El legado arquitectónico de la pandemia

El hecho de pasar tantas horas en casa evidenció la falta de adaptación de las viviendas tradicionales a nuevas realidades como, por ejemplo, el teletrabajo. La tendencia en arquitectura pasa por crear espacios más abiertos y flexibles, con estancias multifuncionales que permitan compaginar el trabajo en remoto y el tiempo en familia y que a la vez permitan un mayor disfrute en nuestro ocio. La arquitecta vallisoletana Mercedes González destaca que «hemos mirado más hacia dentro de nuestras casas y valoramos más la calidad de los espacios». Ella ha observado un aumento en la demanda gimnasios, saunas y zonas de relajación dentro del hogar y ha visto cómo cada vez hay una mayor tendencia a los espacios diáfanos. Ahora también las terrazas, balcones y galerías se integran dentro de otras estancias y se convierten en el pulmón de nuestros hogares permitiéndonos un mayor contacto con el exterior. Disponer de una terraza en la ciudad, es ahora todo un lujo. «No sólo queremos una casa bonita. Queremos un lugar funcional donde podamos disfrutar y sentirnos bien», continúa.

Otra de las tendencias de la arquitectura postcovid es la transformación de locales comerciales en viviendas. La crisis del comercio tradicional, acelerada por la pandemia, ha dejado numerosos locales vacíos en las calles de nuestra ciudad. Tiendas, restaurantes, oficinas e incluso trasteros están siendo reconvertidos en viviendas y apartamentos turísticos con techos muy altos y espaciosos salones que sirven también de cocina, comedor y sala de estar. Todo muy funcional, minimalista y en tonos neutros, «para que no cansen». Mercedes González ha llevado a cabo varios proyectos de este tipo. «Antes estos espacios estaban pensados para el comercio, pero ahora la gente prefiere comprar online y quedarse en casa. Es más fácil reformar estos bajos que dejarlos vacíos sin uso», explica la arquitecta.

La pandemia evidenció también la necesidad de repensar las ciudades y el urbanismo para priorizar la salud y el bienestar. La tendencia apunta a la movilidad sostenible y a la creación de más parques, corredores verdes y aceras más amplias. Sin embargo, esto se acabará materializando con el paso de los años. «Las ciudades no pueden modificarse de la noche a la mañana ya que los Planes Generales de Ordenación Urbana (PGOU) se redactan pensando siempre en el muy largo plazo. Por eso, el verdadero impacto de la pandemia en el urbanismo se verá con el tiempo».

Y en lo rural, si bien ha habido un aumento en la demanda de segundas residencias con patios, jardines y merenderos, González cree que la migración hacia los pueblos no ha sido tan significativa como algunos esperaban. «Lo que la gente realmente ha hecho es mejorar su casa en la ciudad y gastar más en ocio y en viajar», opina.

Estas tendencias ya venían gestándose en la arquitectura y en la construcción, pero la crisis sanitaria no ha hecho más que acelerarlas. Los profesionales del sector están más atentos que nunca a asuntos como la flexibilidad, la sostenibilidad y la tecnología en el diseño de espacios, todo para responder a las nuevas necesidades que ya se nos han planteado y a otras que puedan surgir en el futuro. «Nos hemos dado cuenta de que el espacio en el que vivimos influye directamente en nuestra calidad de vida. La arquitectura del futuro será más adaptable y consciente de las verdaderas necesidades de las personas», concluye Mercedes González.