Los aspirantes a policía con lentes intraoculares fáquicas no serán admitidos en el cuerpo

A partir de la publicación en el BOE del Real Decreto 326/2021 del 11 de mayo, en el que se aprueba el cuadro médico de exclusiones para el ingreso en la Policía Nacional, no se va a admitir a aquellos que utilizan lentes intraoculares fáquicas, una solución a la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo que consiste en el implante de lentes por detrás del iris y delante del cristalino. La operación tiene una duración aproximada de 20 minutos y un coste de cinco mil euros (la cirugía láser se sitúa entre los mil y los dos mil euros).

Muchos opositores de años anteriores que aún no han logrado aprobar se ven ahora afectados por esta exclusión médica e interpondrán un recurso. Los candidatos con lentes intraoculares, a día de hoy, no serían aptos en el reconocimiento médico que se realiza después de todas las pruebas: física, teórica y ortográfica, examen psicotécnico y entrevista.

El Norte de Castilla ha intentado ponerse en contacto con el Ministerio del Interior, que no ha ofrecido respuesta al respecto, mientras que desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP) entienden esta limitación al anteponer la salud de los futuros policías por encima de los intereses laborales.

Según ha explicado Carlos Prieto, secretario de Riesgos Laborales del SUP, el implante de lentes intraoculares fáquicas siempre ha sido un motivo de exclusión, si bien no estaba regulado explícitamente. Esta limitación se encontraba en el anterior real decreto «en un cajón de sastre» bajo la frase: 'otras causas que puedan limitar las funciones policiales'.

Desde el sindicato aseguran que con esta exclusión no se está criminalizando a las personas que tengan una lente fáquica, sino que se las está protegiendo. Prieto pone el ejemplo de que «un golpe ocular con la lente fáquica agravaría los efectos del impacto conllevando incluso la pérdida del ojo». Además, añade que está comprobado que con las lentes intraoculares se incrementa el riesgo de sufrir cataratas o de perder células epiteliales. Por estos motivos la Dirección General de la Policía no está dispuesta a correr un riesgo por causa laboral, que no sólo pondría en peligro la salud del que lleva el implante sino que, en caso de estar en una operación con un compañero, quedar inutilizado supondría el abandono a la otra persona.

El SUP ha pedido que no se confunda a los opositores ya que los buenos resultados de los implantes no significan que se elimine el riesgo de perder el ojo por un posible golpe durante las funciones policiales. Carlos Prieto ha asegurado que si los interesados antes de hacerse la operación hubiesen consultado al sindicato se les habría aconsejado no hacerse el implante al suponer un motivo de exclusión médica.

El secretario de riesgos laborales del SUP ha aclarado que «un opositor con 8 dioptrías sabe de sobra que esto puede ser limitante, otra cosa es que se agarrase a una ausencia de norma, aunque en el real decreto anterior sí que se contemple la exclusión por este motivo. Si la gente asume ese coste de tiempo y dinero, va en la libertad de la persona». En este sentido, la alternativa que se permite para los opositores es la operación láser, que ha experimentado una mejora y no se considera excluyente. Además, se recomienda que se acuda al oftalmólogo para tratar el límite visual, a sabiendas de que la lente intraocular fáquica es excluyente. El sindicato ha defendido lo publicado en el Boletín Oficial del Estado asegurando que la policía tiene que proteger a los trabajadores y al servicio policial.

En 2019 el cuadro médico de exclusiones para el ingreso en la Guardia Civil ya incluyó a las lentes intraoculares fáquicas como una limitación. El único cuerpo de las fuerzas de seguridad que admite a personas con este tipo de implantes oculares es la Policía Local; el Cuerpo General del Ejército del Aire «no se permite ninguna cirugía refractiva».