisas han intentado sacar rédito -legítimo- de su trabajo con la venta de las famosas trufas y otros chocolates. Y también con la venta por internet de ciertas prendas como una casulla de color verde por 250 euros; una prenda de revestir que no se ajustaría a los cánones preconcilares y que salía a subasta por un precio muy inferior a lo que realmente vale. A las pocas horas de conocerse este tema, esa venta desapareció de la red.

Mientras las deudas se acumulan, las exclarisas tampoco pagan las multas impuestas, en este caso por la Junta de Castilla y León, por el criadero de perros sin registrar por lo que se les impuso una multa de 3.001 euros. Llegará el embargo de cuentas o bienes y posiblemente el hundimiento del negocio.

• Temas
• Iglesia Católica
• Instagram
• Monjas cismáticas de Belorado