Roa de Duero: fervor por la Virgen de la Vega

Gastronomía, cultura del vino y tradiciones antiquísimas. Roa cuenta con un amplio patrimonio inmaterial en el que destaca, entre todos los actos, la romería en honor a su patrona, la Virgen de la Vega. Se vive intensamente y con devoción por parte de los raudenses, en dos citas marcadas en el año.

La primera, el segundo domingo del mes de mayo, la más solemne y concurrida, protagonizada por un sermón y una misa cantada que termina con una procesión. El 8 de septiembre la cita es similar, pero en este caso la Virgen, tras pasar unos días en la villa, retorna a su ermita en un paso acompañado de fieles y peñistas. Además, en ambas romerías se vive una tradición que resulta curiosa para los visitantes, ya que los vecinos bailan alrededor de la patrona dentro de la ermita. Durante la procesión, las madres sientan a los niños en la carroza de la Virgen, como simbólica ofrenda.

Las fiestas del patrón San Roque son otra de las tradiciones más señaladas para los raudenses. Se celebran en torno al 16 de agosto, junto con las de Nuestra Señora de la Asunción. Sus momentos más singulares y señalados, únicos en la comarca, son los antiquísimos encierros taurinos, a primera hora de la mañana.

Cuatro intensas jornadas entre el 15 y 18 de agosto con una cita previa también tradicional. Para reponer fuerzas tras una larga noche, una hora antes de los encierros se degustan las tradicionales sopas de ajo, plato castellano por excelencia, brindadas por la Asociación de Amas de Casa.

En cuanto a la Semana Santa, Roa presenta su vertiente tradicional castellana, solemne y austera. Los actos comienzan el Domingo de Ramos con un amplio programa, aunque la cita que más llama la atención es la procesión del Viernes Santo. Es la más emotiva, denominada también como la procesión del Silencio. Ese silencio se rompe con todo el pueblo entonando 'Los sayones', un canto que relata la pasión y muerte de Jesús, atribuido a Lope de Vega en el siglo XVI.

Días en Roa también de elaboración de postres caseros como las torrijas o las bolillas y la limonada. El círculo de tradiciones de la Semana de Pasión se completa con el antiquísimo juego de azar de las chapas.

Por otra parte, la localidad está también muy ligada a la figura de Juan Martín Díez 'El Empecinado', famoso lugarteniente de la Guerra de la Independencia que fue ahorcado en la villa el 19 de agosto de 1825 por mandato de Fernando VII. En 1993 la Asociación Amigos de El Empecinado impulsó un monumento en su honor y cada año, en la fecha de su ejecución, la villa celebra un sentido homenaje frente a su busto.

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