CARLOS ÁLVARO
Sábado, 26 de abril 2014, 12:44
«Cualquiera que conozca la poesía sabe la conexión entre el pincel y la palabra», dijo ayer el poeta Santiago López Navia, que apadrinó el último trabajo del escritor segoviano Amando Carabias, 'Los andamios de los pájaros' (editorial La isla de Siltolá). Carabias, que además de poeta y escritor es empleado de la Diputación Provincial de Segovia, ha construido en esta ocasión un poemario a partir de las reflexiones que le inspiró en su día una exposición de su hermano, el pintor Mariano Carabias, basada en retratos de personajes de la antigüedad realizados a partir de modelos contemporáneos.
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¿Qué encontrará el lector en 'Los andamios de los pájaros?
Se trata de una reflexión realizada a partir de la exposición que Mariano Carabias exhibió en el año 2010 en el Colegio de Arquitectos de Segovia. 'Tocar el Humo' se llamaba. Al contemplar aquellos retratos me surgieron una serie de reflexiones acerca de lo poco que cambia el ser humano a lo largo de la historia. 'Los andamios de los pájaros' es un poemario en el que hay una especie de diálogo entre pintura y verso, que es una vieja tradición literaria, aunque en el libro no se observa como tal y es el propio lector el que debe percibirlo.
Quiere decir que los retratos que pintó Mariano Carabias le inspiraron los versos.
Sí. Lo que hizo Mariano fue representar a figuras de distintas épocas de la historia, de la civilización griega, de la romana, del judaísmo, del antiguo cristianismo, etcétera, a partir de retratos de rostros contemporáneos. Curiosamente, los modelos fuimos familiares y amigos, en su mayoría, y me resultó sumamente curioso ver por ejemplo a mi hija caracterizada como una joven del Renacimiento, o a mi padre en el papel de Moisés, o a un tío mío como un senador romano. Esto me llevó a reflexionar y concluir que el ser humano, en el fondo, no ha cambiado nada y que, con cambiarnos de ropaje, podemos ser otra persona. Cambia la moda, la tecnología... hoy tenemos teléfonos móviles e internet, pero, a la hora de la verdad, lo esencial no varía en absoluto y sigue siendo exactamente igual antes que ahora. Esto es lo que, poco a poco, me llevó al poemario.
¿Y usted, su rostro, estaba en esa exposición?
Sí, era el profeta Elías. Aquello me desbordó porque Elías y esto mi hermano no lo sabía es uno de los personajes bíblicos que más me llaman la atención, por su búsqueda de Dios, por cómo denuncia la política abusiva de la mujer del rey y es perseguido por ella, por cómo tiene que salir al desierto y en el desierto se empeña en seguir buscando a Dios... Hay un terremoto y Dios no está en el terremoto; hay un fuego tremendo y Dios no está en el fuego... y por fin un día llega una suave brisa y se tira al suelo y se tapa porque es Dios el que viene. Eso es para mí muy significativo. Es el hilo argumental de toda la Biblia.
¿En qué momento se encuentra la poesía?
(Sonríe). Bueno, pasa como con el teatro: siempre está en crisis. Pero yo creo que no. La poesía está hoy muy viva. Hay muchísimas personas que escriben poesía en todas partes. Se palpa en internet. Y me gusta porque creo que, cuanta más cantidad haya de algo, más calidad se logrará al final. ¿Hay calidad? Pues no lo sé. Es el tiempo el que quita o pone a cada uno en su sitio y el que va decantando. Además, los gustos del momento no tienen nada que ver con los del futuro. Hay poetas que en su día fueron grandes y hoy están absolutamente olvidados. Pero la base está ahí. También soy de los que sostienen que en épocas de crisis, en épocas complicadas, se vuelve a la poesía. Lo observo todos los días. Y en España, concretamente, existe un afán por encontrar nuevos caminos. Ahora hay una lucha dialéctica entre quienes abogan por la antipoesía, en el sentido iconoclasta de romper con todo lo anterior, y quienes no quieren desprenderse de lo tradicional. Ese debate está en el mundo de la poesía.
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¿Ha ayudado Internet en este despertar de la poesía?
Muchísimo. Estoy convencido de ello. Publicar es muy complicado, como sabe todo el mundo. Puedes editarte si te lo pagas, pero que te publiquen, en el sentido tradicional, es otro cantar. Los blogs satisfacen ese ansia por publicar que suele tener el poeta. Y son muchas las personas que se conforman con ir publicando poco a poco en internet. También se da el caso de poetas que estamos publicando en la red y que, precisamente por ello, hay editores que nos están llamando y proponiendo cosas.
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