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Alicia Pérez
Jueves, 24 de diciembre 2015, 15:02
Nació en 1993 con la misión de atender las necesidades de las personas inmigrantes que llegaban a la provincia de Burgos y evitar que sufrieran situaciones de desventaja, discriminación o injusticias. Desde entonces, hace ya 22 años, la Asociación Burgos Acoge trabaja para defender los derechos de la población inmigrante, una labor a la que acompañan las campañas de sensibilización de la población general para que el colectivo sea acogido de forma adecuada en una sociedad multicultural. «El objetivo es atender a las personas que llegan a nuestro país defendiendo la igualdad en el acceso a los derechos y facilitando su inserción», explica Sonia Rodríguez, abogada de la entidad sin ánimo de lucro y declarada de utilidad pública.
Miembro de la Federación de ámbito estatal Red Acoge y de la Federación Regional Castilla y León Acoge, la asociación burgalesa quiere erigirse en instrumento para la transformación social, en una entidad conocida, valorada, eficaz y eficiente en la lucha contra todo tipo de discriminaciones relacionadas con las personas migrantes, además de comprometida, independiente e influyente.
Desde el año 2005, fecha desde la que cuenta con base de datos, la asociación ha atendido a 14.682 personas inmigrantes de todas las edades que han recibido una atención directa, muchos de ellos familias aunque también se atiende a personas individuales. A estas hay que sumar además consultas puntuales que se realizan de forma presencia, por teléfono o vía Internet y que no se registran, por lo que las personas atendidas realmente son muchas más. En el año 2014, un total de 1.743 usuarios de 59 países recibieron atención en los diversos programas que desarrolla la asociación, principalmente residentes en Burgos pero también habitantes de las zonas de Briviesca, Miranda de Ebro y Aranda de Duero.
En su mayoría, aproximadamente en un 50%, proceden de Latinoamérica, de veinte países diferentes aunque principalmente ecuatorianos, colombianos y dominicanos. Además, casi un 25% es del norte de África, con Marruecos y Argelia como principales países de origen. También es significativo el número de usuarios de Bulgaria y Rumanía y del África subsahariana.
Entre estos programas, que se realizan en las dos sedes con las que cuenta la entidad en la capital burgalesa, destaca el programa de atención social y jurídica, el más demandado y que supone la puerta de entrada a la asociación a través de la orientación de una abogada y una trabajadora social sobre consultas de extranjería, obtención de nacionalidad, reagrupación familiar o cuestiones de familia, de derecho laboral o de vivienda. Hay que destacar que se trabaja con cualquier tipo de población en cuanto a situación legal se refiere, es decir, tanto con inmigrantes en situación regular como irregular. Es más, una vez que se consigue la nacionalidad española, la entidad continúa trabajando con estos usuarios respecto a la problemática en cuanto a la inserción sociolaboral y social. Así la entidad cuenta con un programa de inserción sociolaboral cuyo objetivo primordial es el acceso al mercado de trabajo a través del desarrollo de habilidades sociales, la formación y la incorporación a una bolsa de empleo.
Por su parte, el área de vivienda cuenta por un lado con el programa de acceso a la vivienda, que pretende solucionar problemáticas como encontrar un hogar de alquiler, afrontar posibles impagos o desacuerdos en la interpretación de contratos; y por otro lado, con el programa de pisos de acogida. En este caso, la asociación cuenta con dos pisos con un total de 15 plazas para personas en situaciones de necesidad extrema o de emergencia. El objetivo es que esta estancia suponga la resolución y superación de esa dificultad temporal.
También se trabaja en la formación con clases de español, apoyo a la escolarización de los menores y para la inserción sociolaboral; mientras que en el programa de sensibilización y voluntariado se organizan actividades para los voluntarios y campañas y actividades de sensibilización dirigidas a la población en general.
En la actualidad, Burgos Acoge cuenta con nueve trabajadores y medio centenar de voluntarios, que principalmente participan en las clases de español y apoyo escolar, así como en un pequeño taller ocupacional. El primer paso cuando una persona inmigrante llega a la asociación es la acogida y se hace un análisis de su situación, a la que le sigue un itinerario personalizado según sus necesidades.
Para las personas que acuden a la asociación este apoyo en muchos casos lo supone todo, a veces incluso ver y contar con una cara amiga. «Hay personas que están en España muy solas y muy necesitadas de comprensión de sus dificultades y de sus malos momentos», explica Sonia Rodríguez sobre una labor que se materializa día a día en la mejora de las condiciones de vida de este colectivo.
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