Paula Velasco
Sábado, 19 de mayo 2018, 17:37
Era un 7 de febrero del año 1971 cuando Claudino García entraba como concejal en el Ayuntamiento de Cantiveros, un municipio abulense situado al norte de la provincia. «No recuerdo por qué entré, yo tenía mis treinta años y salí como concejal» con arreglo a ... la forma de hacer elecciones de entonces. En 1975 volvió a repetir cargo, pero, a mitad de legislatura, el alcalde de aquel momento tuvo que marcharse a vivir fuera «y el gobernador que había por entonces, Vicente Bosque Hita, me nombró alcalde esos dos años hasta llegar a las elecciones de la democracia, en el 79, en las que ya me pude presentar como cabeza de lista». Hasta hoy.
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Claudino comenzó en la UCD, a la que siguió Alianza Popular y posteriormente el Partido Popular. Ha visto cambios en la forma de vida y de hacer política, pero asegura que su manera de trabar ha sido siempre la misma y con la misma premisa: «hacer cosas con arreglo a lo que teníamos. Hacer inversiones sin endeudar a mi pueblo y sin agobiarle. Hay que ser transigente. Siempre he sido del buen hacer y de llevarme bien», a pesar de los roces que pueda haber en el día a día como en cualquier lugar, algo a lo que García no da importancia alguna.
Cuando el edil con más años en el cargo de la provincia abulense llegó a su alcaldía, no había ni desagües, ni cementerio, ni calles pavimentadas. «¿Cómo se va a comparar la vida de antes con la de hoy? Pero se ha ido haciendo todo con ayudas y mucho esfuerzo», explica. Ser alcalde de un pueblo no es lo mismo que ser el de una ciudad, «todos nos conocemos». Y asegura que no se puede ir diciendo «soy el alcalde, el que mando y gobierno», sino que se tiene que ser «un vecino más».
Recuerda con especial ilusión la inauguración del depósito de agua y el salón multiusos. «Tenía un gran problema. Habíamos comenzado esas dos obras y estaba ahogado», cuenta. El depósito antiguo era muy pequeño, ya no tenía presión y no abastecía a todo el pueblo en condiciones. «Sebastián González, por entonces presidente de la Diputación de Ávila, me dijo que ese depósito iba a terminarse. No se me olvida que para las fiestas de septiembre se inauguró, gracias a la ayuda de la Diputación y la Delegación Territorial. Para mí fue un éxito para el pueblo. ¡Ya teníamos un depósito para toda la vida!».
Claudino asegura que ha querido dejar el cargo en las pasadas elecciones, coincidiendo con una rotura de cadera, pero sus compañeros fueron a visitarlo convaleciente «con la bolsa de los impresos y documentación para firmar como candidato. «¿Pero venís a visitarme o a enredarme otra vez?», cuenta sonriente.
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La clave del éxito, asegura, es que «si se está en un cargo, hay que atenderlo. Esto funciona bien porque estamos trabajando cada día», al igual que hay que querer a la tierra de donde se es.
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