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La edad a veces es un impedimento más a ojos de otros que a los propios. Carlos Soria bien lo sabe, puesto que a sus 80 años le cuesta encontrar patrocinadores que le acompañen en su deseo de acabar de coronar los 14 ochomiles ... que hay en el planeta. Lleva 12, 9 de ellos tras cumplir los 60 años, y es la persona de más edad que ha hecho cumbre en 7. Este domingo su voz valdrá en el Festival 60+Activos para ver que sí, que si se quiere se puede aunque se supere esa edad.
–En verano mucha gente se va a la playa. ¿Le llama también?
–No me llama mucho [ríe]. Voy de vez en cuando con la familia, pero me doy un baño y me vuelvo a casa y me voy a pasear en bicicleta. De siempre prefiero la montaña.
–A estas alturas, ¿la mochila pesa?
–Siempre ha pesado, pero me encuentro bien. Siempre he sufrido de la rodilla y ahora tengo una prótesis, estoy fortaleciendo la pierna para mejorar la flexión. En las bajadas me duele más, pero cada día voy un poco mejor. El lunes me voy a entrenar al Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada y el 18 me voy a Kirguistán a subir una montaña de 7.200 metros para ir bien preparado al Himalaya. A principios de septiembre me iré a intentar el Dhaulagiri que tantas veces se me ha resistido.
–En su sueño de coronar todos los ochomiles, ¿es esa su bestia negra?
–Así es. No es el más difícil ni el más peligroso, pero he tenido muy mala suerte. He hecho montañas muy complicadas muy rápidamente, como el Makalu; lo hice con 69 años, sin oxígeno, tiene 8.450 metros, y no es fácil de escalar. En el Dhaulagiri he estado a menos de cien metros de la cumbre, a 8.050 metros, como enseñaré el domingo. Aun así me gusta y me lo paso bien pese a las circunstancias pasadas.
–¿Será una de las cuestiones que toque en su charla?
–Yo no soy nada especial; soy un tipo bajito, pequeñajo, tengo los dolores propios de la edad que tengo, pero convivo con ellos. Estoy encantado de lo que he vivido, de lo que he hecho y de lo que puedo seguir haciendo, porque soy un afortunado. El mensaje que quiero lanzar es que la vida no acaba con la jubilación, ni mucho menos. No hace falta que se escalen montañas, se pueden hacer muchas cosas, porque queda mucha vida y hay que aprovecharla.
–¿Se siente ejemplo? Para muchos lo es.
–Me siento muy querido por la gente, por los alpinistas más jóvenes y por quien me conoce; me hace muy feliz. Soy muy afortunado por el trato que me da todo el mundo y estoy muy contento de lo que hago, aunque no lo hago por demostrar nada. Me hace ilusión servir como ejemplo de que se pueden hacer cosas si es lo que queremos. No debe valernos el 'yo ya tengo una edad'.
–¿La edad es un problema a la hora de afrontar estos retos?
–Quiero hacer una buena expedición, con medios, y a nivel de patrocinios me está costando. Cuento con Telefónica, con unos amigos que tienen una pequeña constructora, me está ayudando muchísimo el médico que me ha operado… Aun así, nos vamos a ir bien; quiero ir con el cámara Luis Miguel López Soriano y con Sito Carcavilla, que es geólogo. Otras veces he llevado a más gente, pero ahora tendré que reducir el equipo. Estoy haciendo un sacrificio importante y necesitaría más ayuda, pero si lo estoy haciendo es porque puedo, porque me gusta lo que hago y creo en ello.
–¿Y qué es en lo que cree?
–En contar la verdad; muchas veces la montaña se exagera y todo el mundo parece un héroe, pero no es para tanto. Nosotros contamos es de verdad lo que sucede, los sherpas que llevamos, lo que hacemos, cómo es aquello… Nos da muy buen resultado, porque gusta lo que hacemos y cómo lo hacemos, y por eso estoy haciendo lo imposible a pesar de la rodilla, porque tengo ganas e ilusión por lo que hago.
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