Ignacio Rosell, epidemiólogo

Especial cinco años de la pandemia

«La salud pública está más presente en los discursos que en los recursos»

Han pasado cinco años, pero el doctor Ignacio Rosell (vallisoletano nacido en Madrid en 1967) todavía se emociona hasta las lágrimas cuando echa la vista atrás. Este epidemiólogo especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, que durante casi dos décadas también fue profesor universitario y ahora se ocupa de los derechos de los pacientes en la Junta, desvela con la voz entrecortada que «sin duda el día más feliz de la pandemia fue el 27 de diciembre de 2020, cuando empezamos a vacunar. Me pareció maravilloso».

Y entonces se acuerda de Araceli, la primera en recibir el pinchazo, «que ha llegado a cumplir cien años yo creo que como saludo a los antivacunas». Y de «las declaraciones de agradecimiento» de Áureo, el primero de Castilla y León, «que tenía 88 años y falleció con 91». Y por supuesto de Sara Bravo, antigua alumna suya en la UVA, que tristemente se convirtió en la médica más joven de España en morir por culpa de la covid-19 con solo 28 años, tras contagiarse trabajando.

«El horror» de aquellos meses Rosell lo vivió en un puesto clave, como secretario del Comité de Expertos nombrado por el Ejecutivo regional. Cuando se le pregunta qué enseñanzas hemos extraído de tanto sufrimiento contesta que «hemos aprendido, en lo institucional, que no hay que provocar alarma social, pero tampoco minusvalorar los riesgos». El SARS-CoV-2 llegó después de «una alerta por posible riesgo de pandemia por gripe A, que finalmente no fue tanto», y del «contagio accidental de ébola de una auxiliar de enfermería que generó un gran pánico». A su juicio, ambas cosas hicieron que «quizás se fuera un poco con pies de plomo» y que «al principio se quisiera tranquilizar en exceso por parte de algún responsable».

Rosell recuerda asimismo que «durante muy buena parte de la pandemia estuvimos muy alineados los técnicos y los políticos, pero hubo un momento en que se produjo un distanciamiento», coincidiendo con el cese de los consejeros de Ciudadanos, y «con el cambio de Gobierno fue menos tolerado que los expertos lleváramos la contraria en algunas cosas».

En el plano personal, confiesa que a pesar de que «lo dimos todo hasta la extenuación», en su fuero interno «siempre llevaremos el dolor de tantos casos». Por eso lamenta profundamente que «el sistema de alertas epidemiológicas con epidemiólogos de guardia que teníamos antes de la pandemia en Castilla y León ahora no lo tengamos», lo que le lleva a sentenciar que «da la impresión de que la salud pública está más presente en los discursos que en los recursos».

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