Los camiones abandonan la N-1 y colapsan la autopista entre Burgos y Álava al ser gratuita

La retirada del peaje en esta autopista troncal de la red estatal -la vía rápida entre Madrid y el Norte, principal entre el sur y el centro de la Península con Europa- ha motivado un profundo cambio en el tráfico. La gratuidad ha atraído al grueso de los camiones que, para evitar pagar la tasa, elegían la vieja N-1, una complicada carretera de un único carril por sentido en muchos de sus tramos. Y lo ha hecho en un porcentaje abrumador. De acuerdo a los datos del Ministerio de Fomento, la N-1 ha visto desaparecer de su calzadas al 80% de los camiones, cerca de 4.000 vehículos pesados por día. Con la retirada de los peajes de la AP-1 se inutilizaron también los sensores 'cuentavehículos', pero es de suponer -y todas las fuentes lo dan por hecho- que esos miles de camiones han acabado en la autopista que antes era de pago. Sólo existe un dato al respecto, del pasado mes de diciembre. Según detalla Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados, la AP-1 había ganado ese mes un 68% de circulación. Más coches y camiones de los que había perdido la nacional.

Los automovilistas vascos comprobarán este verano este considerable incremento de vehículos pesados, que para muchos «compromete la seguridad». Pero los camioneros no se sienten protagonistas del problema. «No solo hay más camiones», apunta Juan José Gil, secretario general de la Federación Nacional de Asociaciones de Transporte de España (Fenadismer), conocedor de unos datos que indican que también se ha reducido de forma notable el tránsito de turismos en la vieja nacional. Un camionero, dice, «no mira la velocidad como principal elemento», pero sí valora que haya dos carriles por sentido «porque así puede acortar el tiempo en sus trayectos». Con todo, «todavía hay transportistas que prefieren la carretera porque llegan mejor al destino con su mercancía».

La eliminación de las cabinas de peaje del tramo de Armiñón-Burgos -operación en la que la parte burgalesa ha hecho los deberes antes que la vasca, a tenor de su situación actual- supone una ventaja no solo por los 12,55 euros que se ahorran los automovilistas, sino porque permite «ganar fluidez», apunta Arnaldo. Claro que los carriles atestados de vehículos pesados dan al traste con ese supuesto ahorro de tiempo, matizan automovilistas consultados. Los más beneficiados por el trasvase son los conductores que efectúan pequeños recorridos locales por la vieja carretera, en la que aprecian «menos accidentes», dice Rafael Solaguren, vecino de Briviesca y portavoz de la Plataforma de Afectados de la N-1. Los perjudicados, los negocios situados al pie de esa carretera. «Por aquí ya no pasa nadie», lamentan.