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Tomás Hernández, pastor de ovejas en Serranillos, al sur de la provincia de Ávila, ha visto cómo su rebaño de ovejas sufría un ataque de lobos hace dos noches, que ha dejado a seis de sus animales muertos, más dos heridos y diez desaparecidos. «Ojalá pudiera cerrarlas», lamenta Tomás, al que le ha afectado profundamente no solo el ataque sino la visión de sus animales tras este. «Uno que entienda de ganado, que sepa cómo es ver a los animales como están, destrozados… Se cae la cara al suelo. El sofoco que nos llevamos no nos lo quita nadie ni está pagado», asegura.
Tomás entiende que el lobo tenga que vivir, pero le gustaría poder proteger mejor a sus ovejas. «Yo las dejo con el vallado permitido, la valla ganadera, pero eso solo asegura que ellas no se salgan, no que el lobo no entre». Las pérdidas «las cubrirá la Junta», pero para él no hay manera de calcularlas. «No es solo el animal perdido, el valor de la oveja, sino que los ataques afectan a más aspectos como la reproducción, su estado. Las que quedan vivas tras el ataque están nerviosas, golpeadas, no se cubrirán, otras no parirán a su tiempo, abortarán…».
En este momento Tomás asegura que tiene doscientas cincuenta ovejas, de las cuales lleva a la dehesa «a doscientas veinte para que aprovechen la comida que hay en esas fincas» valladas. «Pero al resto, a las treinta paridas, las tengo cerradas en la nave para que los lobos no se coman a los corderos. ¿Cómo voy a dejar a la intemperie a los pequeñitos?», asegura.
Tras este ataque, la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores ha denunciado una vez más la situación en la provincia de Ávila, la más afectada en la región por los ataques de los cánidos. «Los ganaderos están alimentando a los lobos mientras los políticos miran hacia otro lado», ha asegurado el presidente de ASAJA, Joaquín Antonio Pino. Su posición es contraria a la inclusión de las poblaciones del lobo ibérico al sur del Duero en Castilla y León en el listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, y asegura que con la última Orden publicada en el BOE se «entierra al ganadero en vida» y se da «manga ancha al lobo».
Según datos proporcionados por ASAJA, el pasado año los lobos «mataron en Ávila alrededor de dos mil animales, principalmente terneros menores de tres meses, ascendiendo las pérdidas reales que soportan los ganaderos abulenses a la friolera de los cinco millones de euros, según los cálculos de los servicios técnicos y periciales de ASAJA».
Por esta razón el presidente de la Asociación, Joaquín Antonio Pino, pide «voluntad política y seriedad» a las administraciones, y que no se dediquen a «ubicarse en cómodos sillones con suculentos sueldos».
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