El lado afable y dialogante de un candidato experimentado

Marcos Sacristán Represa (Olmedo, 1947) llega a esta segunda vuelta recién cumplidos, el martes pasado, los 67 años. En el debate de El Norte dejó una muestra del carácter que según sus allegados le define. Contestó, molesto, al acoso dialéctico al que le sometía Felipe Cano:«Felipe, ¿por qué me ofendes?», le dijo con cierto enojo. «¡Cómo tuvo que ser la cosa para que dijera eso!», comentaban al día siguiente fuentes cercanas a su candidatura. Y es que su carácter afable, abierto al diálogo, llega justo hasta el momento en que considera que hay que poner los puntos sobre las íes y zanjar la cuestión.

«Es bondadoso, nunca habla mal de nadie», le define un amigo veterano. Y se ha pensado mucho lo de volver a presentarse al Rectorado por varios motivos. Primero, porque quería saber si contaba con los suficientes apoyos para ello.Segundo, porque ahora que es abuelo tiene dos hijos, chica y chico, que ya están en el mercado laboral le reclaman para otras funciones. Aunque sea a costa de tener que aparcar por un rato el cigarrito que no le abandona desde que hizo la tesis, que por cierto resultó calificada no solo con un cum laude, sino con el premio extraordinario de doctorado.

Ya antes de eso había dado muestra sobrada de su capacidad al obtener la licenciatura en Derecho por la Universidad de Valladolid (con 22 años) con la calificación de sobresaliente. Es catedrático de Derecho Mercantil desde enero de 1987.

A sus muchas publicaciones, y a las investigaciones en universidades como la de Bonn (Alemania), Pavía (Italia), Coimbra (Portugal) y alguna francesa, se une su experiencia previa como rector presidente de la Comisión Gestora de la Universidad de Burgos desde julio de 1994 hasta septiembre de 1997. Y, obviamente, el Rectorado de la UVA desde hace cuatro años.