Especial cinco años de la pandemia

Las fotos que nos dejó la pandemia: del Valladolid fantasmal al regreso a la rutina

Ves hoy las fotos, cinco años después, y todo aquello no parece verdad. Valladolid se quedó, de la noche a la mañana, huérfana de peatones. El asfalto dejó de sufrir con los neumáticos de miles de coches. Las aceras parecían más anchas, los adoquines más grandes. Los minutos, encerrados en casa, más largos de lo habitual. Los semáforos cambiaban de luz, aunque apenas había nadie pendiente del rojo y el verde.

Las fotografías de aquellos días nos recuerdan una Valladolid de calles vacías, de peatones en fila india a las puertas de un súper, de perros que pasean a sus dueños, de militares que patrullan una ciudad fantasmal. De vez en cuando, profesionales de guardia con sus trajes de protección (sus epis blancos, sus mascarillas entonces tan difíciles de comprar).

La rutina conocida hasta el momento (y recuperada después) quedó destrozada durante unas semanas sin paseos ni atascos. Nadie miraba los escaparates de unas tiendas cerradas. Nadie iba a recoger a los niños a unos coles de pizarras sin usar. Nadie salía de unos cines de pantallas apagadas, unos bares de cervezas secas, unas peluquerías de secadores mudos.

Valladolid contenía la respiración con miedo, incertidumbre y dolor antes de que, por fin, llegaran los suspiros de alivio. Y entonces, las fases cero y uno, la desescalada, la vacunación, los paseos en franjas horarias, la nueva normalidad. Son palabras mil veces repetidas durante aquella primavera robada y que hoy parecen sacadas de un diccionario olvidado. Pero todo aquello ocurrió.

A continuación, te proponemos un recorrido visual por aquellos meses de confinamiento y reclusión en Valladolid. Y, en algunos casos, comparamos aquellos escenarios de soledad con la imagen actual de esos mismos rincones cinco años después, con el virus controlado y la rutina instalada de nuevo en la ciudad.

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