Cascajares de Bureba: una villa realenga con más de mil años de vida

El significado de su nombre deriva de la circunstancia geológica de alguna cascajera. Como toda la comarca de La Bureba, la zona de Cascajares perteneció a Castilla, después de su recuperación para la Cristiandad, expulsando a los árabes en siglo IX. El conde Diego, fundador de Burgos en el año 884, conquista Pancorbo, Poza de la Sal y Oca. Cuando fue asesinado en Cornudilla fue llevado a enterrar al monasterio de San Felices, en Villafranca Montes de Oca. Al comprobar la bondad de esas tierras acudieron a poblarlas gentes de todo el Norte de España, desde gallegos a vascos. Entonces, a principios del siglo X, se fundaría Cascajares de Bureba que tiene más de mil años de vida. Quedó incluida en el Alfoz de Pancorbo, uno de los tres que tenía La Bureba. Al mismo tiempo que se fundaba, se alzaron las villas de Trechuelo y de Quintanamarzán, hoy en día incluidas dentro del del término municipal de la villa.

La primera mención de Cascajares es del 15 de febrero de 1011. En los días anteriores, en concreto el lunes 12, el conde don Sancho Garcés de Castilla, el de los Buenos Fueros, había celebrado solemnemente la fundación en Oña de la que sería la abadía más importante de Castilla. Sin duda, la fiesta y el suceso se habían celebrado en toda la gran comarca burebana. Sobre la primera referencia, en el Archivo de Oña es del 10 de febrero de 1286. Don Alvar Pérez Carrillo vende al monasterio de dicha villa las fincas que tiene en Miraveche, que debían ser importantes, pues, además de una robra, cobra 1100 maravedíes de plata. Una de esas fincas, «una tierra de pan», linda con Trechuelo.

En esa época, Trechuelo se fue abandonando poco a poco a favor de Cascajares; nunca debió de tener mucha población, pues cuando el obispo don Aparicio señala los 'préstamos' de su diócesis, esta villa solo aparece con cuatro maravedíes, aunque de oro. Por su parte, Quintanamarzán fue más importante. Se menciona en 1111, en el principio de la gran fundación del conde don Sancho y de la abadesa Santa Tigridia. Leemos otra vez el nombre de esta villa en 1180 en la escritura en la que el monasterio de Oña y Diego González intercambian los bienes que éste posee en Quintanamarzán por otros que el monasterio le da en Quintanas.

Cascajares fue absorbiendo estas villas. En el siglo XII no era más que Quintamarzán, pero Cascajares se fue imponiendo. Su vida transcurre pacífica en la atención de las tierras del pan y de algunos ganados. Los vecinos mantienen sus esencias y tradiciones castellanas. En 1591 se le atribuyen 66 vecinos,. En el siglo XVIII se reconoce su carácter realengo forma 'cuadrilla' con La Vid y Quintanaélez. En el año 1843 reúne 167 habitantes.