Borrar
Consulta la portada del periódico en papel
César Pérez Gellida en el Zero Café con uno de sus dueños./ Henar Sastre
Marketing urbano de un Valladolid de novela
VALLADOLID

Marketing urbano de un Valladolid de novela

El escritor César Pérez Gellida repasa algunos de los escenarios más importantes de la ciudad en la trilogía con la que lleva vendidos más de 70.000 ejemplares

LORENA SANCHO

Domingo, 4 de mayo 2014, 19:51

Parte de él está en Augusto Ledesma. Y mucho de lo que ofrece el protagonista forma ya parte de él, de su creador. Porque la trilogía que ha lanzado al éxito a César Pérez Gellida ('Memento mori', 'Dies irae' y 'Consummatum est') tiene mucho de este vallisoletano. Más allá de una historia que ni siquiera tenía pensado publicar, pero que con la oportunidad de los seis capítulos en el despacho correcto, le cambió la vida. Primero el trabajo (dejó su puesto como director comercial y marketing) y después la ciudad, con el traslado a Madrid. En ella, en esta novela de la que ha vendido ya más de 70.000 ejemplares, se encuentra la marca de Pérez Gellida, sus gustos musicales, gastronómicos y urbanos. Porque entre los escenarios elegidos para narrar esta trama, hay infinidad de espacios de Valladolid.

El Viejo Coso, la antigua plaza de toros de la ciudad, es la zona elegida para que el protagonista, en su regreso a Valladolid, encuentre una casa en alquiler. «Le gusta vivir en zonas tranquilas y que tengan un significado especial porque es un tanto sibarita», especifica Pérez Gellida. En el Viejo Coso se desarrolla una escena en la que se monta un dispositivo policial para detener al protagonista. ¿Por qué el Viejo Coso? «Conozco esta plaza porque tengo un amigo que vive aquí y es un sitio no solo especial para Valladolid, sino que es raro encontrar algo parecido en otra ciudad, con una burbuja de tranquilidad, paz y sosiego en el centro. Me encajaba perfectamente para residencia de Augusto, quizás porque me encantaría vivir aquí», confiesa.

Él, César Pérez, vivió a pocos metros, en la calle Santo Domingo de Guzmán, una de las más desconocidas y bonitas de la ciudad. Este «rincón único» acoge una de las escenas de Memento Mori, el primero de la trilogía. «Es una calle por la que apenas transita nadie, con un convento y pocas casas. En esa calle no se escucha nada, tus pasos, con una iluminación siniestra, un pavimento adoquinado y un trazado que hace una especie de curva y si te metes por la noche resulta un tanto tétrico», describe el autor.

A él le transmite mucho, porque «es un rincón especial de la ciudad que no todo el mundo conoce». De hecho asegura conocer muchos vallisoletanos que han ido a conocer la calle tras la publicación. «Hay gente de la propia ciudad que está haciendo un recorrido por estos escenarios y se sorprende al ver por ejemplo esta calle. Eso sí es sorprendente», dice.

La personalidad del protagonista, Augusto Ledesma, principal sospechoso de un crimen con el que empieza la trama, está guiada por su guarida, el Zero Café, ubicado en la actual calle San Blas. Toda la trilogía tiene una banda sonora, poemas y músicas con las que se comunica un Augusto Ledesma incapaz de empatizar con la sociedad. «En cada momento le viene un poema o música a la cabeza y esto lo ha mamado en el Zero. Es su guarida y donde conoce a la chica que asesina en Memento Mori». ¿Por qué este café? «He ido mucho al Zero Café por la música. Si algo le aporto al personaje son los gustos musicales. Me encajaba mucho por ser un lugar donde la música es la razón de ser y cuadraba en el perfil psicológico de Augusto Ledesma».

Luis y Paco, los socios del establecimiento, también están presentes en el libro. «A Paco (conocido como 'Devotion') estuve valorando matarlo en la tercera parte», bromea el autor. Aquí, al Zero Café, vienen muchos lectores en busca de los detalles que César Pérez aporta en la trilogía. «Piden incluso el Gin Tonic Augusto», dice Paco.

La fachada de la iglesia de San Pablo, la que Augusto se queda mirando tras cometer una fechoría, también queda inmortalizada en la novela. Al igual que Angustias, Bajada de la Libertad y Plaza Mayor, donde discurre una persecución a pie por parte del inspector de policía.

Pero no solo el centro tiene cabida. Los barrios también se reflejan en la trilogía. César Pérez pensó en un barrio para que viviera la madre del protagonista. Era o Pajarillos o Arturo Eyríes. Paseó por este último y se encontró con una pintada que decía 'Muérete Vieja'. Ya tenía ubicación para la vivienda de la madre de Augusto.«Ahora mucha gente sube la pintada a las redes sociales relacionándola con la trilogía».

Restaurantes y bodegas, del gusto del autor, se cuelan en la narración. Desde La Parrilla de San Lorenzo, el Lagar de Venancio y La Española cuando Besa, a los vinos de bodegas como Abadía Retuerta, Pago de Carraovejas y Mauro. «Rodolfo Sancho (policía) es un talibán del vino de la Ribera y los vinos que yo aporto coinciden con mis gustos. De hecho las bodegas después se han puesto en contacto conmigo para agradecer que hayamos incluido estos vinos».

Son así innumerables los escenarios vallisoletanos que este escritor ha querido incluir en esta exitosa trilogía, cuya tercera parte se ha publicado recientemente con gran éxito de la crítica especializada. La editorial y el propio autor están ahora en contacto con el Ayuntamiento de Valladolid para poner en marcha una ruta que recorra los escenarios más significativos de esta trama.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Marketing urbano de un Valladolid de novela