
Elisa Fernández, enferma de covid persistente
Especial cinco años de la pandemia
«Tengo dolores de cabeza insoportables, me molesta cualquier ruido»Secciones
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Elisa Fernández, enferma de covid persistente
Especial cinco años de la pandemia
«Tengo dolores de cabeza insoportables, me molesta cualquier ruido»Jueves, 13 de marzo 2025, 08:20
Una llamada cambió, hace casi cuatro años y medio, para siempre la vida de la vallisoletana Elisa Fernández. Era noviembre de 2020. Al otro lado ... del teléfono, un rastreador militar que le instaba a regresar a su domicilio lo antes posible y aislarse porque su madre había dado positivo en covid-19 y ella debía hacerse la correspondiente prueba. En ese momento, recuerda, estaba «perfectamente». Sin rastro aún de alguno de los síntomas que aún hoy le acompañan. «Me hicieron la prueba un miércoles, que estaba bien, y el viernes ya di positivo y me empecé a encontrar mal, y a partir de ahí vino todo el calvario que estamos sufriendo», cuenta esta mujer, de 37 años y residente en Mojados.
Aquel día, aunque lo sospechaba por los síntomas que ya padecía, el test de antígenos confirmó la peor de sus pesadillas: se había contagiado del coronavirus. Y desde entonces arrastra unos dolores de cabeza «insoportables», que le limitan en su día a día hasta el punto de no poder ir a trabajar. «Tengo dolores neurológicos en la cabeza, puntos inflamados que no me dejan hacer mi vida diaria. Me molestan los ruidos, tanto altos como bajos, las luces, cualquier sonido fuera de lo normal... Condiciona para todo, desde que te levantas y no puedes encender las luces de casa, no puedes salir a la calle y escuchar los coches, no puedes ir a trabajar...», lamenta Elisa Fernández.
Admite que «intentas vivir con ello», aunque una no llega nunca a acostumbrarse a unos dolores tan intensos. «Es complicado», acota esta vallisoletana, al tiempo que insiste en que «aguantas porque quieres vivir». «Al final quieres vivir, pero te das cuenta de que puedes llegar hasta donde puedes llegar, que tu cuerpo no es el que era antes y no puedes hacer la vida que tenías antes y al final, con 37 años, duele mucho», apostilla.
De hecho, lleva un año y cinco meses de baja laboral (ya estuvo en 2020, tras contagiarse, pero se incorporó al trabajo), ya que le resulta imposible aguantar tanto ruido durante tantas horas seguidas. «Trabajo en un supermercado; las luces, los ruidos, la caja... Escuchar una hora de eso significa estar el resto del día en la cama», señala, mientras precisa que cada cierto tiempo -normalmente tres meses- le inyectan «treinta y tres puntos de toxina botulínica en la cabeza para aliviar» el dolor. «Gracias a eso volví a trabajar durante un año, pero como una vez te dan el tratamiento a los tres meses, otra a los cinco, otra vez a los cuatro... Eso hace que mi cuerpo no consiga regularse. Me han cambiado el tratamiento más de veinte veces, yo creo que no hay una pastilla en el mercado que no hayan probado conmigo. Yo cogí una baja en noviembre de 2020 pesando 57 kilos y he engordado más de 30 de todos los tratamientos que he tenido», explica.
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Ahora mismo, insiste, está «en un punto en el que tolero el bótox». Acciones cotidianas y mínimas como salir a la calle, dar un paseo o mantener una conversación, que antes no podía, ahora lo hace. Y hará todo lo que sea necesario para volver a ser aquella mujer de noviembre de 2020. Porque, subraya, lo único que quiere «es vivir».
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