«El Tiemblo presume de ser un municipio volcado con el turismo con el objetivo de ensalzar sus paisajes, gastronomía, vinos y naturaleza de una manera única, sin olvidar la necesidad de generar industrias que creen empleo y fijen población»
Arturo Varas González
Alcalde de El Tiemblo
Jueves, 20 de junio 2024, 07:22
El enclave geográfico de El Tiemblo, como zona fronteriza entre los reinos moro y cristiano, y la situación de España durante la Edad Media hicieron que estas tierras fuesen atravesadas por diversos grupos de uno y otro signo. Los primeros contactos conocidos de los árabes con las tierras tembleñas datan del siglo IX; de esta época además de algunos restos de acequias y conducciones de agua quedan nombres tan significativos como Alberche, Navalaceña, Atalaya, entre otras.
A partir de 1273 adquiere gran importancia la Cañada, al reconocer oficialmente Alfonso X el Sabio el «Honrado Concejo de la Mesta de Pastores». La Cañada salva el río Alberche con dos puentes unidos entre sí, conocidos con los nombres de Valsordo y de la Santa Yusta. El primero viniendo de Cebreros, de tres ojos, es posible que se construyese hacia los siglos XIII-XIV, y el segundo, de un solo ojo, quizás en el XVI.
Durante el siglo XVI, El Tiemblo es testigo del paso de las tropas comuneras del toledano Juan de Padilla; Santa Teresa de Jesús pasó varias veces por esta villa en sus viajes a Toledo; se construye la iglesia parroquial, dedicada a Nuestra Señora de la Asunción.
De decadencia y crisis fueron los siglos XVIII y XIX: la peste, la expulsión de los moriscos, la emigración a América y los muchos impuestos por las continuas guerras, hizo que la economía se resintiera. Para tratar de mitigar el paro se aconsejó la reconversión del campo. En 1767, Carlos III dio facultad y licencia a la villa tembleña para que los vecinos pudiesen plantar viñas. Y once años después se construyó el ayuntamiento.
Los años veinte del siglo XX supusieron para El Tiemblo una etapa de progreso con la construcción de los embalses de Burguillo y Charco del Cura, Escuelas, Convento de Benedictinas, Matadero y Cuartel de la Guardia Civil, actualmente desaparecido, que son una muestra de la construcción neomudéjar de la época.
En la actualidad, El Tiemblo presume de ser un municipio volcado con el turismo con el objetivo de ensalzar sus paisajes, gastronomía, vinos y naturaleza de una manera única, sin olvidar la necesidad de generar industrias que creen empleo y fijen población. De ahí, los esfuerzos desde el Ayuntamiento por disponer de un polígono industrial que garantice un futuro económico brillante, como el que anhelamos para esta tierra nuestra.
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