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Paula Velasco
Viernes, 6 de julio 2018
Ana Belén Pintado vive en Campo de Criptana, en Ciudad Real, con sus hijos. Pero hace unos años su vida cambió al conocer que sus padres biológicos no eran los que conocía en realidad. «En el año 2010 recibí una llamada de un programa, El ... Diario de Patricia, sobre bebés robados, preguntándome si quería entrar en antena, por si conocía a alguien de los que allí estaban invitados», cuenta. Al creer que se habían confundido, Ana Belén no dio importancia a la llamada, y lo dejó correr hasta que falleció su padre. Fue entonces cuando al ir «a arreglar unos papeles sobre la escritura de la casa», y necesitar pedir la partida de nacimiento, «me dicen que está restringida. Al no dármela, el notario pide un papel y nos mandan unas escrituras de adopción, y solo veo que vengo con apellidos distintos a los que tengo».
Ana Belén no comentó nada con su madre adoptiva, pero coincidió con la época en la que en la televisión comenzaron a florecer los programas sobre la Clínica Santa Cristina, sobre los bebés robados y sobre la monja sor María. A raíz de todo esto «he podido recordar que a mi casa siempre han llegado felicitaciones de sor María, pero para mí era como si llegaran de un familiar más; se ponían como una más en el comedor. También íbamos de vez en cuando a visitarla a Madrid, y mi madre le pasaba un sobre», cuenta.
En los papeles que tiene ahora en sus manos asegura que «los médicos que aparecen en la partida de nacimiento son algunos de los llamados a declarar» en el caso de niños robados. Por otra parte, en las escrituras de adopción que han llegado a manos de Ana Belén no figura ni siquiera el domicilio real de sus padres adoptivos. «Aparece una dirección de Serrano, en Madrid, cuando ellos nunca salieron del pueblo».
Ellos ya fallecieron, pero nunca le dijeron que era adoptada. «Sé lo que sé, como que me trajeron con tres o cinco días, por familiares y la gente del pueblo. Todo el mundo sabía mi situación menos yo», afirma. «De hecho tengo un papel que confirma que mi madre era estéril».
Hoy se ha enterado de que su madre biológica es posible que viva en Ávila. «Me ha llegado una información que da indicios de que mi madre se llama Pilar, que me tuvo con 23 años y que era de un pueblo de Ávila, pero ni sé el pueblo ni los apellidos. Doy por hecho que tenía por aquella época 68 años», explica.
Ahora lo que quiere es encontrarla y por eso aporta su número de teléfono (669 62 09 92) y su fotografía, por si alguien pudiera facilitarle información o reconocer en su rostro algún parecido con una persona de esas características.
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