«Filomena ha sido fatal para el incendio», dicen los voluntarios de Cebreros

«Invierno, invierno, invierno», insiste Fran, trabajador de mantenimiento, también bombero voluntario en la localidad. Recorren el monte para refrescarlo, para evitar que el fuego se reavive, para controlar posibles reactivaciones de un incendio que, por desgracia, es el recordatorio de otros muchos que vinieron antes.

«Se dice que la mejor forma de evitar un incendio es el invierno y es verdad. Es entonces cuando hay que hacer las tareas de limpieza para evitar que los fuegos se vuelvan tan virulentos», aseguran. Y ponen un ejemplo, visible desde la carretera que une Cebreros con Navalperal. El paisaje junto a la calzada es desolador. Árboles quemados, arbustos chamuscados, un suelo de ceniza. Pero, en mitad de ese terreno desesperanzador, hay zonas de viñedos que conservan el verde. Como mucho, se ha quedado la primera línea de viñas«. El espacio entre ellas, funciona como cortafuegos. »En esas zonas bien cuidadas«, el fuego no entra. »Y lo mismo pasaría si se cuida el resto del monte. Las llamas podrían avanzar por el pasto, pero no llegarían tanto a los árboles«. En este caso, pinares, sobre todo. También enebros y algo de roble.

«Filomena, aunque no lo parezca ha afectado mucho». La enorme nevada de enero de 2021 provocó la caída de muchas ramas, rotas por el peso de la nieve. Después de más de año y medio, esas ramas no se retiraron. La falta de limpieza y mantenimiento, aseguran los bomberos voluntarios de Cebreros (seca por las altas temperaturas y esta ola de calor) ha contribuido a que esos restos de Filomena se hayan convertido en combustible para la propagación del incendio.

«Hay que destacar el valor de estos bomberos voluntarios», destaca Santiago de Higes, responsable de Logística de Protección Civil en Cebreros, quien recuerda que desde el sábado, a primera de la tarde, trabajan a destajo contra el fuego. «Y sobre todo, los chavales de la BRIF y los pilotos que entran como kamikaces casi, ellos son los que se juegan la vida para apagar el fuego», apunta De Higes.