«La gente tiene muchas ganas de darse una alegría»
Mari Paz Ugidos, propietaria de Diecinueve ·
Mari Paz Ugidos, propietaria de Diecinueve, reconoce que detecta miedo entre sus clientes, pero a la crisis económica más que a la covid-19| Las citas previas van funcionado pero el textil necesita pasar a la fase 1 para reactivar el pequeño comercio
Con todas las medidas de seguridad oportunas, y mucho sentido común, el comercio burgalés va reactivándose. Las tiendas físicas se han ido abriendo, mediante cita previa, a la espera de avanzar en el plan de desescalada. Y los burgaleses están respondiendo a la llamada del comercio de proximidad, porque tienen ganas de comprar, de darse un capricho, de ir recuperando la normalidad. «La gente está preocupada pero también tiene ganas de salir», reconoce Mari Paz Ugidos, y se ha animado con la petición de citas previas, sobre todo los clientes más fieles.
En el comercio textil, al que pertenece su establecimiento Diecinueve, comprar no siempre es una necesidad, «es un acto de placer», apunta Mari Paz. «Cuando mis clientes entran en mi tienda quieren darse una alegría», insiste, y ella hace todo lo posible porque pasen un buen rato y salan felices, con bolsa o sin bolsa. Y, ahora, igual. Para ella, en este sentido, nada ha cambiado y nota que «la gente tiene muchas ganas de darse una alegría». Y también de apoyar al pequeño comercio, de ahí que la primera semana de citas previas no haya tenido una mala acogida.
Sus clientes han llamado, han concertado cita y se han acercado hasta el establecimiento calle San Juan, donde se está haciendo un trabajo extra de limpieza y desinfección, afirma Mari Paz. «En todas las tiendas se están tomando las medidas de seguridad oportunas, el cliente puede venir con tranquilidad»; van a encontrar geles hidroalcohólicos, se vaporizan las prendas que se prueban los clientes y se hace una limpieza mucho más exhaustiva. Las mascarillas y los guantes forman ya parte de la normalidad, porque nos debemos de acostumbrar a cambiar algunos de nuestros hábitos.
Mari Paz Ugidos insiste en que hay que acostumbrarse a convivir con el virus, pero con actitud optimista. «No va a poder con nosotros» y, si bien estando en fase cero se han relajado algunas normas de apertura de los comercios, «estamos deseando pasar a la fase 1 para que se pueda reactivar la economía». El sector del comercio lo está pasando una situación difícil. La crisis de la covid-19 ha pillado al textil con las tiendas llenas de género para todos los eventos de primavera, que no se han podido celebrar, recuerda Mari Paz.
«Por bien que funcionen las ventas, lo que no se ha vendido en dos meses es imposible de recuperar», se lamenta. De ahí que reclame ayudas al pequeño comercio, y no tanto ayudas económicas, sino incentivos como rebajas en la cuota de autónomos o fiscales. No han tenido ingresos durante casi dos meses, pero sí han tenido que pagar sus facturas, sus alquileres, sus deudas, y eso que los proveedores están siendo comprensivos. La recuperación «va a ser muy dura», afirma, y aquellos negociosos que iban justos, se pueden quedar por el camino.
Mari Paz Ugidos lamenta la gestión «pésima» que se está haciendo de la crisis sanitaria, con medidas como prohibir las rebajas en tienda pero permitirlas online. «Es la puntilla para el pequeño comercio», afirma, y aunque el Gobierno haya rectificado ahora, en el sector se siente «desprotegidos». Y la sensación que se nota en la calle es también la preocupación por las consecuencias económicas de la crisis sanitaria. «Veo más miedo y preocupación a cómo vamos a afrontar la crisis económica que al virus; el miedo a la enfermedad existe pero nos hemos mentalizado de que tenemos que convivir con ella», asegura Mari Paz.
Por todo ello, esta comerciante burgalesa hace un llamamiento al optimismo. «Los clientes pueden venir con tranquilidad a las tiendas, a probarse ropa y a mirar», insiste Mari Paz. «Seguimos siendo su casa; necesitamos que vuelvan, económica y anímicamente». Para todos, salir de compras puede suponer un alivio, olvidarse por un rato de la covid-19, pasar un buen rato, ver a otras personas. Y si se consume, se ayudará al comercio local, que aporta un valor añadido en forma de trato personal, de cariño, y que los burgaleses saben valorarlo.
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