Andrea Bejarano, asesinada en Burgos, era un «ángel» que se desvivía por su hijo

«Qué tristeza, qué horror», son las palabras que los allegados a Andrea Bejarano repiten esta mañana de 19 de marzo, día en el que se ha localizado su cuerpo sin vida. Se ha detenido a su marido, autor confeso del crimen, quien ha guiado a la Policía Nacional hasta su cadáver, hallado en un paraje del pueblo de Burgos Salinillas de Bureba, como informa Burgosconecta.

Andrea Bejarano tenía 34 años, un hijo de siete por el que se desvivía y un trabajo en el Hospital Universitario de Burgos. Sus allegados recuerdan a esta mujer como una persona positiva, siempre sonriendo y queriendo lo mejor para su pequeño.

Dos de los pilares de la vida de Andrea eran su trabajo y su hijo. La mujer de 34 años vivía en Burgos y trabajaba como técnica de microbiología en el Hospital Universitario. «En el hospital la adoraban porque era como un ángel del cielo, siempre con una sonrisa», recuerdan.

Tenía un hijo pequeño de siete años, Alex, al que le encantaba la ciencia y por el que se sacrificaba cada día. «Era su vida, aparte de su trabajo, porque era una técnica maravillosa», explican sus allegados desde el dolor que sienten al conocer la noticia de su asesinato en Burgos.

Los allegados de Andrea Bejarano no se explican el porqué de este asesinato machista a manos de su marido. «Siempre sonriendo, siempre viendo el lado positivo de las cosas», así la recuerdan.

También rememoran a su hijo, al que Andrea se dedicaba en cuerpo y alma. «Desde que se levantaba hasta que se acostaba y durmiendo estaba pensando en cómo mejorar» la vida de su pequeño, confiesan.

La vida de Andrea «estaba destinada al agradecimiento y a la felicidad», según explican sus allegados, quienes califican de «tremendo» que su marido haya confesado su asesinato en Burgos.

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