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El incendio originado ayer en el entorno de la localidad de Valluércanes, en el límite con La Rioja, ha arrasado ya más de 1.000 hectáreas, en su mayor parte de superficie de cultivo de cereal, lo que lo convierte en el incendio más devastador ... de los registrados en la provincia de Burgos en los últimos años, informa Burgosconecta.
Las llamas se originaron sobre entre las 11 y las 12 horas en una zona de cultivo, donde al parecer estaba trabajando una cosechadora de la que brotaron chispas. Una vez iniciadas las llamas, las condiciones meteorológicas, con temperaturas cercanas a los 40 grados y viento seco, facilitaron su rápida propagación, afectando a zonas de la provincia de Burgos y de la comunidad autónoma de La Rioja.
A la vista del cariz que estaban tomando los acontecimientos, en la tarde de ayer se desplegó un amplio dispositivo, formado en algunos momentos por seis autobombas con sendas cuadrillas de tierra más dos dotaciones de bomberos de la Diputación provincial. También han participado en las labores de extinción tres helicópteros y dos aviones, que han estado atacando el fuego desde el aire.
Además, también se ha recurrido a maquinaria pesada con el envío de dos buldócer para facilitar el acceso por la zona de monte a los efecitvos terrestres, junto a los que se desplazaron un técnico y seis agentes medioambientales, y llegar hasta la base del incendio.
Marcos Barbero, guarda rural
Sin embargo, y a pesar del trabajo de los efectivos antiincendios, lo cierto es que las llamas fueron avanzando con virulencia por la zona a medida que avanzaba la tarde, llegando a afectar a cientos de hectáreas de cereal. De hecho, las llamas alcanzaron Cerezo de Río Tirón a primera hora de la noche, tras haber avanzado previamente por el entorno de San Millán de Yécora (La Rioja).
La rápida actuación de los agricultores de varios municipios de la zona (Valluércanes, Altable, San Millán, Vallarta o Treviana entre otros) en la creación de cortafuegos para atajar el avance de las llamas con sus tractores «resulto clave durante las primeras horas del incendio», asegura una vecina de Valluércanes.
«Se pegaron una paliza desde la una del mediodía hasta las diez de la noche para ayudar a extinguir las llamas. En un primer momento se apaciguó y se pensó que no llegaría a más pero a las cinco se volvió a descontrolar», detalla sobre los inicios del incendio.
El guarda rural, Marcos Barbero, que trabaja en la zona de Cerezo y Quintanilla desde hace más de dos décadas, no da crédito a la embergadura del incendio. «Es uno de los más grandes que he visto en más de 20 años», confirma sobre la magnitud del fuego.
Cuatro valles en Cerezo, uno en Quintanilla y buena parte del entorno de Valluércanes es la extensión que Barbero ha visto arder desde el jueves por la mañana a causa de un fuego que ahora «está controlado», pero que puede «volver a desencadenarse en cualquier momento».
Las condiciones climatológicas son un enemigo en esta lucha. «Estamos a 36 grados y subiendo y también hace viento en la zona. Los bomberos se centran ahora en apagar las llamas en balas y campos con paja que podrían desatar el incendio de nuevo», explica sobre las labores actuales de extinción.
El concejal de agricultura de Cerezo, Francisco Javier Fernández, apunta que «se ha quemado una cantidad elevada de superficie», con una estimación aproximada de «entre 100 y 200 hectáreas de terreno cultivado y sin cultivar de cereal y pino» solo en el entorno del municipio.
El edil señala que el fuego «se complicó con la llegada de la noche y la propagación de las llamas por valles y lomas de difícil acceso» para los efectivos terrestres, que necesitaron de los buldócer para despejar el camino, lo cual permitió que se extendiese por mayor cantidad de superficie.
«El incendio ha tomado dirección Burgos, hacia Quintanilla de San García. Los bomberos siguen tratando de controlar el fuego y ahora se centran también en apagar balas de paja que estaban comenzando a arder por la zona», añade sobre el estado actual del incendio.
En la misma línea se sitúa el delegado territorial de la Junta en Burgos, Roberto Sáiz. «Ha sido una noche complicada, aunque se ha evitado que el fuego llegase a incendiar masa arbórea con los buldócer y gracias a la inmensa labor de los bomberos», destaca.
«También estuvo a punto de declararse de nivel 1 a primera hora de la noche porque incluso se tuvo que cortar momentaneamente la BU-720», reconoce Sáiz sobre el avance de las llamas durante la noche del viernes y la madrugada de este sábado.
Por el momento, el último parte de la Junta de Castilla y León, informó este sábado que el fuego sigue activo y los bomberos continúan las labores de extinción con el apoyo de sus homólogos riojanos para sofocarlo y poder controlar su avance.
Este nuevo incendio ha supuesto el duodécimo en apenas tres días en la provincia de Burgos, tras sumarse en la tarde del viernes el ocurrido en un club deportivo de la zona de Castañares, en la capital.
Con menor incidencia, el fuego se desarrollo por la zona arbolada que rodea las instalaciones deportivas del club El Soto, que tuvo que ser desalojado por precacución, y la rápida actuación de los bomberos evitó que las llamas se propagarán hacia la vegetación cercana y se produjese una tragedia mayor.
A la espera de nuevas comunicaciones, continúa preocupando el incendio de Villalbos, que hasta el viernes era el único activo dentro de los ocurridos desde el pasado miércoles, y del que aún se desconoce tanto el origen como la superficie total afectada.
El delegado territorial de la Junta en Burgos, Roberto Sáiz, ha querido hacer un llamamiento este sábado a la precacución debido a la situación de 'alarma' decretada el viernes por el gobierno autonómico.
Sáiz insta a la ciudadanía a respetar las recomendaciones y normas relativas a hacer fuego en el campo ante el panorama que se está viviendo en la provincia durante los últimos días.
De esta manera, el delegado territorial recuerda que la situación excepcional decretada ayer por la Junta obliga a distintas medidas preventivas y organizativas como la prohibición de trabajos en el monte y en la franja de 400 metros de terreno que lo circunde con cosechadoras empacadoras, desbrozadoras o equivalentes.
Tampoco podrán realizarse trabajos con cualquier otra maquinaria que genere deflagración, chispas o descargas eléctricas (sopletes, soldadoras, radiales) ni en el monte y ni en las franjas de 400 metros de terreno rústico que lo circunde.
Además, es obligatorio disponer de medios de extinción y personal suficientes para controlar los posibles incendios que se puedan originar como consecuencia de las labores.
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