Visitar un museo sin salir de casa
La digitalización de fondos, apps y redes sociales son los cambios más visibles en el sector, en aras de atraer y fidelizar al nuevo público online
Los museos fueron concebidos como espacios estáticos, donde conservar nuestro patrimonio y nuestro pasado. Sin embargo, con la irrupción de la digitalización en el sector museístico, ahora las exposiciones se visitan, se contemplan y se recorren desde un dispositivo, desde casa y hasta en pijama. Según el Consejo Internacional de Museos, «al compartir el patrimonio de la humanidad y su entorno, con fines de educación, estudio y disfrute, los museos sirven a nuestra sociedad». Con estas mimbres, si el objetivo es compartir y difundir el patrimonio, cuanto más accesible sea, tanto mejor. Las nuevas tecnologías contribuyen a ello. Están al servicio del arte. Se han convertido en el gran aliado de galerías y otros espacios expositivos y culturales, como bibliotecas, archivos, monumentos y emplazamientos. Especialmente a raíz de la pandemia, que si algo bueno trajo, fue actuar como revulsivo para la creación de experiencias para los visitantes presenciales y también para los usuarios virtuales, que no dejan de crecer. El mayor desafío ahora para los museos, es atraer y mantener a estos nuevos consumidores, al tiempo que lograr la protección, conservación, restauración, investigación, difusión y promoción de las colecciones.
La tecnología tridimensional (3D), el 5G, la inteligencia artificial y la realidad virtual o aumentada, son algunas de las tecnologías que más se emplean en los museos y que abren infinitas posibilidades. Los últimos veinte años han resultado claves. «La relevancia del museo como institución esencial, surge de la relación que mantiene con sus usuarios y en ese ámbito la tecnología es una herramienta poderosa», explica todo un entendido en la materia, José Luis Hoyas Díez, Jefe de Servicio de Museos de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León. En su opinión, la cuestión no es tanto las herramientas de que se dispone, sino el modo en el que éstas se utilizan. De ahí que los museos empiecen a entender que es preciso integrar la estrategia digital en su estrategia global hasta impregnar todas las áreas de trabajo. «Esto es básico para evitar la mera trasposición en línea de eventos presenciales a riesgo de producir prácticas digitales que reemplacen actividades en lugar de complementarlas», afirma.
La digitalización de los museos está cada vez más presente en la conservación y difusión de los bienes culturales que custodian. De este modo se han ido incorporando recursos para el inventario y catalogación de los mismos, como por ejemplo, el Sistema de Documentación y Gestión Museográfica Domus, que cede el Ministerio de Cultura y Deporte y que en la actualidad permite consultar 341.000 fondos y 595.684 imágenes de un total de 118 instituciones museísticas españolas. Este portal, además, es un punto de acceso a colecciones de museos de diferentes países de todo el mundo.

La digitalización también ha impulsado y transformado de manera significativa la relación con los usuarios. Desde la gestión y acceso de los visitantes, hasta el estudio de los modos de visita de éstos, o pasando por facilitar el acceso a la investigación científica que, en último término, favorece la elaboración de contenidos que pueden ser utilizados para completar la educación formal o no formal. Por otra parte, la experiencia de la visita se ha visto mejorada en buena manera, bien a través de recursos informativos como las audioguías, signoguías, códigos QR, o mediante el uso de la Realidad Virtual o de la Realidad Aumentada, «que han traído esa nueva moda de las exposiciones inmersivas y que vienen a ser el equivalente museal de las macrogranjas», continúa Hoyas.
La digitalización y las TIC, dan respuesta a las exigencias de democratización del conocimiento en general y del arte en particular. Así, las herramientas CRM son indispensables para gestionar la experiencia completa del usuario y las interacciones. Las Apps permiten conocer con detalle determinadas colecciones y obras, pudiendo hacer visitas guiadas, o hacer zoom sobre piezas concretas y consultar contenidos educativos. Las redes sociales sirven como canal de comunicación directo con los visitantes y también para atraer a un público nativo digital. Los chatbots pueden ayudar en la atención al público, a la hora de resolver consultas y dudas sobre una muestra concreta o una pieza determinada. Con la realidad virtual o aumentada se puede hacer disfrutar a los visitantes de una experiencia inmersiva y única, convirtiéndoles en espectadores activos. A través de los beacons (balizas, en español), que funcionan con tecnología bluethooth, se permite al usuario realizar visitas mucho más personalizadas en función de sus intereses y necesidades y también a los responsables conocer mejor cómo interactúan los visitantes en los espacios o cuáles son las salas más visitadas. También la gamificación, que bien usada, puede estimular el proceso de descubrimiento cultural y aprendizaje. Porque los museos son espacios de culto, pero eso no implica que visitarlos no pueda ser divertido. También existen numerosas tecnologías aplicables a la seguridad, para cuidar y proteger las piezas expuestas. «Algunas aplicaciones tecnológicas, como Internet, han contribuido en gran medida a romper lo que se ha venido en denominar la quinta pared de los museos. Esto ha incrementado el diálogo con el público ya que, a través de las redes sociales, se puede mantener una conversación que permite fomentar la participación del público en la programación y en la mejora de los servicios que presta el museo, incrementar la accesibilidad a sus contenidos o realizar acciones de difusión y marketing. No obstante, los museos deben ser también conscientes de la existencia de brechas digitales y de la necesidad de adoptar medidas para salvarlas», explica José Luis Hoyas.
La pandemia, punto de inflexión para el sector
La pandemia marcó un punto de inflexión para el sector. Según el reciente estudio 'Digitalización en pequeños y medianos museos' realizado por la Plataforma de Tecnologías Multimedia y Contenidos Digitales (eNEM), secretariada por AMETIC y financiada por el Ministerio de Ciencia e Innovación, la Covid ha sido un gran acelerador de la virtualización de los servicios de estos museos. Así, el 74% de ellos, han impulsado la comunicación con su público con la implementación de redes sociales y el 63% ya permite la compra de entradas de manera virtual. El 100% disponen de página web y el 89,5% permite a sus visitantes el escaneo de códigos QR, sin embargo, solo un 28% tiene herramientas para gestionar big data, guías interactivas y geolocalización.
Otro gran cambio que ha traído consigo la pandemia es el mayor control de los accesos. Concretamente, el 53% de los pequeños y medianos museos españoles vigilan los aforos y flujos de visitantes, lo que garantiza la seguridad del público y facilita su acceso de una manera controlada y escalonada. Aún así, quedan importantes retos que afrontar ya que sólo 1 de cada 4 museos dispone de una colección virtual y sólo 1 de cada 10 dispone de soluciones implantadas de realidad virtual y aumentada, reproducción de obras en 3D o tecnología blockchain para la custodia en el desplazamiento de las obras.

En los peores meses del 2020 (de marzo a noviembre), con prácticamente la totalidad de los museos del mundo cerrados por el coronavirus, muchos de ellos se dedicaron en cuerpo y alma, a reforzar su actividad digital. En ese sentido, el Observatorio de Museos de España (OME), a través de su estudio «Los museos españoles ante la pandemia de COVID-19», destaca el impacto que sufrieron estos espacios culturales, pero también de la resiliencia de este sector comprometido con sus funciones y con la sociedad. Según este estudio ente los meses de marzo y noviembre de 2020, los museos dieron un gran impulso a la conexión digital con el público. De hecho, la actividad digital fue una de sus líneas de trabajo más importantes. Los museos la utilizaron como herramienta para mantener el contacto con el público y para apoyar la reapertura a través de campañas en su web o redes sociales. El 68% de los museos aumentó la disponibilidad de materiales en su web, sus redes sociales u otras plataformas. Cabe destacar, que el 86% de los museos aumentara el número de seguidores de sus redes sociales y de la interacción con ellos. Sin embargo, las consultas a las webs registraron caídas durante el confinamiento, lo que parece indicar que sus visitas están ligadas a la visita presencial. «Durante la pandemia se observó un incremento de la actividad online de los museos de Castilla y León, una respuesta inmediata e instintiva a la demanda de un público desorientado, que acudió en su angustia a instituciones de confianza. La constatación del papel del museo como un bien esencial de la ciudadanía se manifestó mediante cambios en las webs, ofrecimiento de recursos educativos, liberación de datos abiertos de colecciones o impulso de tiendas y mecenazgos», destaca José Luis Hoyas, quien además forma parte del Consejo Asesor del Observatorio de Museos de España (OME), en representación de Castilla y León. «Sin embargo, no hay que dejarse engañar por esta explosión colectiva de recursos en línea. Ni las tecnologías han mejorado significativamente a causa de la pandemia, ni se ha mantenido la demanda de recursos culturales digitales, que no pasó más allá de unas semanas, ni parece que la mayoría de los museos haya cambiado su estrategia para retornar a un plácido devenir. En definitiva, no hay que dejarse llevar por el utopismo y pensar que la tecnología va a solucionar todos los problemas que tienen los museos», prosigue este experto.
Habría que analizar los cambios introducidos teniendo en cuenta el abismo que existe entre museos grandes y museos pequeños. No son comparables ni en presupuesto, ni en prestigio, ni en recursos, ni en capacidad, las «grandes ballenas museísticas», con los centenares de museos pequeños, que son la mayoría, los que trabajan a pie de calle con el ciudadano medio y los que realmente construyen y mantienen el ecosistema museístico. «Estos museos pequeños no son beneficiarios de estudios de big-data como el que hizo Telefónica para el Reina Sofía en la exposición «Piedad y Terror en Picasso. El Camino a Guernica» o no tienen la fortuna de que Google Arts & Culture fotografíe sus obras en altísima resolución, como en el MNAC, de Barcelona. Naturalmente las empresas punteras buscan un retorno inmediato y potente a los recursos que ceden y eso no está al alcance del humilde museo municipal o de cualquier centro museístico inadvertido de la España desocupada», puntualiza Hoyas.
Casos de éxito de digitalización en museos:
•El Museo de Arte Africano Arellano Alonso de la Universidad de Valladolid: lleva años comunicándose en redes con su público y participando en eventos y reuniones que apuestan por la digitalización del museo. En los últimos tiempos ha reforzado su presencia online con una visita virtual o unidades didácticas descargables. También propone contenidos en Youtube, Instagram, Spotify o Ivoox. Alguna de sus iniciativas más destacadas son las historias africanas que narran voluntarios de la Universidad Permanente Millán Santos de la Universidad de Valladolid, así como entrevistas a profesionales y visitas de expertos.
•El Museo de la Fundación Joaquín Díaz - Urueña (Valladolid) es un modelo de referencia en la digitalización de colecciones de bienes culturales en museos. Destaca el «Archivo de la Tradición Oral» de Castilla y León, un portal de Internet desarrollado por la Fundación Joaquín Díaz y ofrecido online desde su página, que sirve de escaparate virtual de la historia oral de la comunidad a través de miles de testimonios grabados y recogidos desde mediados del siglo XX. También la digitalización del archivo sonoro de las más de 22.000 grabaciones de campo, realizadas a finales de los años 70 y 80 del pasado siglo y que pertenecen a diferentes fondos (Joaquín Díaz, Ángel Carril, Mariano Pérez), o las colecciones de Aleluyas y Pliegos de Cordel, además de varias exposiciones virtuales, convierten este extenso e importante legado en el «repositorio de la vida y la palabra», explica el etnógrafo Joaquín Díaz.
•Museo de la Evolución Humana-Burgos: Ha apostado fuerte por las TIC para seguir acercando su contenido expositivo a sus visitantes. Su aplicación móvil 'Museo de la Evolución Humana', impulsada por Fundación Orange y GVAM en el marco del proyecto Áppside, propone una visita guiada adaptada a las personas con discapacidad visual o auditiva a través de audiodescripciones, subtitulado y vídeos en Lengua de Signos Española. Contiene tres recorridos: el del Museo de la Evolución Humana, el de los Yacimientos de la Sierra de Atapuerca y el del Centro de Arqueología Experimental de Atapuerca (CAREX). También se podrá ver la programación y el calendario de exposiciones.
•Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC) - León: Su amplia oferta cultural y educativa se completa con diferentes propuestas online, diseñadas para ofrecer una programación cultural accesible a toda la ciudadanía. A través de los canales de YouTube e Instagram (@musacmuseo), se cuelgan vídeo-entrevistas sobre las exposiciones, con los testimonios tanto de artistas como de los comisarios de las muestras; así como recorridos guiados en directo por las muestras y vídeo-talleres con actividades lúdicas en torno a las exposiciones.
•Museo Nacional de Escultura: un referente centenario como institución museística, que encara el futuro desde lo digital. Su web permite disfrutar de la tridimensionalidad de la arquitectura y la escultura en un recorrido artístico que abarca desde el siglo XIII hasta el XVIII y con tres paradas: el Colegio de San Gregorio, sede de la colección histórica, con una excelente representación de escultura española de la Edad Moderna, el Palacio de Villena, sede del belén napolitano del siglo XVIII y la Casa del Sol, con una colección de réplicas procedentes del extinto Museo Nacional de Reproducciones Artísticas. Dispone también de una App desarrollada por la Fundación Orange, que incluye cinco propuestas de recorrido a través de audios e imágenes adaptados a las necesidades de las personas con diversidad funcional visual o auditiva. Además está CloudGuide, una plataforma gratuita para disfrutar de este museo a través de los distintos itinerarios.
•Casa Lis (Museo de Art Déco y Art Nouveau) - Salamanca: Emplea las TIC en diversos ámbitos de la gestión, conservación, educación y comunicación destacando su aplicación en el caso de la digitalización de obras, tanto en su investigación, catalogación y archivo, como en su comunicación a través de canales como Google Arts, que permite al público disfrutar de las piezas del museo en alta definición, crear sus propias colecciones y galerías virtuales y compartirlas. A través de la web y redes sociales difunde conocimiento, acerca el arte a su comunidad virtual y realiza actividades participativas que complementan la actividad presencial. Dispone de plataformas online para atraer nuevas audiencias, proyectar su marca, fidelizar a los visitantes e incrementar la captación de recursos, ya que también gestiona su Tienda de Lis online. A ello se suman sus aplicaciones de gestión con sistemas digitales y conectados a la nube para la comercialización de entradas, venta de artículos a través de las tres Tiendas de Lis físicas y la gestión interna del Café y la Terraza de Lis.
•Museo Patio Herreriano – Valladolid: Su web incluye información documental y visual en su Catálogo Razonado. Así, sus fondos artísticos son más accesibles para todos los públicos. Todas las obras y artistas de la colección, alrededor de 1.000 piezas, están registrados en fichas calcográficas con una amplia información, que incluye comentarios críticos de las obras, datos bibliográficos o aspectos biográficos de los autores. Además, el Museo ha actualizado sus sistemas de seguridad consiguiendo un sistema de protección global, integrado, escalable y abierto a las soluciones y productos del mercado actual y futuro, siguiendo los consejos del Comité Internacional para la Seguridad de los Museos y con el doble fin de proteger el patrimonio material depositado en el museo y a los visitantes.
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