Burgohondo es, en sí, toda una belleza, marcada por los preciosos paisajes y por el paso del río Alberche, a lo que se une un patrimonio conocido y por descubrir por los visitantes. La tentación de bañarse en el río o caminar por las rutas de senderismo es un gran atractivo para los amantes de la naturaleza, que encuentran tranquilidad, pero también mucha vida entre sus monumentos y calles. A quienes les gusta el turismo rural se sienten atraídos por una localidad donde ya la propia oficina de turismo es el comienzo de la visita a este municipio. En una zona céntrica del pueblo, la oficina está enclavada en la ermita de los Judíos.
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Una recomendación imprescindible es visitar los principales monumentos de la localidad, entre los que reina la abadía de Burgohondo, además de la ermita de San Roque, donde nacen unas fiestas que tienen gran devoción en la localidad. Y ya que se está en Burgohondo, no hay que perder la oportunidad de ver el Ayuntamiento y su Plaza Mayor. Este espacio, que es el centro de vida en el pueblo, se convierte en plaza de toros durante las fiestas. Y si se quiere andar un poco más, sin duda despierta todo el interés Las Umbría, una pintoresca serie de caseríos que formaban barrios en las afueras de Burgohondo.
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