![«Llevo un año con arritmias, tensión alta y pérdidas de memoria»](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202103/29/media/cortadas/secuelas-covid-kKAI-U130972642899BkE-1248x770@Burgosconecta.jpg)
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Arritmias y subidas de tensión repentinas son dos de las secuelas de la covid que le impiden a Begoña Castilla hacer vida normal. Esta voluntaria de Protección Civil de Aranda de Duero estaba llamada a recibir la vacuna de AstraZeneca, pero a sus 55 años ha tenido que rechazarla. Los problemas de salud que padece, derivados de la infección por coronavirus, hacen que no sea recomendable vacunarse.
Su historia empieza como la de miles de burgaleses que se contagiaron sin saberlo en la primera ola y que pasaron la enfermedad en su domicilio con sintomatología leve. «A mí me dolía mucho la cabeza y estuve un mes dando positivo», recuerda. Pero el verdadero problema comenzó cuando creía haber superado la covid, porque entonces empezaron a hacerse persistentes las secuelas que hoy, casi un año después, todavía padece.
«El dolor de cabeza no llegó a desaparecer y todavía lo tengo pero lo peor es que empecé con arritmias y con subidas de tensión que me han hecho ir a Urgencias hasta dos o tres veces por semana», explica. Su caso está en estudio clínico, «tienen que ver por qué me pasa esto y el riesgo que tengo de que me pueda dar un infarto», lamenta.
Begoña era deportista, llevaba un estilo de vida saludable y no tenía ninguna patología cuando contrajo la enfermedad. No había nada que aparentemente hiciera sospechar que le afectaría de forma tan severa. Otra de las particularidades de su historia es que ha pasado la covid dos veces, ya que volvió a dar positivo en el mes de agosto, aunque en aquella ocasión no tuvo apenas síntomas y ya padecía las secuelas de la primera. Y no solo ella, su marido también ha sido diagnosticado ambas veces, aunque ahora no tiene síntomas persistentes.
Antes de que estallara la pandemia era auxiliar de ayuda a domicilio pero estas secuelas le impiden trabajar, muchos días no puede ni levantarse de la cama. También describe otros problemas que son más frecuentes de quienes han pasado la covid: «Se me cae el pelo y tengo muchas pérdidas de memoria».
Con todas las dificultades, Begoña deja patente su carácter luchador y cuenta cómo el apoyo de la agrupación de Protección Civil y de su coordinador, José Luis García, ha sido fundamental: «Él siempre me da ánimo y ha tirado de nosotros todo este tiempo, también el resto de compañro». Confía en la medicina y especialmente en su médica de cabeceera, Eva Asensio, a la que está especialmente agradecida porque según sus palabras, «sin ella no estaría aquí».
Ahora, pendiente de pruebas de cardiología y de resultados, solo espera «recuperar un poco la vida que tenía antes de tener la covid». Y hace un llamamiento a la responsabilidad «para que la gente no se lo tome a broma» porque «hay muchas secuelas, incluso de gente que no ha llegado al hospital».
Tiene esperanza en la vacuna y argumenta que no le preocupa no recibirla por el momento porque sabe que tiene anticuerpos y cree que «habrá personas que no lo hayan pasado y puedan necesitarla más». En todo caso, insiste en que «es importante vacunarse» y espera poder hacerlo cuando sus síntomas mejoren.
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