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El empresario burgalés Sergio Santamaría fue asesinado el pasado viernes, 4 de febrero, después de ser asaltado por cuatro encapuchados armados, cuando viajaba en coche con su chófer. Natural de Celadilla Sotobrín, un pueblo a menos de 20 kilómetros de la capital burgalesa, Santamaría fue víctima de la convulsa situación política en Venezuela y sentenciado por la económica. Su familia, que está muy ligada a la localidad del Alfoz de Burgos, cree que falleció por la falta de medicamentos, pues tras haber sido intervenido para curarle dos heridas de bala, se estabilizó. Fue dos días después, el domingo, cuando repentinamente murió.
Los hechos ocurrieron en el municipio Simón Bolívar, ubicado en el estado de Zulia. El vehículo en el que viajaba Sergio Santamaría, conducido por un chófer, fue interceptado por cuatro encapuchados armados, con la intención de robarlo.
El chófer del empresario burgalés trató de escapar dando marcha atrás, momento en el que éstos comenzaron a disparar contra el coche, hiriendo a Sergio Santamaría en la cadera y en una pierna y al conductor en la cabeza. Pese al impacto de bala, el chófer condujo hasta el hospital más cercano, donde ambos ingresaron con vida y en el que se sometió al empresario de origen burgalés a una operación, puesto que los disparos le habían alcanzado el estómago y la pierna.
Tras cumplirse casi una semana del asesinato, la policía venezolana aún no ha detenido a los culpables, de los que únicamente sabe que iban armados y en un coche de color azul. Su sobrino, Roberto Santamaría no tiene esperanzas de que los culpables del asesinato de su tío y del chófer acaben detenidos. «No me fío de que la investigación vaya muy bien», advierte. La situación política ha agravado los serios problemas de seguridad ciudadana que atraviesa el país y que han obligado a miles de venezolanos a emigrar.
Además, el propio Sergio Santamaría no tenía ninguna ilusión por el cambio político impulsado por Juan Guaidó, porque «más que el líder político hay que quitar el poder del ejército», explica su sobrino. Al mismo tiempo, Roberto espera que el asesinato de su tío sirva para que el resto de la familia emigre fuera.
Santamaría tenía 79 años, casado y con tres hijos, puso en marcha una gran librería en Venezuela en la que han llegado a trabajar una treintena de personas. Actualmente, está dirigida por dos de sus hijos, el tercero vive en Miami (EE.UU). Antes de emprender en Venezuela, vivió en Chile, a donde llegó con 16 años para trabajar con algunos familiares. Allí conoció a su mujer y aprendió lo suficiente para probar suerte por su cuenta.
En Venezuela desarrolló su vida, aunque sin olvidar los vínculos con Burgos y Celadilla Sotobrín. De hecho, volvía a casa de manera habitual, la última vez el verano pasado. Sin embargo, se veía atado a su vida en Venezuela, a pesar de que sus hermanos le insistían recurrentemente para que regresara a España. Por eso sus familiares lloran aún más su pérdida.
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