Tomás García Yebra arremete contra el sistema educativo en su última novela

«No me hagas culto, hazme lúcido; la cultura domestica, la lucidez desenmascara». Sobre esta idea pivota la trama de una novela que nace, crece y explota en el rostro del lector con la saludable intención de desenmascarar a políticos, banqueros, especuladores, estafadores o a ciertos jueces, publicistas y periodistas, entre otras especies de la fauna ibérica. Tomás García Yebra, escritor y periodista cultural vinculado al Grupo Vocento durante más de dos décadas, lanza con 'El profesor chiflado y Mister Wert', una auténtica carga de profundidad contra el sistema educativo.

En el libro, Don Eufrasio Tónico, un experimentado profesor de sesenta años, imparte clase de Lengua y Literatura en un colegio finlandés de Madrid. Sus revolucionarios métodos, su original manera de afrontar las clases causará recelo entre el resto del profesorado. Sabina Aldecoa, directora del centro y deudora de la Institución Libre de Enseñanza, le defenderá contra viento y marea. El profesor, ciertamente, es único. Sus alumnos y alumnas, también lo son.

«Yo pregunto qué es la cultura, si saberse cuadros de memoria o saber pensar, analizar, comprender las situaciones de la vida. Por desgracia, lo que inculcan desde el sistema educativo no es todo esto. Lucidez es tener capacidad crítica para plantearse todo y crear más expectativas, pero esto no conviene. La gente ve 'Sálvame', es un negocio y todos los gobiernos quieren ciudadanos que no piensen más que lo que a ellos les interesa», señala el escritor.

«Ningún Gobierno añade ni de derechas ni de izquierdas, quiere ciudadanos que piensen por sí mismos. En las escuelas estaría bien que hubiera clases, por ejemplo, para conocer cómo se gestiona el dinero, qué se hace con él, cómo funcionan las hipotecas y todo este tipo de cuestiones que son con las que todos se van a encontrar en la vida. Pero claro, eso no interesa, parecen temas tabú, porque al capitalismo quiere gente que pueda manejar».

Este periodista fuertemente vinculado a la localidad abulense de Las Navas de Marqués, donde abrió una librería-museo, arremete contra muchas formas de cultura. «El guante del hombre es la codicia, parece que va en la genética del ser humano, que lleva en la sangre, la cultura del pelotazo, del ganar dinero fácil a toda costa. La democracia es puro fascismo. Hay poderes brutales como el de Hollywood que nos vende todo lo que quiere. Lo que ha hecho la CIA y Estados Unidos es peor que el holocausto nazi».

La manera que en las aulas se plantea el fomento de la lectura es, a su juicio, otro error. «Que los alumnos piensen, que valoren, pero no se puede imponer a chavales de 15 años que lean los libros que se les propone, porque el efecto será el contrario, acabarán aburridos y teniendo asco a la lectura. Hay que llevarles a las bibliotecas públicas y que escojan los libros o cómics o lo que quieran de verdad. Y luego, hablar, participar, cambiar opiniones y que ellos mismos puedan debatir y llegar a conclusiones», asegura.

García Yebra propone, a cambio de imposiciones, algo tan sencillo como sentirse a gusto. «Parece que divertirse, tener entusiasmo, estar a gusto con lo que haces molesta a las clases dirigentes o a los directivos, tanto en el trabajo como en la escuela. Yo creo que cuanto más a gusto estés con lo que hagas, mejores resultados habrá, porque serás más eficaz en el colegio, en el trabajo y en la vida».

El escritor madrileño considera que el principal problema de la enseñanza española «es el profesorado. No es lo mismo saber que saber enseñar. Es un problema que en Finlandia, por ejemplo, han resuelto por la alta capacidad de los profesores para dar clase y para que los alumnos se interesen por todos los temas. Es necesario que que el profesor sepa inculcar el entusiasmo por saber, conocer, resolver. Pongo, por ejemplo, el caso de Simeone y cómo ha sabido contagiar a sus jugadores del Atlético todo su espíritu. El alumno necesita creer en su profesor y este ser el primero en dar ejemplo».

El autor descarta apuntarse al carro de las críticas a la polémica Lomce. «No va contra la ley Wert explica sino contra el sistema educativo, el sistema de enseñanza. A la familia del ministro Wert la conozco desde hace años e incluso hago un guiño simpático como homenaje a Ricardo Wert, el padre del ministro, que escribía novelas policíacas».

Escribir como Delibes

Respecto a su estilo literario, considera que «escribir de forma clara y sencilla parece fácil, pero en realidad es dificilísimo. Es complicadísimo escribir como Miguel Delibes. Ahora, parece que todo tipo de escritura o literatura tiene que ser enrevesada, y sucede también con el lenguaje de entidades bancarias o incluso las leyes judiciales. Es mi caballo de batalla, pero clarificar no interesa para quien tiene el poder».

A lo que sí se apunta el escritor es a la ola de críticas contra la situación que vive el país. «Es increíble que en España no haya habido una revolución social con la cantidad de barbaridades que han sucedido, por ejemplo con el tema de las preferentes. Cómo han engañado y estafado a la gente y todavía no han reaccionado», proclama.

Después de repartir leña a diestro y siniestro el escritor y periodista deja la última andanada para el blanco preferido de los españoles. «Los políticos se van de rositas, cuando son los culpables de la situación que está pasando España. El sistema está podrido, apenas ninguno de ellos ha ido a la cárcel, igual que muchos banqueros, y sin embargo, a un ciudadano le pueden encarcelar por robar una gallina o no pagar una multa de tráfico. Los políticos, tanto de izquierdas como de derechas, son unos inútiles y unos corruptos», concluye.