Ávila, capital del Medievo
La XXI Edición de las Jornadas Medievales Ciudad de Ávila espera congregar a unas 50.000 personas
M. F. J.
Ávila
Sábado, 2 de septiembre 2017
Los estandartes de La Muralla se alzaron el miércoles, generando expectación para los tres días de intensa actividad y ambientación histórica que supone la XXI edición de las Jornadas Medievales Ciudad de Ávila.
Más de 200 actividades culturales se desarrollan sin descanso desde la mañana a la noche, cientos de participantes que engalanan, con sus vestimentas medievales, la ya de por sí feudal Ávila, que constituye con sus Murallas y calles empedradas, el escenario perfecto para este evento.
Se espera una afluencia de público de hasta 41.000 personas, a las que se unirán los 60 actores y músicos que hacen posible dar un paso más en la ambientación medieval: que los estandartes y las túnicas no sean disfraces, sino parte de un escenario vivo.
Un centenar de efectivos de seguridad custodian las calles a pie, en patrulla, en puestos fijos junto a la Catedral o en la Plaza de Zurraquín. La movilización para garantizar la seguridad de los usuarios incluye Policía Nacional, Policía Local, Protección Civil, Guardia Civil, Bomberos y Cruz Roja.

En esta edición, debido a los recientes acontecimientos terroristas que sufrió Barcelona, se ha dispuesto una serie de obstáculos en los accesos a las zonas peatonales más concurridas: maceteros de 400 kilos separan plazas y paseos de los vehículos, una medida que forma parte de la “organización y planificación” del Ayuntamiento, con “todo previsto” según el alcalde, José Luis Rivas.
Como cabeza del Consistorio, deja a un lado el desencanto por no haber obtenido de la Junta de Castilla y León el título de Fiesta de Interés Turístico Regional para estos medievales. Asegura que “todo llegará”, y que lo más importante es que, durante tres días, Ávila se convierta en “la capital de España”.
Si no fuera un evento multitudinario, llamaría la atención igualmente por lo extraordinario del ambiente que se logra. No es sólo el atrezzo de las calles, con sus banderines y alpacas, sino el afán de los abulenses por superarse a sí mismos edición tras edición, añadiendo detalles a su atuendo sin conformarse con el aspecto artificial del disfraz: los seguidores más acérrimos de las Jornadas Medievales visten ropajes que nadie creería que han sacado del siglo XXI.
Al mismo o superior nivel se sitúan los artistas, bailarines, músicos y actores que animan las calles. El realismo medieval alcanza cotas altísimas desde su mismo inicio, con el pregón frente al Ayuntamiento: “buenas gentes de este pueblo, salgan todos a la calle”, anuncia un comediante que aparenta al menos diez siglos de antigüedad, “aquí llegan los teatreros, con afán de entusiasmarles y no presten atención a su aspecto miserable”.
A su alrededor se congrega un grupo de candidatos a pregonero, dispuestos a arrebatarle el pregón y el protagonismo en una escena ensayada una docena de veces. “Rodar y rodar caminos no hay guapura que lo aguante”, añade, señalándose a sí mismo y a sus compañeros con guasa. “Cuando no liendres y piojos, es la sarna o son las hambres”. Aquí radica la ventaja principal de las Jornadas Medievales Ciudad de Ávila; pese a su realismo y ambientación, nadie sufre tales males, aunque los actores se empeñen en simularlo con esmero.

Hasta 18 compañías teatrales se disputan la atención de abulenses y turistas, medievales todos por un fin de semana. Provenientes de distintas provincias españolas, también participan dos compañías francesas que actúan por primera vez en el país. La primera de ellas, Remue Menage, ofrece su espectáculo de zancos con acompañamiento musical, un festín para los amantes de la fotografía y el vídeo.
Pero si hay algo en esta edición que haga las delicias de abulenses y visitantes por su novedad y espectacularidad, es el camello Chamôh, una marioneta gigante de 4,80 metros que, bajo la tutela del grupo francés París Benares, recorre el centro de la ciudad con parsimonia, para asombro de todos. De éste juguete descomunal ya se dice que pasará a ser la imagen del Mercado de las Tres Culturas en esta XXI edición de las Jornadas Medievales.
Las animaciones teatrales no son novedad en Ávila: atracciones de personajes salidos de un viaje en el tiempo, criaturas fantásticas sólo concebibles en la Edad Media: hadas, duendes, demonios. Éste año, destacan dos marionetas que estrenan espectáculo en Ávila: The Grand Duyón y El Minotauro.
En la misma línea, sumando innovación a lo que ya es un éxito, el Mercado cuenta con una exposición de animales exóticos como guacamayos, cucaburras, liebres de la Patagonia, puercoespín, zorro corsac, tortugas o serpientes.
Por si no fuera suficiente para distraer a los pequeños caballeros y princesas de la casa, el rincón infantil ofrece una granja de ocas, de dromedarios, tiovivo medieval, cetrería y cuentacuentos diarios para el público infantil.
La principal atracción, no obstante, y lo que hace grandioso el Mercado Medieval abulense, son los más de 300 puestos artesanos, gastronómicos, de oficios o florales que participan. Este año, más de 250 artesanos se suman a los 70 puestos de artesanos abulenses, entre los que destacan los 30 talleres (de elaboración de pan en horno de leña, herrería, elaboración de hidromiel etc.)
Las Jornadas Medievales, al caer el sol
Por la noche, el Mercado Medieval se transforma de paisaje de cuento a entramado de calles con misterio, gracias al Torneo Medieval Nocturno que organiza Legend Especialistas en el Atrio de San Isidro o al espectáculo pirotécnico de la compañía vallisoletana Kull d’Sac, llamado ‘Mestizaje’.
Inspirado en la mezcla de razas que poblaron Ávila en los siglos XI y XII, incluye gigantes, fuego en movimiento, cambios de colores y diez actores que convierten la Plaza del Mercado Grande en una explosión de sensaciones para los sentidos.
El Torneo Medieval es uno de los espectáculos más apreciados de las Jornadas: sin importar lo anchas que sean las gradas instaladas, el exceso de visitantes obliga a Las Murallas y su base rocosa a servir de asiento improvisado a muchos.
Al ocultarse el sol, la temperatura desciende considerablemente en Ávila, pero eso no impide la congregación de gente en torno al recinto en el que cuatro caballos y jinetes, portando pesadas armaduras, picas y escudos, se miden la fuerza.
Las pruebas que enfrentan a los jinetes, entre humo y fuego, provocan los jaleos del público, abucheos ante las trampas, gritos ahogados cuando las picas se entrecruzan y vuelan las astillas.
Son muchos los elementos a tener en cuenta en las Jornadas Medievales: las impresionantes vistas arquitectónicas de Ávila, los pasacalles de criaturas medievales, las danzas con música en directo; los platos elaborados al momento y al estilo de la Edad Media: carnes, dulces y hierbas; el sonido de los tambores, gaitas y timbales de diferentes culturas, que amenizan el paseo por encima del bullicio de la multitud, con formaciones de música medieval como UT, Acibreira, Turdión o Jabardeus.
Todos ellos, unidos durante 72 horas en la capital abulense, contribuyen a que por una vez e indiscutiblemente, Ávila se convierta en la capital medieval de España.
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