El acusado de matar a una mujer burgalesa en Torremolinos asegura sentirse como un monstruo

El Fiscal ha elevado su petición de 20 a 25 años de prisión, al considerar que hubo ensañamiento y alevosía

EL NORTE

Lunes, 20 de junio 2016, 17:08

El hombre acusado de degollar a su expareja, una mujer burgalesa de 47 años, y asestarle treinta puñaladas en la localidad malagueña de Torremolinos (Málaga) ha reconocido hoy durante el juicio que la mató, pero ha asegurado que está muy arrepentido y que se siente como un monstruo.

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El juicio popular ha comenzado hoy en la Audiencia de Málaga y en la primera intervención de la fiscal ha subrayado que este crimen es una tragedia social y la cara de la violencia de género, porque según él la quería con locura pero no aceptaba su ruptura.

El ministerio público ha modificado sus conclusiones y de 20 años que le pedía de prisión ha elevado su pena a 25 al considerar que hubo ensañamiento y alevosía, ya que además de degollarla le asestó 30 puñaladas antes de su muerte.

Por su parte, el acusado ha negado tal extremo y ha asegurado que tras la ruptura estuvo inmerso en una depresión en la que solo pensaba en suicidarse porque no tenía ganas de vivir y que tras sufrir un infarto, se puso mucho peor.

La víctima, de 47 años y natural de Aranda de Duero (Burgos), era profesora de inglés en el colegio Mar Argentea de Torremolinos (Málaga) y había mantenido una relación sentimental con el agresor durante siete años, relación que habían dejado tres meses antes del crimen.

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El asesinato fue cometido el 5 de marzo de 2014 cuando el presunto asesino se desplazó a la vivienda de la víctima en la localidad malagueña de Torremolinos con un cuchillo, que había comprado ese mismo día, escondido entre la ropa.

La acusación pública mantiene que el acusado no aceptaba el cese de la relación y que mantuvieron una conversación telefónica donde la culpaba de la ruptura y de un infarto de miocardio que había sufrido el 19 de febrero, extremo que ha negado el acusado.

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Al día siguiente, acudió a la vivienda de la mujer para llevarle un justificante médico que ella necesitaba para su trabajo relativo a la asistencia hospitalaria del infarto que había sufrido él.

Durante su declaración ha insistido en que aunque reconoce que la mató no recuerda bien muchos detalles, aunque la fiscal le ha recordado que ante el juez y la policía señaló numerosos detalles, entre ellos que quería cortarle la aorta y que se desangrara.

El fiscal considera que el acusado, de 46 años, sufre un trastorno afectivo de personalidad que no le afecta a sus facultades y que cometió los hechos tras «un plan premeditado».

El agresor, tras una fuerte discusión, le asestó treinta puñaladas dirigidas a la cabeza y cuello y por la situación de las mismas, según el fiscal, buscaba aumentar el sufrimiento de la víctima.

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El procesado ha insistido que el cuchillo lo compró para suicidarse y que su expareja era una persona muy dominante, pero que él sentía afecto y admiración, aunque también tuvo complejo de inferioridad ya que ella era profesora y él no había estudiado.

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