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La central nuclear de Santa María de Garoña asiste a «un hito histórico». La planta burgalesa ha pasado a manos de Enresa, la empresa estatal que se encargará de su desmantelamiento, tras recibir esta semana la autorización del Gobierno central para comenzar con el proceso. ... Este plan arranca una década después del cese de la planta y se prolongará, si se cumplen los plazos, hasta 2033, según informa El Correo.
El primer paso, el único requisito que faltaba para iniciar el desmontaje, ha tenido lugar este miércoles con la transferencia de titularidad de la planta de Nuclenor -sociedad coparticipada por Endesa e Iberdrola- a la empresa pública Enresa (responsable del desmontaje). La compañía se ha hecho con el control de la instalación para acometer la primera fase del desmantelamiento.
En esta primera etapa del desmontaje se gestionarán 5.718 toneladas de materiales, según se ha detallado en un acto desarrollado en la central atómica. De esa cifra, 4.027 toneladas son residuos radioactivos en su mayoría de muy baja actividad, que se trasladarán al complejo de El Cabril, en Córdoba, único almacén de residuos radiactivos de baja y media actividad de España. Las 1.691 toneladas restantes son residuos convencionales de construcción y demolición. Aparte, los 49 contenedores de combustible gastado, junto a otros (para sumar un total de 55 contenedores) se quedarán en el Almacén Temporal de Individualizado (ATI) de Garoña.
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Esas cifras corresponden solo a la primera fase del desmontaje. Si se tiene en cuenta todo el proceso en sus dos etapas, aproximadamente el 20% del total de residuos de Garoña son radioactivos, el resto convencionales, han explicado desde Enresa. De ese 20%, la mayor parte, el 80%, son desechos de muy baja actividad y en torno al 20% de baja y media actividad. Todos ellos van al 'cementerio' nuclear de El Cabril. Lo que se quedará almacenado en la planta burgalesa (los 55 contenedores) representan una pequeña parte del total de los residuos, «es insignificante, muy pocos metros cúbicos», han precisado desde la compañía nacional.
El transporte de residuos radioactivos de muy baja, baja y media actividad se realizará por carretera. «La reglamentación, los embalajes y los vehículos garantizan su seguridad y tras más de 4 millones de kilómetros recorridos, no se han producido incidentes con implicaciones radiológicas», han subrayado.
El presidente de Enresa, José Luis Navarro, ha manifestado tras la firma ante notario de la transferencia de titularidad de la central que el proyecto supone «un gran reto» para la empresa pública, para el que «estamos preparados». «Contamos con los medios técnicos y con un gran equipo humano para afrontar este desmantelamiento».
Esta fase inicial durará tres años y sus actividades principales serán el desmontaje de los sistemas, estructuras y componentes del Edificio de Turbina y su acondicionamiento como nuevo Edificio Auxiliar de Desmantelamiento (EAD). Simultáneamente a estos trabajos, se realizará la evacuación del combustible gastado desde la piscina hasta el Almacén de Residuos. Se gestionarán 49 contenedores.
«Desmantelar las instalaciones nucleares que han cesado su actividad forma parte del servicio público esencial que Enresa presta a la sociedad española», ha subrayado Navarro, asegurando que se hará con «profesionalidad, rigor, seguridad y transparencia». Para ello, el responsable de la compañía ha destacado el equipo humano con el que contará el proyecto, que está formado por más de 30 personas de plantilla de Enresa y unas 70 de Nuclenor, a las que se unirá el personal de otras empresas especializadas contratadas para colaborar en el proceso. En total, durante la primera fase se alcanzarán los 350 empleos directos.
Enresa, ha abundado, tiene «gran experiencia» en desmantelamiento, «esto nos aporta a todos, principalmente al entorno de Garoña, una enorme seguridad». «Tenemos un magnífico equipo de profesionales que han adquirido gran experiencia en el desmantelamiento parcial de Vandellós I (Tarragona), en el del reactor experimental que existió en Madrid y por último en el desmantelamiento ya completado de José Cabrera -más conocida como Zorita- en Guadalajara, entre 2010 y 2022».
Para facilitar la participación de las empresas del entorno de Garoña en las licitaciones necesarias para el desmantelamiento, Enresa colabora con la Confederación de Asociaciones Empresariales de Burgos (FAE), para proporcionar información a las empresas interesadas. Así, en 2021 FAE y Enresa organizaron un evento informativo. Además, Enresa informa anualmente de las licitaciones previstas.
La segunda fase, para la que Enresa ha de obtener una nueva autorización, culminará el proyecto con actividades como el desmantelamiento final de los edificios de carácter radiológico, así como los trabajos de descontaminación, desclasificación y demolición, hasta finalizar con la restauración del emplazamiento. El plazo estimado para desarrollar el proyecto es de, aproximadamente, diez años, ha explicado Navarro, tres para la primera fase y siete para la segunda, aunque matizó que esta planificación puede experimentar variaciones porque para Enresa «siempre prima la seguridad sobre el programa».
Navarro ha aludido también al coste total del proyecto de desmantelamiento, estimado en 475 millones de euros. A este respecto, ha explicado que en España ese gasto se sufraga «con una tasa que en función de la electricidad producida pagan las centrales nucleares mientras están en operación, que pagó Nuclenor hasta diciembre de 2012».
En ese mismo ámbito, el máximo responsable de Enresa ha querido poner de manifiesto el compromiso de la compañía con los entornos en los que desarrolla su actividad. En este sentido, ha destacado que colabora con los municipios más próximos a la central tanto con asignaciones directas establecidas por orden ministerial como con la cofinanciación de proyectos de desarrollo local, destinados a generar actividad económica. En concreto «desde 2016 hemos ayudado a 11 municipios de Burgos y Álava al desarrollo de más de 42 proyectos, que han permitido la creación de 95 empleos y su alcance ha beneficiado a 4.911 personas».
Durante su intervención, José Luis Navarro ha estado acompañado por el director de Operaciones de Enresa, Manuel Rodríguez, y por el director del desmantelamiento de Garoña, Manuel Ondaro. Otro de los aspectos destacados por Navarro ha sido el de la transparencia. El máximo responsable de la compañía ha asegurado que «proporcionaremos información constante de la evolución del proyecto, tanto a las instituciones como a la sociedad en general», y ha añadido que «invitaremos a los medios de comunicación del entorno a visitar la instalación con motivo de los hitos más significativos o cuando lo soliciten». Además, ha anunciado la creación en la central de un nuevo centro de información sobre el desmantelamiento, entre otras acciones destinadas a una óptima divulgación del proyecto que ahora inicia Enresa.
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