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COCHES, PILOTOS E HISTORIAS

Barbro y Ronnie Peterson

Ella, cronómetro en mano, seguía a su chico desde el box pero un 10 de septiembre de 1978 en Monza los sueños se rompieron y empezó una pesadilla

Santiago Garnica

Sábado, 19 de abril 2014, 22:43

En aquellos años setenta no había telemetría. A los pilotos desde el box se les controlaban sus tiempos mediante cronómetros, en muchos casos en manos de novias o mujeres. Betty Hill, Helen Stewart, Nina Rindt Bueno Nina ya no, desde aquel 5 de septiembre de 1970 en Monza en que se le acercó Jackie Stewart para decirle que Jochen se había ido para siempre en la Parabólica. Eran años duros, cada temporada uno o dos pilotos morían. Y ellas, allí en boxes, sufrían la tensión. La más guapa era Barbro. Cronómetro en mano sabía antes que nadie que su chico era el más rápido. Este no era sino Ronnie Peterson, un sueco nada frío que siempre iba al límite. No era de los mejores a la hora de poner a punto un monoplaza. Pero en carrera lo daba todo. Le daba lo mismo que su coche tuviera una estabilidad errática. Con un contundente toque de volante o pisando de forma brutal el acelerador lo colocaba en la trayectoria correcta con la increíble precisión de un relojero. Había ganado carrera tras carrera en la Fórmula 3 y sobre todo en Mónaco, en 1969 ante los jefes de equipo de la Fórmula 1 y eso le había llevado a la máxima especialidad con un March privado con el que debutó, precisamente en el trazado monegasco, en 1970. Un año antes había conocido a Barbro en una discoteca de Örebro, su ciudad natal. Pasó un año y se reencontraron para no separarse ya más. Barbro le acompañaba a los circuitos. Bellos, jóvenes, eran la pareja perfecta, objetivo de fotógrafos, protagonistas de documentales.

En 1973 entra en Lotus y Ronnie y Barbro se van a vivir a Inglaterra En 1975 se casan y en noviembre de ese año nace una niña a la que bautizan como Nina, por su amiga Nina Rindt, la viuda de Jochen.

Ronnie es el más rápido. En su palmarés en la Fórmula 1 hay 14 'pole position', 25 salidas en la primera fila de parrilla, y en carrera diez triunfos. En la clasificación final del campeonato del Mundo es tercero en la temporada de 1973 con el Lotus 72; y segundo en 1971 con March y en 1978 con Lotus.

Su pilotaje es espectacular: «Ver a Ronnie haciendo deslizar el Tyrrell de seis ruedas en las grandes curvas de Interlagos es una imagen que no puedo olvidar. Era todo un arte, era la alta escuela del pilotaje» afirmaba el gran Mario Andretti.

Enorme pilotando e íntegro, un verdadero caballero. Por todo los equipos que pasa: March, Lotus o Tyrrell, sus jefes siempre hablan bien de él. Y los pilotos, también. Cuando en la temporada de 1978 vuelve a Lotus, allí está Mario Andretti que llevaba dos años trabajando para poner a punto el 79 de efecto suelo, una de las ideas revolucionarias de Colin Chapman. Peterson acepta el liderazgo de Andretti y a pesar de que a mitad de temporada ya es más rápido que el italoamericano, cumple su palabra. En Zandvoort, en el Gran Premio de Holanda, Andretti rompe el escape y su coche pierde potencia, pero Ronnie no le adelanta y le cubre las espaldas para que pueda ganar sin problema. Le preguntan porque ha perdido la oportunidad de obtener unos puntos que le podrían situar en disposición de ganar el Mundial. Ronnie, que ha firmado para Mclaren en 1979, y que no pasa por su mejor momento con Chapman, sin embargo no duda: "le di mi palabra a Mario. Si hubiera faltado a ella a mitad de temporada ¿volverían a confiar en mí en un futuro? Le quedan quince días de vida.

Ahora Barbro y él viven ahora en Mónaco. Son vecinos de otro sueco famoso, el tenista Björn Borg.

El 10 de septiembre se va a disputar el Gran Premio de Italia, en Monza. Pero Barbro se queda con su hija Nina en Mónaco. Ronnie rompe el embrague del Lotus 79 y toma el muleto, un 78. El director de carrera solo mira a los coches de las primeras filas y no se da cuenta que aún vienen rodando los de más atrás. Y da la salida. Al llegar al estrechamiento del final de recta es el caos. Hunt intenta evitar una maniobra de Patrese y golpea la parte posterior del coche de Ronnie. El Lotus se estrella contra otros coches: su frontal desaparece. Hunt salta del coche y logra sacar a su amigo del humeante monoplaza. Ronnie está consciente pero tiene destrozadas las piernas. Sin embargo los pronósticos no parecen pesimistas dentro de la gravedad. El propio Peterson comenta que si a Graham Hill pudieron recuperarlo de un impacto semejante el también podrá volver a correr. Entra en quirófano.

Chapman manda su avión particular a Niza para recoger a Barbro y llevarla a Milán. Por la noche todo se complica. Una embolia grasa se apodera del organismo de Ronnie. Cuando por la mañana Andretti llega a la clínica, su amigo ha muerto.

Barbro asiste al funeral en Örebro. Parece un fantasma,. Sus amigos la intentan ayudar a superar el shock. Inicia una relación con el también piloto de Fórmula 1 John Watson. Son cinco años pero en medio sufre varias depresiones: no puede olvidar a su marido.

El 19 de septiembre de 1987 una mezcla de alcohol y tranquilizantes termina con su vida. Hoy en el cementerio de Örebro se puede ver una sencilla tumba: Ronnie y Barbro están juntos para siempre.

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